Qué podemos decir ante esta hermosa y profunda reflexión del Papa Francisco. Simplemente estar a su lado y darle gracias a Dios por su presencia y sus hermosas y edificantes catequesis. Hoy, nos dice el Papa, ocurre que mueren muchos niños y muchas personas. Por muchos motivos, guerras, enfrentamientos, hambre, buscando un lugar para vivir en paz...etc. Pero también en el vientre de sus madres. Y, el Papa, nos da motivo de esperanza, apoyandonos en María y sus lágrimas de compasión.
Diríamos que hay más Herodes hoy o tantos como ayer. O que Herodes sigue presente en tantos hombres de este mundo. Sin embargo, nuestra esperanza, apoyada en María, por su compasión y lágrimas, no sostienen y nos empujan a esperar en esa nueva vida que Jesús, el Hijo de Dios, nos ha prometido con su segunda venida.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles 4 de enero de 2017
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy nos fijamos en Raquel, una figura que nos habla de la esperanza en medio del llanto. El profeta Jeremías habla de Raquel que llora en Ramá porque sus hijos, que han salido para el destierro, ya no están. Raquel representa el dolor de tantas madres que también hoy lloran la pérdida de un hijo o de un ser querido y no encuentran consuelo. Ante el dolor de los demás debemos mostrar una gran delicadeza, y compartir su sufrimiento y su llanto si queremos que nuestras palabras puedan dar un poco de esperanza. Dios responde al llanto de Raquel con una promesa: el pueblo volverá del exilio y vivirá libre en la fe. Las lágrimas de Raquel han engendrado la esperanza. El evangelio de Mateo retoma este texto de Jeremías y lo aplica a la matanza de los niños en Belén, por parte de Herodes. El Hijo de Dios ha entrado en el dolor de los hombres y lo ha compartido hasta el final. En la cruz, Jesús nos entrega a su madre, convirtiéndola en madre del pueblo creyente. Allí, la muerte es vencida y se cumple de modo pleno la profecía de Jeremías. Las lágrimas de María, como las de Raquel, han engendrado la esperanza y una nueva vida.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos a la Virgen María que nos ayude a tener siempre viva nuestra esperanza en medio del dolor, y que con nuestra delicadeza y ternura sepamos ser instrumentos de la presencia y cercanía de Dios para el que sufre. Les deseo un feliz año. Muchas gracias.