3 de junio de 2014

SAN JOSÉ EL MAESTRO DE ORACIÓN (II)



            Que San José es maestro de oración lo dice santa Teresa , la mayor experta en este campo de la oración y lo dice desde la propia experiencia: “No diré cosa que no haya experimentado mucho” (V 8,8). ¿De qué oración? De la que ella define evangelicalmente  y magistralmente con estas palabras: “No es otra cosa oración mental – a mi parece- sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8,5) Y añade que para que el amor sea verdadero y la amistad dure se han de conformar las condiciones de Dios y del alma (V 8,5) La condición de Dios es el amor. Siempre solo y todo amor, no sabe más que amar que es su oficio. Es del hielo en enfriar / y del fuego calentar,/ de la rosa perfumar/ y el oficio de Dios es amar./ Si el hielo no enfriara;/ y el fuego no calentara,/ ni perfumara la rosa,/ Dios de oficio no cambiara/ porque no sabe otra cosa.
            Dios  “tiene  tal condición que si le llevan por amor y por bien le harán hacer cuanto quisieren; y si de otra manera, no hay hablarle ni poder con él aunque hagan extremos” (CE c. 32,1). La condición del orante ha de ser también amor, porque el amor es el único lenguaje que Dios escucha,”cuyo lenguaje que él oye, solo es el  callado amor” (Carta del 22 de nov e 1587 de san Juan de la Cruz).
            San José si que es de la condición de Dios. San José es una hechura del Espíritu Santo que le lleno totalmente de sí mismo que es AMOR; es una criatura hecha en santidad y justicia según el corazón de Dios. Una auténtica filigrana del Espíritu Santo que ha derramado abismos de amor en su corazón, como los ha derramado en el corazón de María, su esposa, y esta es su mayor grandeza  de la Virgen para santa Teresita del Niño Jesús. Y con estos abismos de amor se pone en comunión con el Padre del cielo, con estos abismos de amor va a la oración para estar a solas con quienes sabe que le aman, con estos abismos de amor lleva a cabo los quehaceres de cada día, su trabajo en el taller de carpintero, su educación del niño un joven Jesús. En todo pone abismos de amor.
            Si san José sabe mejor que santa Teresa que Dios tiene interés particular en comunicarse con nosotros y que de qué buena gana está con nosotros y quiere compartirlo todo con nosotros y que tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía ¿qué no haría san José para que se cumpliesen este deseo y estas ganas, yendo a esa compañía con todos los abismos de amor que anidaban en su corazón, viviendo en oración continua y en amor ininterrumpido? San José complació a Dios y Dios, a su vez, tenía sus complacencias en san José, como las tenía en Jesús y María. 

            Toda su vida fue contemplación, porque escuchaba y acogía con alegría las palabras y los hechos de vida,  más elocuentes que las mismas palabras, y los meditaba, como su esposa María, en su corazón y tantas veces junto con ella, No dudo que muchas veces José y María comentaban los hechos y las palabras de su hijo Jesús. San José es el ejemplo viviente de la palabra de Jesús, de ese preciso y precioso  orar siempre sin desfallecer (Lc 18,1). Y ¿cómo podemos orar siempre sin desfallecer si tenemos que ocuparnos de mil cosas porque esa es la voluntad del Padre del cielo? Santa Teresa dice que la oración no consiste pensar y discurrir sino en amar. “No está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho” (4M 1,7), “el aprovechamiento del alma no está en pensar mucho sino  en amar mucho” (F 5,2), “el verdadero amante en toda parte ama y siempre se acuerda del Amado” (F 5,16), “comienzan a ser siervos  del amor… los que van por este camino de oración” (V II). La oración consiste en amar. Orar siempre sin desfallecer, sin interrupción, es amar sin desfallecer y sin interrupción. Orar es vivir toda la vida de cada día en un amor continuo. No solo oramos  cuando dedicamos unos ratos más o menos largos a la oración a solas, tratando de amistad con Dios Padre, con Jesucristo, sino también cuando en los quehaceres de cada jornada  estamos viviendo de amor y con amor. ¿No se quedó santa Teresa extasiada friendo un par de huevos? Mientras cocinaba estaba orando, porque estaba amando.