Acabo de leer el mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que te invito a leer en el enlace, y no me resisto a expresar aquí la alegría que he sentido.
¡Blogueros con el Papa y a mucha honra!
Una de las tentaciones que tenemos los blogueros es estar siempre preocupados por el eco de nuestras palabras. Podemos engañarnos y entablar nuestra relación con los demás como si se tratara de un monólogo, en el que nosotros somos los que comunicamos. Un monólogo disfrazado de un aparente diálogo, puesto que nos gustan los comentarios que nos dejan en nuestras bitácoras. Pero, si lo que queremos es apreciar el haber sido leídos es algo así como el montañero que grita y se alegra al oír su voz en el eco. El montañero no se engaña. Sabe que está solo. Sin embargo, el bloguero sí que es proclive a ese engaño. Escribe, escribe y vuelve a escribir, y gusta de los comentarios para seguir escribiendo.
El Papa propone precisamente un dinamismo inverso. Todo sale del silencio. En la quietud interior el hombre puede orar y comprender la realidad que le circunda. Puede escuchar a los demás. Y esa comunicación que procede de otros labios, de otras voces que no son la suya, alimentan su oración y compelen a dar respuesta. Silencio, oración, escucha. Silencio, escucha, oración. He aquí las condiciones para un verdadero diálogo interpersonal.
En la Red también puede haber ese diálogo. Me da una gran alegría comprobar que desde sus comienzos, Blogueros con el Papa ha alimentado el deseo de que la oración común sea el principal elemento integrador de los comunicadores. Véase por ejemplo el Post publicado el 12 de agosto de 2010. Salvador ha alimentado siempre este objetivo, con una constancia admirable y yo se lo agradezco.
Ojalá sepamos mantener este espíritu de oración y de escucha, como base necesaria de una auténtica comunicación.