En el corazón de la Iglesia y en especial en el del Santo Padre brota un deseo profundo, la santificación de todos los sacerdotes. Así lo hemos visto cuando la Congregación para el Clero, por mandato del Santo Padre, proclamó la celebración de un año sacerdotal. El Papa sigue insistiendo a todos los fieles a que recen por sus sacerdotes, a que ofrezcan sus vidas por la santificación de sus sacerdotes. Este deseo del Papa no puede ser menos ya que algo tan grande y tan santo como el sacerdocio solo puede ir en recipientes santos. Los sacerdotes, hombres frágiles escogidos de entre los hombres, necesitan la oración de su pueblo. Esta oración es aquella que le sostiene en los momentos de tribulación y la que le hace caminar hacia delante. El Santo Padre una vez más ha tenido una nueva iniciativa. Esta vez ha escrito una oración pidiendo por los sacerdotes con ocasión de la II retransmisión mundial del Rosario por los sacerdotes. La retransmisión será el día del Sagrado Corazón de Jesús (1 de julio). La preciosa oración de Benedicto XVI pide para que los sacerdotes prediquen el Evangelio con pureza de corazón y conciencia clara. El Papa suplica al Padre del cielo que los sacerdotes sean ejemplos luminosos de una vida santa, sencilla y alegre. Unos 48 santuarios en 35 países de todo el mundo participarán en este rezo del rosario por la santificación del clero. Por ello os invito a que también receis el día del Sagrado Corazón esta oración por los sacerdotes que versa así:
“Señor Jesucristo, eterno Sumo sacerdote, tú que te ofreciste al Padre en el altar de la Cruz y por la efusión del Espíritu le dio a su pueblo sacerdotal una participación en tu sacrificio redentor.
Escucha nuestra oración por la santificación de nuestros sacerdotes. Concede a todos los que han sido ordenados al ministerio sacerdotal que sean cada vez más conforme a Ti, Divino Maestro. Que enseñen el Evangelio con el corazón puro y la conciencia clara.
Que sean pastores de acuerdo con tu propio Corazón, una sola mente en el servicio a Ti y a tu Iglesia y ejemplos luminosos de una vida santa, sencilla y alegre.
A través de las oraciones de la beata Virgen María, tu Madre y nuestra, atrae a todos los sacerdotes y fieles a su cargo, a la plenitud de la vida eterna donde vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, un Dios, por los siglos de los siglos. Amén”.