No es nada fácil perseverar, y mucho menos cuando el camino se pone adverso, duro y contrario a la dirección que uno lleva. Difícil seguir cuando las circunstancias no parecen corresponderse con lo propuesto e indicado. María tuvo que confiar, superando las adversidades y obstáculos, en lo anunciado por el Ángel Gabriel.
María sigue fiel ante la adversidad. Nos sería fácil pensar que todo le fue dado en gracia y que así no sería difícil seguir la Voluntad de Dios, pero nada más lejos de la realidad. María no encontró un camino recto ni sencillo. María tuvo que luchar contra el sin sentido y la adversidad. Todo se puso difícil desde el principio. ¿Cómo explicar a José lo que ocurría? ¿Como justificar su embarazo misterioso? ¿No era lo lógico ponerse en rebeldía? ¿No era lógico protestar y negarse ante tal camino y vicisitudes?
¿Y tú o yo? ¿Qué hubiésemos hecho? ¿No exigiríamos a Dios protección y facilidades? Mejor, ¿ no es que se la estamos exigiendo? O planteado de otra forma, ¿siguiriámos adelante aceptando el Plan de Dios viendo y experimentando que el camino se tuerce y se pone difícil? Supongo que tratando de ser sincero y realista, al menos yo, le hubiese dicho que no al Señor. Y es ahí donde descubro el mérito del "Sí" de María. Porque el Sí es valioso cuando las circunstancias son adversas. Porque el amor es verdadero amor cuando ama en la adversidad.
María aplasta, con su Sí obediente y perseverante, confiada en la Palabra de Dios, a la serpiente endemoniada que engañó a Eva y manchó también al hombre con el pecado original. María, fiel y firme, perseverando hasta el momento de la Cruz, nos anima y nos señala el camino del Adviento. Un camino de espera, de austeridad, de firmeza, de esperanza y de sacrificio, porque de ese acontecimiento nos viene la Luz que nos traerá la salvación. Y Ella es su morada, donde la Luz se hace carne para alumbrar a todos los hombres.