Si logro el silencio lograré escucharte. Escucharte para hacer Tu voluntad y emprender el desafío de amar. Escucharte y dejarme llevar. Porque escuchándote te dejo nacer en mí, me das la paz que me falta y me quitas el miedo que me sobra. Pones las palabras que necesito, aliviando cualquier pena.
Para escucharte me detengo y deteniéndome es que Tu palabra se hace carne en mi. Sólo deteniéndome puedo tomar impulso y abrir mi alma a la magia de Tu amor. Amor del que me mantiene en pie, me renueva y vivifica. Amor que me invita a retomar el camino, según Tu plan, según lo que soñaste para mi. Amor que podemos descubrir -en cada detalle-, dándonos lo mejor, si nos silenciamos, acallando nuestro interior, dejando que reposes tu calma. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.