He creado una alerta google con la voz "Benedicto XVI" y llevo unos días enterándome de las campañas de desinformación y de calumnias que se están orquestando para recibir al Papa en el Reino Unido. Al leer esas noticias, el ánimo se suele soliviantar un poquito.
Esta mañana he meditado sobre este asunto. Todos los días dedico unos ratos a la meditación y los comienzo con un acto de persignación, gesto con el que el cristiano hace la señal de la cruz en la frente, en los labios y en el pecho mientras dice estas palabras: "Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos libranos Señor nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". Las rezo siempre, varias veces al día, y sin embargo hoy -fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz- se me han iluminado de repente. Nuestros principales enemigos están dentro de nosotros. Los discípulos de Jesús no tenemos enemigos realmente. Quiero decir que podemos encontrarnos con personas que digan ser nuestros enemigos, pero nosotros no los debemos ver así. No tenemos enemigos exteriores. Devolvemos bien por mal.
Esta mañana la cruz de la JMJ ha llegado a Potes, un pueblo de Cantabria. Esa cruz itinerante deberá recordarnos continuamente esa enseñanza de Juan Pablo II tan digna de ser tenida en cuenta. En nuestras días, los laicistas nos acusan a los creyentes de todos los desmanes y atropellos. La respuesta de Juan Pablo II es estupenda. Nosotros tenemos por maestro a Cristo y no a sus discípulos. Y si estos en alguna ocasión se han olvidado de la Cruz, ésa es su responsabilidad. Quien mira agradecido a Cristo, que abre sus brazos acogiendo a todos en un abrazo cósmico, podrá ser víctima, pero nunca verdugo.
La Cruz deberá librarnos de ese enemigo que llevamos dentro y que nos incita a defendernos con las mismas armas con las que nos ultrajan. Los blogueros cerramos filas con el Papa y no queremos ser más papistas que el Papa. Si el Papa responde con mansedumbre y humildad a los ataques, nosotros no vamos a ser menos.