*ORACION: CONTIGO*
Jesús, tú no reprendiste a Tomás cuando dudaba. Tú recompensaste su duda. Él no solo pudo verte sino también tocar tus heridas.
Eso lo llevó a una fe más profunda. Y así pudo confesar. “ Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28)
Haz que, más allá de todas las dudas, te reconozca más y más: Señor mío y Dios mío.
Reina en mí y expulsa todos los falsos señores de mi corazón: los señores del dinero y el éxito, del reconocimiento y la confirmación ajena.
Sé tú mi Dios y libérame de los dioses en pos de los cuáles corro con frecuencia. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.