22 de julio de 2017

MARÍA DE NAZARET

SASSOFERRATO - Virgen rezando (National Gallery, Londres, 1640-50).jpg
María de Nazaret

Cuando me encuentro con tu Palabra, Señor, me acuerdo de tu Madre. Sí, tu, María de Nazaret, te fiaste de la Palabra de Dios. Creíste y te pusiste en sus Manos. Tú, María de Nazaret, te pusiste en camino, para servir a tu prima Isabel, y abrirte así al servicio de la comunidad que tu Hijo formaría más tarde. Tú, María de Nazaret, anunciaste con tu presencia, su Perdona Divina y Humana, llevándolo en tu seno bendito por la Gracia de Dios. Él, el Hijo enviado, contigo, era ya anunciado al mundo.

Su presencia, acompañada de la tuya, María de Nazaret, despertó de gozo y alegría a su primo Juan, que saltó de júbilo y gozo en el seno de Isabel, su madre. Juan, dentro del seno de su madre Isabel, recibió también el aviso de la presencia del Señor.

Tú, María de Nazaret, escuchaste la llamada de Dios, y la llevaste a tu vida. Y la dejaste hacer en tu camino, y la diste a conocer a todos los que a ti se acercaban. Eres la Madre que acompañas y que animas a caminar hacia el encuentro con tu Hijo. Porque, Él es la Vida y la Verdad que encontramos en el camino.

Hoy, día de santa María Magdalena, primera y mujer, que anunció la Resurrección de Jesús, quiero mirar para ti, Madre de Nazaret y del Nazareno, porque tú fuiste la madre que le acogiste y le diste tu seno, para que se hiciera vida en este mundo. Y para que, por tu Sí, nos abriera la puerta de la libertad y de la vida, liberándonos del pecado y salvarnos para la Vida Eterna. Amén.