Señor Jesús, Tú que cargaste una cruz no merecida ni apetecida, una cruz que abrazaste libre y decididamente, para mostrarme que me amas más que a tu propia vida, dame fuerza para cargar con las cruces de cada día, para superar la tentación de huir, cuando un compromiso me duele, para seguirte y seguir a todas las personas que aman de verdad: a esas madres que se sacrifican para acompañar la vida de sus hijos, a esos abuelos que se privan para poder ayudar a hijos y nietos, a esas religiosas que renuncian a una familia por consagrarse a Ti, a esos cirineos que cargan la cruz de los que caminan a su lado, a tantas personas que arriesgan su vida por defender a los más pobres, a quienes, soportando su cruz, arriman el hombro para aliviar cruces ajenas. Dame fuerza para llevar la cruz, como Tú. Siempre como Tú y contigo. Amén.
15 de septiembre de 2024
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