Si puedes acompáñales |
La vida es algo tan unido al hombre que sin vida no hay hombre, y sin hombre no hay vida. No se me ocurre otra forma de decirlo. Ambos están tan unido que quitar la vida a un hombre es quitarle su propia esencia y su dignidad, porque la vida es un derecho que tiene el hombre y nadie puede privarle de ella.
Tim O'Brien escribió en 1990 "Las cosas que llevaban los hombres que lucharon", una novela sobre la supervivencia de un soldado. En la guerra, la línea que separa la vida de la muerte es más tenue que nunca. Aparte de la carga de su mochila, el soldado lleva su memoria, fantasmas del pasado, amuletos, objetos triviales que no le permitan olvidar que hay otra vida más allá de la guerra.
Tim O'Brien escribió en 1990 "Las cosas que llevaban los hombres que lucharon", una novela sobre la supervivencia de un soldado. En la guerra, la línea que separa la vida de la muerte es más tenue que nunca. Aparte de la carga de su mochila, el soldado lleva su memoria, fantasmas del pasado, amuletos, objetos triviales que no le permitan olvidar que hay otra vida más allá de la guerra.
En el capítulo "Amigos" habla de cómo Dave Jensen y Lee Strunk intimaron en el campo de batalla y se confiaron sus vidas, "hicieron el pacto de que si uno de los dos resultaba gravemente herido - como para tener que ir en silla de ruedas-, el otro, automáticamente debería liquidarlo." Hablaban en serio. Lo dejaron escrito en un papel, que firmaron junto con un par de compañeros a los que pidieron que hicieran de testigos.
Y entonces, en el mes de octubre, Lee Strunk pisó una granada de mortero enterrada como si fuera una mina. Le arrancó la pierna derecha hasta la rodilla... Dave Jensen se acercó y se arrodilló junto a Strunk. Hubo dudas acerca de si Strunk seguía vivo, pero al fin abrió los ojos y los alzó hacia Dave Jensen. '-¡Dios mío!' -gimió, y trató de alejarse deslizándose y dijo: -'¡Por Dios, chico, no me mates!' -'Tranquilo', dijo Jensen.
Lee Strunk parecía mareado y confundido. Se quedó quieto un instante y después hizo un gesto hacia la pierna: -'En realidad, no es muy grave. No es el fin. ¡Eh, en serio... pueden volver a cosérmela... en serio!' -'Es cierto. Me juego algo que pueden'. -'¿Lo crees?' -'Por supuesto que sí' Estrunk frunció el entrecejo hacia el cielo. Volvió a desmayarse, después despertó y dijo: -'¡No me mates!' -'No lo haré -dijo Jensen. -'Hablo en serio'. -'Por supuesto'. -¡Tienes que prometerlo! 'Júramelo: jura que no me matarás'. Jensen dijo: 'Lo juro'.
Un momento después llevamos a Strunk al helicóptero. Jensen tendió la mano y le tocó la pierna buena-:'Vete tranquilo'-dijo. Pero hay quienes defienden la eutanasia.
Sería muy fácil de arreglar estos problemas, tanto el aborto como la eutanasia, haciendo un compromiso escrito como estos dos soldados y, más tarde, experimentar en su propio cuerpo el tomar la decisión de quitarse la vida el uno al otro, o viceversa.
En estos momentos, hay muchos niños que mueren en el vientre de sus madres condenados si darle la oportunidad de defenderse o decidir que quieren. Sabemos la respuesta y por eso no les dejamos defenderse ni le damos tiempo para escucharles. Simplemente los matamos.
Blogueros con el Papa quiere añadir a la voz del Papa Francisco el grito y la oración por la defensa de la vida en todos los aspectos y sentidos. Porque se mata por hambre; se mata por injusticias; se mata por explotación, por exclusión, por aborto, por eutanasia, por la lengua y muchas otras formas... pero más se mata si nos cruzamos de brazo o dejamos por indiferencia que estas cosas no se denuncien.
Salvador Pérez Alayón