¡Señor! Hoy despierto ante ti, primero agradeciendo por la dicha de tener un renovado amanecer, por conservarme con vida y poder gozar la hermosura de un nuevo despertar, me levanto contento de tener la certeza de que resguardaste de mí dormir, y que hoy me tienes planeado un maravilloso día, sabiendo que de tu mano, oportunidades maravillosas llegaran.
Siento más que antes tu cercanía y por ello bendecido me siento, tengo la plena seguridad que tú me acompañarás y guiarás mi andar en todo momento, abriendo puertas a los próspero, limpiando e iluminando mi camino, al igual que alejarás de mí a todo aquel que quiera dañarme.
Quiero pedirte Señor, en este nuevo amanecer, que seas dueño de mis labios para no decir mentiras, de mis oídos para solo escuchar lo positivo que me cultive como persona, para alejar de mi ser lo negativo, de mis ojos para que pueda observar todo lo maravilloso que el mundo me ofrece.
Sé tu Señor, el dueño de mis manos para obrar lo correcto y noble, no solo para mi propio bien sino también para mi entorno y los que me rodean, el propietario de mis pies para que siempre me ilumines por el camino del bien y el dueño de mi corazón para en tus manos poner mi vida y amar a los demás, así como tú nos amas a nosotros. Amén.