El Papa, además de padre, es nuestro amigo. Un amigo que comenzó a serlo desde que el Espiritu Santo lo eligió para serlo y le designo Papa y servidor de los siervos de Dios. Desde entonces, queremos saber todo sobre nuestro amigo. Conocíamos y apreciabamos su teología y ahora conocemos y amamos su delicadeza y hondura pastoral. Pero queremos saber más. Queremos saber donde vive y como vive, porque la vida corriente, el anecdotario de una persona es la urdimbre sobre la que se sujeta lo demás. Por eso traigo a este blog de amigos de Benedicto una anecdota contada por el Cardenal Bertone a propósito del amor del Papa por los gatos; la cuenta así:
“Todos los días, después del almuerzo, Ratzinger hacía un largo paseo; por entonces, caminaba desde su casa, en la Cittá Leonina, hasta la Santa Sede. A partir de ahora, ya es Papa, hará lo mismo, pero en los jardines del Vaticano, saludando a todos, incluso a ¡los gatos! Este gesto lo sublima y lo acerca a San Francisco de Asís, el santo que trataba de hermano a todos los animales”. Bertone agrega: “Al encontrarse el Papa con uno de numerosos gatos que llenan las calles, las casas, los tejados de Roma, se detiene y les saluda con auténtica felicidad y ternura y, luego, les habla. Acostumbrados ya estos gatos -queridos por todos- a la presencia, a los saludos y a la ‘conversación’ de Benedicto XVI, le siguen por todas partes. En una ocasión... llevó hasta las puertas del Vaticano a una decena de gatos, y al Papa como a los gatos se los veía muy felices. Los guardas suizos creyeron que tenían que intervenir para evitar la invasión. ‘Espere, Eminencia, le dijeron, los gatos están asaltando la Santa Sede’. ‘Oh, respondió el Papa, hasta ahora no me habían parecido tan peligrosos’.
A proposito de este amor papal por los gatos se ha publicado un libro titulado "Joseph y Chico" que cuenta una biografía diferente de Benedicto XVI, contada a través de los ojos de su gato Chico.
ISBN: 978-0-8146-4274-0