Aquí estoy, Señor, delante de ti, con mi presente y con mi pasado a cuestas; con lo que he sido y con lo que soy ahora; con todas mis capacidades y todas mis limitaciones; con todas mis fortalezas y todas mis debilidades. Te doy gracias por el amor con el que me has amado, y por el amor con el que me amas ahora, a pesar de mis fallos.
Sé bien, Señor, que por muy cerca que crea estar de Ti, por muy bueno que me juzgue a mí mismo, tengo mucho que cambiar en mi vida, mucho de qué convertirme, para ser lo que Tú quieres que yo sea, lo que pensaste para mí cuando me creaste.
Ilumina, Señor, mi entendimiento y mi corazón, para que Tú seas cada día con más fuerza, el dueño de mis pensamientos, de mis palabras y de mis actos; para que todo en mi vida gire en torno a Ti; para que todo en mi vida sea reflejo de tu amor infinito, de tu bondad infinita, de tu misericordia y tu compasión. Amén.