MARCOS: 13, 33-37. “Por tanto, permaneced despiertos ... Ver presentación |
Se me ocurre traer hoy, a primera página, esta reflexión de cada día, que publico en mi blog de "Dodim a agapé", y también en "Un rincón para orar", con motivo del Adviento, como aportación a la comunidad bloguera en mi afán de compartir y de, por la Gracia del ESPÍRITU SANTO, fortalecernos, animarnos y apoyarnos en nuestro común camino hacia la Casa del PADRE.
Sólo así, entiendo, nos fortalecemos y nos motivamos para estar, como la Palabra de hoy nos invita, a permanecer vigilantes, firmes como rocas y despierto para cuando llegue la hora de presentarnos delante del SEÑOR.
Necesitamos vernos para que con nuestras palabras, nuestras miradas, nuestra presencia, también virtual, y nuestro amor transmitirnos la esperanza de que JESÚS vive entre nosotros. Necesitamos hacerlo presente entre nosotros, y vivirle al esforzarnos en amarnos entre nosotros y todos los hombres próximos a nosotros.
Necesitamos perseverar, tener paciencia y aguantarnos; soportarnos y desvivirnos los unos por los otros. Moderarnos, disponernos a ser últimos y no primeros, a servirnos, a entregarnos y a vivir en el amor. Es decir, a estar vigilantes, porque de eso se trata, no cuanto a descubrir a otros, sino a llevar las manos cargadas de amores a otros.
Sabemos
por experiencia que cuando se consigue lo que se persigue se acaba un
ciclo. Y, acabado este, empieza uno nuevo, pues ahí terminan nuestras
esperanzas y necesitamos seguir manteniéndolas para vivir esperanzados.
La
esperanza de alcanzar, lo que aquí nunca conseguiremos, nos invita a
permanecer siempre en estado de alerta (ver aquí), despiertos e ilusionados en
alcanzar un día lo que todos deseamos de forma ardiente y desesperada:
"La vida eterna en plenitud". No buscamos otra cosa, y eso, sabido perfectamente por Quien nos creó, nos motiva y alienta a no desesperar, sino creer, sobre todo confiar, y permanecer en alerta vigilancia.
Cada bombilla, se me ocurre ahora, puede significar un trimestre del año, y puede ser un compromiso en tratar de permanecer en estado de adviento cada trimestre con nuestro corazón encendido y presto a estar preparado.
Más,
¿qué vigilancia? Vigilancia de vivirle y de, con nuestra vida, dar
testimonio de su amor y corresponderle con su amor. Esa es la esencia de
nuestra vida, para y por el amor hemos sido creado. De tal forma que,
si no hacemos de nuestra vida un ideal de amar, sobre todo a quienes más
nos cuesta, no estamos cumpliendo con nuestra actitud de permanecer en
estado vigilante y de alerta.
Una
vez más, la esencia de nuestra vida es el amor, y desde ahí no se
entiende todo lo que sea desamor, y menos la muerte y destrucción humana
de millones de niños vivos en el vientre de sus madres. Vigilantes es
estar en permanente lucha para que el mundo sea cada día un poco más
amor y menos desamor.
Necesitamos, SEÑOR, convertirnos cada día, hoy más
que ayer y menos que mañana, pero sólo no
sabremos hacerlo.
Necesitamos tu presencia viva en nosotros, no dormida
ni pasiva, sino activa, encendida, caliente y
ávida de quemar, de contagiar de
transmitir amor que busca
la vida y excluye
la muerte. Amén.