*ORACION: BUEN SAMARITANO*
Me dejaré sanar en tu cuidado, hasta que limpies todas mis heridas, reconstruyas mis proyectos rotos y devuelvas la salud a mi enferma vida.
No temas, Señor, cavar hasta lo más profundo, aunque a veces grite ¡no me escuches! Pues la vida, día a día, me ha enseñado que solo se crece cuando a veces sufres.
Y aunque sean muchos los momentos que de ti y tu amor quiera estar lejos, no me dejes, Señor, no me hagas caso. Pues la dicha y el amor que busco solo nacen en tus brazos.
¿Podré llegar incluso a sentirte extraño? ¿a maldecir tu nombre y desear tu muerte? Si así ocurre, Señor, perdona mi engaño y cura poco a poco mi odio, en tu amor paciente y fuerte. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.