En las intemperies de nuestra existencia, cuando la noche cae, el camino se vuelve incierto y las dudas toman la palabra.
En los giros de la vida, cuando el fracaso es posibilidad, el miedo llama a la puerta y la inseguridad es compañera.
En la crueldad del azar, cuando llega la enfermedad, la soledad lanza su grito y la muerte merodea.
En las encrucijadas del futuro cuando avanza la tormenta, no hay tierra a la vista y el mal anda cerca.
Ahí estás Tú, en lo escondido, sosteniendo el barco, llevándonos donde sólo sabes Tu.
Ahí estás Tú, en lo profundo, hacia un mañana que será bueno, sencillamente porque proviene de ti.
Ahí estás Tu, en lo desconocido, cogiéndonos de la mano, hacia la tierra prometida. Amén.
(Por Álvaro Lobo, sj
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.