Señor, Jesús, enséñame a rezar con los ojos, a decírtelo todo con una mirada al cielo.
Que, como Tú, levante los ojos al cielo, al comenzar un trabajo importante, antes de decir una palabra decisiva, cuando no sé qué hacer o qué decir, en medio de mis dificultades y agobios.
Que levante los ojos al cielo, cuando no comprendo nada, para recibir luz; cuando no puedo más, para obtener fuerza; cuando me siento encadenado, para liberarme; cuando me muerde la soledad, para sentir tu cercanía; cuando todo va bien, para darte gracias. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juna Carlos Medina Medina.