28 de enero de 2014

¿San José Padre Adoptivo de Jesús?

La paternidad de José sobre Jesús es única en la historia de la humanidad y no se la puede encuadrar en ninguna de las leyes jurídicas de las legislaciones humanas, como no se puede encuadrar el matrimonio de José y María, del que nace esa paternidad. De ahí los apelativos más variados que se da a esa paternidad, y ninguno es adecuado para expresarla en su totalidad: padre virginal, matrimonial, putativo, nutricio, legal, adoptivo, propio…Yo le llamaría padre evangelical, es decir, tal como aparece en los evangelios.

De estos apelativos hay una que no responde a la realidad de la paternidad de San José, el de padre adoptivo de Jesús, aunque se haga con la mejor buena intención. Dice Santo Tomás: Ni el nacido de adulterio ni el hijo adoptivo educado en el matrimonio son bienes del matrimonio, porqués matrimonio no está destinado a su educación, como fue destinado especialmente este matrimonio para acoger en sí mismo aquella prole y para educarla.

Por el matrimonio con María José es verdadero padre de Jesús, reconocido por el Espíritu Santo en el Evangelio, particularmente en las palabras de María: Tu padre y yo muy angustiados te buscábamos (Lc 2,48). Jesús lo sabe y le honra como tal durante su vida terrena obedeciéndole: estaba sujeto a sus padres (Lc 2.51), y ha sido honrada esta paternidad por San José de una manera ejemplar al hacer “de su vida un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora a ella unida, y al haber usado de la autoridad legal que le competía sobre la Sagrada Familia, al hacerle donación total de sí mismo, de su vida, de su trabajo”. (Pablo VI).

Y de esta manera, con este comportamiento en el ejercicio de su paternidad San José es un reclamo luminoso para toda paternidad y maternidad humana. Él nos enseña que la paternidad es una autoridad-servicio. Todo hijo tiene ya un padre supremo y la paternidad terrena que deriva de de la de Dios, es un servicio pleno, todo destinado a ayudar al hijo a realizarse según el proyecto fijado para él por el Padre del cielo directamente.

Recordando el episodio de la quedada del Niño en el templo de Jerusalén, el B. Juan Pablo II lo cometa así: “Esta respuesta la oyó José, a quien María se había referido poco antes llamándole `tu padre`. Y así es lo que se decía y pensaba: `Jesús era según se creía, hijo de José (Lc 3,21). No obstante, la respuesta de Jesús en el templo habría reafirmado en el conciencia del `presunto padre´ lo que este había oído una noche doce años antes: José... no temas tomar contigo a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo (Mt 1.20). Ya desde entonces, él sabía que era depositario del misterio de Dios y Jesús en el templo evocó exactamente este misterio: Debo ocuparme en las cosas de mi Padre”. (RC 15).

Encontramos también aquí la respuesta por qué la Carta del Papa Juan Pablo II comienza con Custodio del Redentor. ¿Por qué Custodio, pudiendo llamarle (a San José) Padre del Verbo o Padre de Dios? Con la palabra Custodio el Papa ha querido destacar el servicio prestado por él a la Redención. Ministro de la salvación es el papel asignado por Dios a él con relación al Salvador, ministerio llevado a cabo mediante el ejercicio de la paternidad. De ahí su ejemplaridad para toda la Iglesia que debe tener siempre presente su humilde y maduro modo de servir y participar en la economía de la salvación (RC 1) .

El Papa Francisco, citando estas palabras del Papa Juan Pablo II en su homilía del 19de marzo de 2013, remacho lo de San José Custodio aplicándolo a la Iglesia. Es uno de los puntos destacados de la homilía. Se detiene en el modo cómo ejerce esta misión con discreción y humildad, en silencio pero con una presencia constante y una fidelidad total, aun cuando no comprende... En la niñez, en la juventud de Jesús, les acompaña a él y a María en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, en los momentos serenos de la vida y en los momentos difíciles: viaje a Belén para el censo, horas temblorosa y gozosas del parto, momentos dramáticos de la huida a Egipto, en la afanosa y dolorosa búsqueda del Niño perdido, luego en la vida cotidiana en la casa y el taller de Nazaret. .



El Papa Francisco ve la custodia de San José sobre José y María y sobre la Iglesia juntamente, inseparables y ¿Cómo es esa custodia?. Con la atención constante a Dios, abierto a los signos de los tiempos, disponible al proyecto del Señor y no al suyo propio. Y es `custodio´ porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad y precisamente por eso, es más sensible a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos y sabe tomar las decisiones más sensatas.. Su custodia está llena de bondad y de ternura...

P Román Llamas