La vida espiritual se suele iniciar con el rezo del Santo Rosario. Es la más frecuente con la que se inician los que empezamos a caminar en la vida espiritual, pero ocurre, a la experiencia me remito, que una vez hecho el largo recorrido se suele terminar volviendo a ella.
Rezar el rosario es un método fácil y adaptable a toda clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar los actos más sublimes de fe y contemplación.
El Santo Rosario es una profunda meditación de los misterios que envuelven y descubren la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro SEÑOR JESUCRISTO. En ellos descubrimos actitudes que nos sirven de referencia para nuestro actuar y vivir diario. Desde la alegría del anuncio de su encarnación, a su entrega obediente, en la más absoluta pobreza, a una muerte de Cruz.
Cada misterio está encabezado por una recopilación del Evangelio, porque el PADRE Nuestro viene a ser un resumen del Evangelio, donde JESÚS nos enseña y descubre el lugar que ocupa Nuestro PADRE y su Reino y la prioridad máxima de hacer su Voluntad. Añadiendo a ello la necesidad ineludible de perdonar para ser perdonado y de una súplica constante en demanda (oración) por ser librado de toda tentación y de las acechanzas del demonio.
Y luego, como gratitud a tan prodigiosa oración, sólo nos queda esos piropos contenidos en la letanía a la Madre que nos acompaña en todo el recorrido y a la que vamos suplicándole su intercesión y venerando su Hermosura llena de Gracia e Inmaculada.
El Ave María está centrado en el Misterio de la Encarnación, y es la oración más apropiada para centrar ese Misterio. Aunque en el Ave María hablamos directamente con la santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es sobre todo una alabanza y una acción de gracia a su HIJO por la Infinita Misericordia que nos mostró al encarnarse en Ella y hacerse hombre para su Misión Redentora.
La Santísima Virgen, en su repetidas apariciones, siempre ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos ha dado. Ella nos ha pedido que recemos el rosario. Ella nos lo pide insistentemente porque tiene su rezo un GRAN VALOR: "Quiere que repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza, con la esperanza puesta en su gran amor por toda la humanidad.
Tal vez, por lo repetitivo del rezo, como decía la Santa Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos vaya de aquí para allá en pertinaz distracción, pero aún así nuestro corazón y nuestra voluntad está puesto a los pies de la Madre de DIOS, y esas Avemarías son como incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra Madre, La Virgen Santísima.
Nuestro mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe, creemos en DIOS, pero lo tenemos ahogado en nuestro corazón por otras cosas que ocupan nuestro principal interés, y no hablamos con ÉL. El mundo actual, ahora más que nunca, está necesitado de orar y rezar muchos rosarios.
Hagamos un alto en el camino en nuestro diario vivir, 20 minutos tan sólo, y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será mejor.
Y esto es lo que pretendemos con este "Blogueros con el Papa", junto a él, y de la mano de María, y rodeados con todos los que nos sentimos jóvenes, hombres y mujeres nuevos, "no viejos", con unos corazones abiertos al compromiso y al amor, "UNÁMONOS todos los sábados en el rezo del Santo Rosario.