Señor, a veces confundo la libertad con hacer lo que me apetece. Me siento libre cuando nadie me controla, cuando hago y digo lo que me viene en gana. Pero, si lo pienso mejor, me doy cuenta de que, cuando me dejo llevar por lo que me apetece, acabo siendo esclavo. Señor, ayúdame a descubrir las redes que enmarañan mi libertad, esas que no me dejan amar más y mejor, me separan de mis sueños más bellos y no me dejan seguirte inmediatamente cada vez que me llamas, para construir tu Reino de justicia, fraternidad y paz.
Gracias por acercarme a personas que tienen el oído pronto y la voluntad decidida para seguirte enseguida, sin dejarse atar por nada o por nadie, sin mirar atrás. Gracias por su ejemplo, por su cariño y por el empujón que me dan. Gracias.