Señor, gracias por todos los talentos recibidos a lo largo de mi vida. Dame sabiduría para reconocer hasta los talentos más ocultos y aquellos que crecen en mí cuando me acerco a ti y a los hermanos. No permitas que, en vez de agradecer mis talentos, esté continuamente echando de menos los que han recibido otros.
Señor, gracias por todas las personas, por todas las situaciones complicadas que me ayudan a descubrir y desarrollar talentos nuevos, desconocidos. Gracias por ayudarme a poner mis capacidades al servicio del prójimo y del necesitado, de una iglesia más evangelizadora. Te pido perdón por los momentos en que no he trabajado todos los talentos, porque muchos han acabado escondidos bajo tierra. Ayúdame a conocer, valorar, agradecer y trabajar los talentos que me has regalado. Amén.