A veces nos quejamos de que no llegamos al corazón de los demás, pero no podemos quedarnos ni justificarnos en eso, sino en mirarnos interiormente y ver qué y cómo vivimos nosotros. Esta reflexión del Papa Francisco nos puede ayudar a vernos interiormente y a reflexionar sobre nuestras comunidades.
Realmente, ¿compartimos, no lo que nos sobra, sino lo que tenemos? ¿Vivimos el espíritu de las primeras comunidades? ¿Asumimos que las dificultades que surgen en ellas son pruebas que nos ayudan a descubrir la medida y la profundidad de nuestra fe? Por eso, vivir en comunidad nos ayuda a vernos y a medir la necesidad de amar tal y como Jesús nos ha amado y continúa amándonos.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Aula Pablo VI
Miércoles, 21 de agosto de 2019
Miércoles, 21 de agosto de 2019
La comunidad cristiana nace de la efusión del Espíritu Santo y crece cuando comparte con los demás todo lo que posee. El término griego Koinonia, que significa “poner en común”, “compartir”, tiene una dimensión importante desde los orígenes de la Iglesia. De la participación en el Cuerpo y Sangre de Cristo, deriva la unión fraterna que llevaba a compartir todo lo que ellos tenían.
Según los Hechos de los Apóstoles, entre los creyentes no había necesitados, porque ponían todo en común. Encontramos el ejemplo de Bernabé, que vendió un campo y lo recaudado lo dio a los Apóstoles para distribuirlo a los necesitados. Y, junto a este buen ejemplo, se encuentra uno negativo: Ananías y su mujer Safira vendieron un terreno pero entregaron sólo una parte a los Apóstoles, quedándose con la otra. Este engaño los llevó a la muerte, porque habían mentido no sólo a los hombres sino a Dios.
Estos ejemplos nos enseñan que cuando la sinceridad en el compartir no se respeta se cae en la hipocresía, alejándose de la verdad, que provoca la muerte interior. Los que se comportan así transitan en la Iglesia como si fuera un albergue, y no la tienen como su casa, ni como su familia.
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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. Pido al Señor que nos conceda su Espíritu para vencer toda hipocresía y colocar al centro de nuestra vida la verdad, que alimenta la solidaridad cristiana, y está llamada a ofrecer a todos el amor de Dios con obras concretas. Que Dios los bendiga.