21 de junio de 2017

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy, por causas ajenas a nuestra voluntad, no hemos podido publicar la audiencia del Papa Francisco. Lo hacemos ahora, aunque un poco tarde, para todos aquellos que quizás por falta de tiempo o cualquier otra causa no han podido leerla y reflexionarla. Con esa intención y buena voluntad lo hacemos.

El Papa nos habla hoy de la importancia de la comunidad. Un comunidad donde los santos, hombres como nosotros, fieles a Jesucristo, han dado su vida y su obrar en el Señor intercediendo también, por la Gracia del Señor, por todos nosotros. Experimentamos esa intercesión en nuestro propio camino, animados por ellos que también, como nos dice el Papa, lo han recorrido descubriéndonos que, siendo fieles y auxiliados en el Espíritu Santo, podemos también recorrerlo nosotros.






PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles 21 de junio de 2017


Queridos hermanos y hermanas:

Nuestra vida como cristianos está marcada por la presencia poderosa de la mano de Dios que nos sostiene. Y, también, por la asistencia discreta de los santos, que son hermanos y hermanas «mayores» que han recorrido nuestro mismo camino, que han sufrido nuestras mismas penalidades y que viven ya para siempre con Dios. Su existencia nos asegura que la vida cristiana no es un ideal inalcanzable, sino que es posible con la gracia de Dios.

La carta a los Hebreos define la presencia de los santos en nuestra vida con la expresión: «una nube ingente de testigos». Ellos nos rodean invisiblemente, y su compañía e intercesión se hace evidente en los momentos culminantes de nuestro caminar cristiano: como en el Bautismo, donde por primera vez se invoca su intercesión para que Dios nos ayude en la lucha contra el mal. En el matrimonio, para que conserve en el amor y la fidelidad a los esposos que inician el «viaje» de la vida conyugal. En la Ordenación sacerdotal, donde toda la Asamblea, guiada por el Obispo, implora su intercesión en favor del candidato. Y así, también en otras circunstancias de nuestra peregrinación.

Somos polvo, pero amasados con el amor de Dios, y que fieles a esta tierra amada por Jesús, caminamos decididamente hacia la patria definitiva, guiados por una sólida esperanza.

Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que el Señor nos conceda la gracia de ser santos, de convertirnos en imágenes de Cristo para este mundo, tan necesitado de esperanza, de personas que rechazando el mal, aspiren a la caridad y a la fraternidad. Que Dios los bendiga.