Señor, es justo y necesario pedir y darte gracias siempre y en todo lugar, en la alegría y la tristeza, en la calle y en el monte, en casa y en la iglesia…
Señor, aunque no precisas nuestra oración para bendecirnos, nosotros necesitamos rezar para abrir el corazón y recibir tus dones, para sentir tu cercanía, tu ternura, tu amor, tu fuerza… y Tú, como buen padre, acoges nuestra pobreza y nuestro cariño.
Gracias, Señor, porque haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación, para poder vivir más felices, como buenos hijos tuyos y hermanos de todas las personas. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.