La vida es imprescindible porque es la vida la que
provoca que exista el amor. ¿Cómo es posible amar sin el “tú”? El “yo” se
descubre con la existencia del “tú”, de forma que el amor necesita la vida para
ser lo que es, “amor”. Incluso, cuando el amor se hace egoísta, pasional, provoca la vida, y esa vida nadie tiene derecho a interrumpirla. Nunca el capricho o interés de cualquier tipo te da derecho a matar a otro. Porque el ser que vive dentro de ti es otro con los mismos derechos que los tuyos. El amor prohíbe matar porque siempre busca el bien supremo del amado.
Por amor somos creados, y por amor cooperamos
también nosotros en la vida de otros seres. Sería una contradicción que el
propio amor evite la vida, porque es la vida la que precisamente le da la
oportunidad de existir para amar. Porque sin vida no hay razones para amar. Si estamos aquí es para amar, no hay otra razón. El amor enciende la vida.
Es absurdo buscar la justicia, la paz y el amor
entre las personas cuando desde la concepción matamos a otros seres que viven
ya en el seno de sus madres. Imposible que eso sea amor, y si no es amor es
algo malo, porque nadie puede negar que el amor es la piedra que sustenta al
mundo.
Ser feministas, defender el derecho a decidir y
otras cosas más no son sino mentiras escondidas en la oscuridad de la luz del
mundo. Un mundo falso, hipócrita y ciego. Porque dice que ama, pero niega el
amor, pues el amor se descubre en el necesitado. No puede defender la verdad, y
en su caso, la justicia y el derecho, aquel que dice amar y mata al indefenso y
necesitado.
Porque el amor exige que tú vivas, y tú eres ya
cuando naces en el vientre de tu madre desde la concepción. Si rechazan tu
vida, rechazan también el amor. Y rechazar el amor es una mentira.
Salvador Pérez Alayón