El Papa Francisco nos habla hoy de su viaje por Mozambique, Madagascar y Mauricio. Y comparte con nosotros sus experiencias y vivencias en esos lugares. Sorprendentemente, el Evangelio de hoy nos habla de la necesidad de estar al lado de los necesitados y empobrecidos, y eso tiene mucho que ver con lo que el Papa nos habla de su último viaje.
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 11 de septiembre de 2019
Miércoles, 11 de septiembre de 2019
Queridos hermanos y hermanas:
Ayer regresé de mi Viaje apostólico en Mozambique, Madagascar y Mauricio: lo he realizado como peregrino de paz y de esperanza.
En Mozambique deseé esparcir semillas de esperanza, de paz y de reconciliación en una tierra que ha sufrido un largo conflicto armado y recientemente fue golpeada por dos ciclones. Animé a las autoridades locales, a los jóvenes y a todos los habitantes para que sigan trabajando por el bien común y difundiendo la amistad social.
En Madagascar, un país con enormes recursos naturales, pero marcado por la pobreza, los apoyé para que todos juntos puedan superar la adversidad y construir un futuro más justo y desarrollado. Como signo profético visité la “Ciudad de la Amistad”―Akamasoa―, en la que se trabaja por la dignidad de los más necesitados y la educación de los jóvenes. Además, encontré a lasreligiosas contemplativas, a los obispos, a los sacerdotes y consagrados, y celebré la Misa dominical junto al pueblo fiel que camina en aquella tierra.
Por último, visité Mauricio, una isla que integra diversas etnias y culturas. Agradecí a las autoridades el compromiso por armonizar las diferencias en favor de un proyecto común, animándolos a seguir con ese mismo espíritu de acogida y favoreciendo la vida democrática.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica; en modo particular saludo a los “Universitarios para el desarrollo”, que trabajan en zonas carenciadas de Argentina y misionan en El Bolsón, Río Negro, y La Viña, en Salta. A todos los invito a rezar por los frutos de este Viaje apostólico, para que el Señor siga sosteniendo a los habitantes de Mozambique, Madagascar y Mauricio, y a la Iglesia le conceda la valentía de seguir llevando el consuelo y la alegría del Evangelio. Que Dios los bendiga a todos.