"DIOS, que es amor y que ha creado al hombre por amor, le ha llamado a amar. Creando al hombre y a la mujer, les ha llamado, en matrimonio, a una íntima comunión de vida y de amor entre ellos; es a causa de ello que ya no son dos, sino uno solo".
Ésta es la verdad que la Iglesia proclama incansablemente al mundo. Mi amado predecesor Juan Pablo II afirmaba que "el hombre llega a ser imagen y semejanza de DIOS no sólo a través de su humanidad, sino también a través de la comunión de las personas que el hombre y la mujer forman desde el principio. El hombre llega a ser una imagen de DIOS más perfecta en el momento de la comunión que en el momento de la soledad".
La familia es una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada puede reemplazarla totalmente. Ella misma se apoya, por encima de todo, en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa que se sostiene gracias al afecto y comprensión mutua. Para ello recibe de DIOS la abundante ayuda a través del sacramento del matrimonio, que comporta una verdadera vocación a la santidad.
Ojalá que los hijos puedan contemplar más los momentos de armonía y afecto de sus padres que los momentos de discordia o lejanía, puesto que el amor entre el padre y la madre proporciona a los hijos una gran seguridad y les muestra la belleza del amor fiel y duradero.
BENEDICTO XVI
Ésta es la verdad que la Iglesia proclama incansablemente al mundo. Mi amado predecesor Juan Pablo II afirmaba que "el hombre llega a ser imagen y semejanza de DIOS no sólo a través de su humanidad, sino también a través de la comunión de las personas que el hombre y la mujer forman desde el principio. El hombre llega a ser una imagen de DIOS más perfecta en el momento de la comunión que en el momento de la soledad".
La familia es una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada puede reemplazarla totalmente. Ella misma se apoya, por encima de todo, en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa que se sostiene gracias al afecto y comprensión mutua. Para ello recibe de DIOS la abundante ayuda a través del sacramento del matrimonio, que comporta una verdadera vocación a la santidad.
Ojalá que los hijos puedan contemplar más los momentos de armonía y afecto de sus padres que los momentos de discordia o lejanía, puesto que el amor entre el padre y la madre proporciona a los hijos una gran seguridad y les muestra la belleza del amor fiel y duradero.
BENEDICTO XVI