Así quiero comenzar el curso, con raíces hondas, anclado en lo profundo de la herida de Jesús. En su corazón roto. En la grieta de su alma. No me importan los vientos, ni el frío del invierno. No me importa la escasez de tierra, de agua, de esperanza. Lo que me importa es la roca firme, esa roca que es Jesús en mi vida, y no otras arenas en las que pretendo anclar a veces mi vida. Lo importante es saber bien dónde bebo el agua que necesito. Jesús viene a mí para saciar mi sed. Me calma a mí cuando estoy inquieto y me ata a Él para que no viva sin raíces. Para que tenga paz y descanso. Para que viva anclado y firme en la fortaleza de su roca. Quiere que no tema las tormentas ni los vientos contrarios que zarandean mi barca. Quiere que confíe más en sus palabras y me ate más a su vida herida. A su corazón roto.
26 de septiembre de 2023
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