28 de abril de 2018

EL SALTO DE FE DE JOSÉ


No creo equivocarme y si quedarme muy corto, si digo que la “noche oscura” por la que pasó José al ver el nuevo estado de María, ha sido una de las más dolorosas que haya pasado persona humana alguna, acompañado del silencio no menos doloroso de la dulcísima y obediente doncella, a la espera de que llegase el momento en el que el Espíritu Santo, su Divino Esposo, le diese la noticia al “justo” de Nazaret.

Sufrimiento de la divina doncella, por la angustiosa espera hasta que José pasase la prueba exigida por Dios, para que ni más ni menos, nos abriese las puertas del Paraíso a toda la humanidad.

Prueba que necesitaba otro INMENSO SALTO DE FE, ahora de José, para arrodillar los razonamientos de su puro y humano entendimiento y postrarse ante EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN.

Había que preparar el matrimonio de María y José, para que entonasen al AMADO el más sublime y dulce “CANTAR DE LOS CANTARES”.

Que lejos quedan los amores, aun siendo tan puros, de Francisco y Clara, o los de Teresa y Juan de la Cruz, con los que vivieron María y José.

Que inmenso dolor el que están sufriendo María y José, por la bajeza con que hablan de tan santo matrimonio, hasta personas que se consagraron desde las “primeras horas del día” al Señor. 

Corrijamos, corrijamos tan equivocada postura, para no quedarnos sin aceite en las lámparas, cuando llegue la hora de la verdad.

Y es que LA PERFECTÍSIMA Y PERPETUA VIRGINIDAD DE MARÍA, puede ir ocultándose de la vista de nuestras almas, cuando con nuestro pensamientos, palabras u obras vamos concediendo terreno al “espíritu que anima a este mundo”.

andrésdeMaría

26 de abril de 2018

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Por el bautismo entramos a pertenecer a la Iglesia. El bautismo nos limpia del pecado que nos separa de Cristo, nos dice el Papa y también, en el caso de los niños, del pecado original. El bautismo es un don del Espíritu Santo que nos fortalece, nos asiste y nos acompaña en el combate de cada día contra las tentaciones y amenaza del mundo, demonio y carne.



PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 25 de abril de 2018




Queridos hermanos:

Continuamos la catequesis sobre el bautismo, y lo hacemos a la luz del Evangelio, que tiene la fuerza de trasformar a quien lo acoge con fe, arrancándolo del dominio del maligno para que aprenda a servir al Señor con alegría. La Iglesia acompaña a los catecúmenos en este camino con la oración, como nos recuerdan las letanías que preceden al rito bautismal.

En los exorcismos de los candidatos adultos, el sacerdote suplica a Dios que los libre de todo lo que les separa de Cristo y les impide unirse a Él. Del mismo modo, se pide la liberación del pecado original de los niños que van a ser bautizados, para que puedan ser consagrados como templos del Espíritu Santo.

El bautismo es un don del Espíritu Santo que nos da la fuerza para combatir el mal. Esto se simboliza en el gesto de la unción, que evoca a los atletas que ungían su cuerpo para tonificar los músculos y para evitar ser presa fácil de los adversarios. El óleo bendecido por el obispo, nos asegura la fuerza del Resucitado y la cercanía de la Iglesia en este combate, de modo que podamos decir con san Pablo: «Todo lo puedo en aquel que me conforta».


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Los animo a perseverar en este combate, manteniéndose firmes en la fe en Jesucristo, vencedor del pecado y de la muerte, y constantes en la oración al Padre, pidiendo por todos los que se encuentran en peligro y sufren tribulación. Muchas gracias.

21 de abril de 2018

Un inmenso salto de Fe

Que sencillez la de aquella niña, ¡ya adolescente!, que enamorada de Dios, esperaba con inmensa alegría la anunciada llegada del Mesías al pueblo de Israel. Sabía que era inminente y estaba dispuesta a recorrer el mundo entero para poder adorar la mirada del Señor, y si por su pobreza tuviese que ir pidiendo hasta dar con Él, y al verla le diese un trozo de pan, aunque se muriese de hambre, lo haría con el mendrugo abrazado a su corazón.



Que lejos estaba aquella preciosa niña, ¡ya adolescente!, de creer que ella era “LA MUJER” que aplastaría la cabeza de la serpiente anunciada al comienzo del libro sagrado de Israel.

Dulcinea del Todopoderoso, que ya estaba preparada por su inmenso amor y humildad, para dar un inmenso SALTO DE FE: El de creer con el más inocente asombro e inalcanzable sencillez, que no existiendo concurso de varón, IBA A CONCEBIR EN SU SENO AL TAN ESPERADO Y PROMETIDO MESÍAS.

¡¡¡ LA BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES !!!


La “Mujer del Génesis”. La única capaz de poder aplastar la cabeza de Satanás

La “Mujer de Caná”. La que sabe indicarnos, en el momento oportuno, que estemos atentos a lo que nos diga el Señor, y poder así, celebrar “cuando llegue la hora”, las Bodas con el Amado.

La “Mujer que al pie de la Cruz”, recibiría el inmenso encargo de su universal maternidad.

La “Mujer del Apocalipsis”, que al final triunfaría vestida del Sol.

Pero aquella niña, llamada María, no sabía aún que el sufrimiento iba a ser el encargado de preparar el traje de bodas del humano matrimonio de ella con José, para poder así, celebrarlo en el Paraíso Terrenal.

¡¡¡Que alegría la de Adán y la de Eva acompañados en el Limbo de sus innumerables hijos, al saber que iba a quedar restaurada la entrada al Edén !!!.

andrésdeMaría


18 de abril de 2018

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

El Bautismo es el primer sacramento y la puerta de entrada por la cual manifestamos y expresamos nuestra pertenencia a Cristo. Hoy, el Papa Francisco, nos habla del sacramento del Bautismo y nos descubre como el Bautismo despierta en nosotros la vocación a vivir como cristianos. Nuestra tarea, a lo largo de nuestra vida, ha de ser la de responder a ese compromiso bautismal. Para ello contamos con la asistencia, fortaleza y auxilio del Espíritu Santo.


PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 18 de abril de 2018


Queridos hermanos:

Los gestos y las palabras de la liturgia bautismal nos ayudan a comprender el don que se recibe en este sacramento y a renovar el compromiso de corresponder mejor a esta gracia.

En el rito de acogida del bautismo, se pide el nombre del que va a ser bautizado. El nombre indica la identidad de una persona. Dios nos llama por nuestro nombre, nos ama personalmente. El bautismo despierta en nosotros la vocación a vivir como cristianos, lo cual implica una respuesta personal por nuestra parte. Pero no termina ahí: a lo largo de los años, Dios sigue llamándonos por nuestro nombre, para que cada día nos parezcamos más a su Hijo Jesús.

A continuación, los catecúmenos adultos manifiestan su deseo de ser recibidos en la Iglesia, mientras que los niños son presentados por sus padres y padrinos, que piden para ellos el don del bautismo. El celebrante y los padres hacen después el signo de la cruz sobre la frente del niño, expresando así que está a punto de pertenecer a Cristo, que nos ha redimido con la cruz. Toda nuestra vida, palabras, pensamientos y acciones, están bajo el signo de la cruz, es decir, del amor de Cristo hasta el extremo. Cada vez que hacemos la señal de la cruz, como al despertarnos, antes de las comidas, ante un peligro o antes de dormir, expresamos nuestra pertenencia a Cristo.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española  provenientes de España y Latinoamérica. En este tiempo de Pascua, pidamos a la Virgen María que nos ayude a renovar la gracia del bautismo que hemos recibido, para vivir cada día más unidos a Cristo como miembros de la Iglesia. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.

11 de abril de 2018

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy el Papa Francisco nos habla del Bautismo. Primer sacramento que recibimos y por el que nos incorporamos a la Iglesia en Cristo Jesús. El Bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del Señor, nos dice el Papa, para morir al hombre viejo, sometido al pecado, y nacer el hombre nuevo, ese hombre nuevo del que hablaba Jesús a Nicodemo. Un hombre nuevo nacido del Espíritu Santo que, bañado por su Gracia, nos fortalecemos para vencer al pecado.

Tomemos conciencia de la Gracia que hemos recibido en el sacramento del Bautismo y seamos fieles, por su Gracia, a nuestro compromiso bautismal para responder, como el Papa nos indica, cada uno según su vocación.



PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 11 de abril de 2018


Queridos hermanos y hermanas:

Este tiempo pascual es propicio para reflexionar sobre la vida cristiana, que es la vida que recibimos del mismo Cristo. De hecho, somos cristianos en la medida que dejamos que Él viva en nosotros. Para avivar esta conciencia debemos volver al origen, al sacramento del bautismo, que es el fundamento de toda la vida cristiana, es el primero de los sacramentos y es la puerta que permite al Señor hacer su morada en nosotros e introducirnos en su Misterio.

El verbo griego «bautizar» significa sumergir. El baño con el agua simboliza en varias creencias el paso de una condición a otra, es signo de purificación para un nuevo inicio. Para nosotros, los cristianos, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del Señor, haciendo morir en nosotros al hombre viejo, dominado por el pecado, para que nazca el hombre nuevo, que participa de la vida de la Santísima Trinidad.

El bautismo también es el baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, porque Dios nos ha salvado por su misericordia con el agua que nos hace criaturas nuevas. Nos inserta como miembros de su cuerpo, que es la Iglesia, y nos hace misioneros en el mundo, cada uno según su propia vocación, para que el mundo crea y sea transformado.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. En este tiempo pascual, los animo a recordar el día de su bautismo, que es el mayor regalo que hemos recibido, para que haciendo memoria de nuestra condición de cristianos tomemos conciencia de que pertenecemos a Dios y estamos llamados a ser testigos, en el ámbito donde vivimos, de la alegría de la salvación.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

4 de abril de 2018

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy, nos dice el Papa Francisco, termina el ciclo dedicado a la Santa Misa, y en ella nos descubre que la Santa Misa termina como al principio y su fin es comienzo de la vivencia cristiana en nuestra vida. Porque, la Santa Misa es donde tomamos el alimento espiritual del Cuerpo y Sangre de Cristo, para fortalecernos y encarnarlo en nuestra vida en todos nuestros ambientes.

La Eucaristía, continúa el Papa, nos enseña a ser hombres y mujeres eucarísticos, y a dejarnos guiar por Cristo, para en Él, ser otros Cristos vivientes que den testimonio de la Verdad. La Eucaristía es la fuerza y fundamento de nuestras vidas que nos empuja a vivir cristianamente y a dar testimonio de que Cristo Vive.



PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 4 de abril de 2018


Queridos hermanos y hermanas:

Con esta catequesis terminamos el ciclo dedicado a la Santa Misa. Nuestra atención se centra hoy en los ritos de conclusión. Después de la oración de la comunión, la Misa termina con la bendición y el saludo al pueblo. Concluye igual que iniciaba con el signo de la cruz, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

La celebración de la Misa lleva consigo el compromiso del testimonio cristiano. Salimos de la Iglesia para «ir en paz», para llevar la bendición de Dios a nuestras casas, a los ambientes en los que vivimos y trabajamos, «glorificando a Dios con nuestra vida». No podemos olvidar que celebramos la Eucaristía para aprender a ser hombres y mujeres eucarísticos, dejando que Cristo actúe en nuestras vidas, como decía san Pablo: «Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, sino Cristo quien vive en mí» (Ga 2,19-20).

La Presencia real de Cristo en el pan consagrado no termina con la Misa, sino que se reserva en el Sagrario para la comunión de los enfermos y la adoración silenciosa. El culto eucarístico, dentro y fuera de la Misa, nos ayuda a permanecer en Cristo y a crecer en nuestra unión con Él y con su Iglesia, nos separa del pecado y nos lleva a comprometernos con los pobres y necesitados.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. En esta semana de Pascua, en la que la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte resuena con toda su fuerza y belleza, los invito a nutrirse constantemente de la Eucaristía, dejándose renovar con el encuentro real con Jesús, hasta que gustemos plenamente del banquete que nos tiene preparado por toda la eternidad.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias.