El apóstol Pedro, nos dice el Papa Francisco, nos invita a vivir en la esperanza. Esa esperanza que mueve nuestra vida, pero que se apoya, no en las cosas de este mundo, que se corrompen y son caducas, sino en la Esperanza que se encarna en nuestro Señor Jesús. Él es el centro de nuestra vida y de todas nuestras esperanzas. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Él es el Resucitado.
Y este Tesoro no es para ocultarlo, continua el Papa, sino para manifestarlo, descubrirlo y compartirlo. Porque es un Tesoro de salvación. Un Tesoro que nos une en el Perdón y la Misericordia de Dios Padre que, Jesús, el Señor, nos viene a manifestar y a ofrecer. Y, como nos dice San Pedro, es mejor soportar y sufrir unido al Señor, que nos hace suave y ligera la carga y nos llena de esperanza de Resurrección, que transmitimos y proclamamos a los demás con nuestro testimonio y nuestra vida.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 5 de abril de 2017
Queridos hermanos y hermanas:
El apóstol Pedro nos invita a dar razones de la esperanza que habita en nuestros corazones. Esta esperanza no es un concepto ni un sentimiento, sino una persona, Jesús resucitado, que, desde nuestro bautismo, vive en nosotros, renueva nuestra vida y nos colma con su amor y con la plenitud del Espíritu Santo.
Este tesoro no podemos ocultarlo, tenemos que compartirlo y darlo a conocer con el testimonio de nuestra vida. Es necesario que la esperanza tome la forma de dulzura y de bondad para con el prójimo, y también de perdón para los que nos han hecho daño, convencidos que el mal solamente se vence con la humildad y la misericordia.
San Pedro nos dice además que es mejor sufrir haciendo el bien que haciendo el mal, porque cuando sufrimos por el bien, estamos en comunión con Jesús, que aceptó el sufrimiento por nuestra salvación. Cuando vivimos esta realidad, nos convertimos en sembradores de la resurrección, y en portadores de un perdón y de una bendición que son el anuncio del amor sin medida de Dios, fundamento de nuestra esperanza.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los animo a vivir con intensidad los días de Semana Santa. Que la contemplación de la Pasión y Muerte de Jesús, nos asegure en la esperanza de la resurrección, y nos ayude a ser instrumentos de su consuelo y de su amor para todos nuestros hermanos. Que Dios los bendiga.