28 de mayo de 2014

SAN JOSÉ, MAESTRO DE ORACIÓN


            San José con su amor paternal y su ternura fue probablemente el inspirador de al oración del Padre  nuestro de Cristo Jesús. Él fue quien enseñó de niño a Jesús las primeras oraciones a Dios Padre entre las que sobresale la llamada Shema Israel, Escucha Israel, que se recitaba en los hogares judíos tres veces al día,
            Con el tiempo San José se convirtió en Maestro de oración. Dice Santa Teresa de Jesús, la mayor experta en oración: “En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas…Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome a este glorioso santo por maestro y no errará el camino (V 6,8). Y escribe estas palabras desde su propia experiencia. Ella misma afirma en la Vida: “No diré cosa que no haya experimentado mucho” (V 18,8). Ella sabe por experiencia que San José es maestro de oración. Lo ha experimentado muchas veces.
            San José maestro de oración. Y con razón ¿Qué es oración? Dice Santa Teresa: “Que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quine sabemos nos ama” (V 8,5). Pues ¿qué fue la vida de San José sino un trato desde el amor y la amistad con su esposa María y con su hijo Jesús entre los que reinaba un amor maravilloso?
            Estando muchas veces tratando a solas… ¿cuántas horas pasó José a solas con Jesús y con María en una actitud de amor? Toda su vida fue eso, un trato de amor y amistad, siempre en aumento con ellos. La vida de San José es una continua oración, El aprovechamiento en la oración, como dice la misma Santa, no consiste en pensar mucho sino en amar mucho (F 5,2), pues ¿qué fue la vida de san José sino un  incontinuo amar a María su esposa ya Jesús su hijo? La vida de San José, su vocación, su misión, su predestinación están totalmente en la perspectiva del acompañar a Jesús, concretándose en estar siempre a su lado, hablarle, regalarse con él, servirle. Toda la razón de su existencia es la vida con Jesús y para Jesús. Su verdadero desposorio con María fue en atención a Jesús. De él se originó el ser padre de Jesús. La vida de San José tiene su razón de ser solamente en Jesús: recibirle y acogerle en el seno de su esposa María, ponerle el nombre, cuidarle y velar por él, alimentarle, enseñarle, formarle, vivir en su compañía e intimidad. ¿Quién podrá comprender la intimidad dulce, tierna, suave.  gozosa y dolorosa que vivió con su hijo Jesús? ¿Quién podrá vislumbrar los grados del trato de amistad que se desarrolló entre ellos y con María?
            Si en la oración, como trato de amistad con quine sabemos nos ama, es un aspecto esencial escuchar la palabras de Jesús y escuchar sus verdades, San José las escuchó ensimismado muchas veces, calándole hondo en el corazón. Si a los apóstoles, por ser sus amigos (Jn 15,15), Jesús les descubrió sus secretos ¿Qué secretos y verdades no recibiría San José de su hijo Jesús? ¡Qué conversaciones no mantendrían entre los dos!
            Toda la vida de San José fue una vida de oración porque fue una vida en compañía de Jesús, en trato con él en intimidad y familiaridad; entre padre e hijo  no existe más que un inmenso y tierno amor. Nadie supo más y mejor que él de esta oración que él, que por tanto tiempo trató con Jesús y María en una comunión y comunicación  única de amistad y de amor. Por eso nadie puede enseñarla mejor que él, es maestro consumado.