He escuchado a algunas personas separadas que al paso del tiempo,
viendo las cosas en retrospectiva han dicho: No era para tanto, no teníamos
porqué haber llegado a la separación…
A otras las he
escuchado decir: tuve muy poco aguante…. Me ganó el egoísmo….
Si pudiera
retroceder en el tiempo haría las cosas diferente….. tendría otras
prioridades…….
Mucho se ha
hablado, y ya nosotros también lo hemos hablado…. Sobre la Comunión a los
divorciados y vueltos a casar. Un tema candente que levanta ámpula y que será
tratado en el III Sínodo Extraordinario de la Familia. Es un gran desafío de la
Iglesia. Para que todo eso llegue a tener respuestas, respuestas que se den
desde el Evangelio, desde la cruz de Cristo, se necesita oración de todos, y pienso que Jesús escuchará con agrado la oración de aquellos
matrimonios que han luchado, sufrido y
arriesgado por salvar su matrimonio porque lo valoraron, amaron. Y consideraron
que tenía mucha importancia realizar su vida en comunión y creyeron en las
gracias que Dios les daba para salir adelante día con día… pienso en esas
personas:
que soportaron
traición y perdonaron…..y muchos se burlaron y los consideraron sin dignidad
que soportaron
abandono y esperaron…… y muchos les aconsejaron que cerraran de una vez la
puerta.
que soportaron humillaciones
y dieron lo mejor de sí….. y les insinuaron que era una ridiculez
que con
paciencia convirtieron a su pareja….. y les decían no tiene caso…. olvídalo
que se
abrieron a la vida y la dieron a sus
hijos ……. Y les decían: por eso no progresan
que recibieron
al hijo discapacitado con inmenso amor y ternura……. Y les sugirieron el aborto
que pasaron por
pobrezas, mucho trabajo y cansancio…… y los criticaron por no tener visión
que
permanecieron unidos …………………. Y fueron juzgadas de estúpidos por no separarse.
que cuidaron a
su conyuge en la enfermedad………… y les decían que tenían derecho a abandonarlo
en una institución.
Los que no se
dieron por vencidos y perseveraron a pesar de las mil y un dificultades que
cada día vivieron pensando en la importancia de mantener unida a la familia, de
poder entregarles a sus hijos y nietos un ejemplo de seguridad, de que Dios es
más grande que los problemas. Y amaron y siguen amando. Ellos pueden, si
quieren, acercarse al altar, recibir a Jesús en la Eucaristía porque Él es el
que ha estado cada día a su lado, pueden llorar con él si hay penas, pueden
cantar sus alabanzas, pueden contar su historia y despertar esperanza, alegría
y paz. Y pueden orar por los que no lo lograron. Saben que son sus hermanos en
la fe, que son Iglesia y viven en la esperanza y en la misericordia de Dios. Y
saben también que serán escuchados.
A esos
matrimonios que llevan en su corazón las cicatrices de las heridas y la alegría
del amor compartido les encomendamos a todas las parejas que no pudieron seguir
adelante, les pedimos que se pongan delante del Señor y les pidan por todos
aquellos que esperan en la misericordia de Dios para vivir la alegría la fe recibida.
Josefina Rojo