Señor, estar en tus manos me duele. Me moldeas, me arreglas, me curas. Quitas los parches que pongo, mostrándome lo que soy y me rediseñas a tu modo.
Con el dolor me vas enseñando qué es eso de "entregarme" como tú. Si bajo las defensas vas actuando más. Me dices entre mirada y mirada: "déjate llevar".
Todos mis errores y desaciertos los vas tomando y te haces cargo. Con tus manos enderezas mi camino y rearmas lo que desarmo.
Señor, ayúdame a confiar y a esperar que se cumpla tu obra, en mi y en los demás. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.