Cada miércoles, día dedicado a
la memoria y al amor al gloriosísimo y santísimo San José, un recuerdo especial
suyo como homenaje al Papa Francisco por el amor y devoción que tiene al
glorioso Patriarca, como lo demuestra especialmente, amén de otras muchas
manifestaciones, por la homilía pronunciada en el día de su toma de posesión
del ministerio Petrino el 19 de marzo, fiesta de San José. Y últimamente
haciendo que su nombre sea pronunciado inmediatamente después de la Virgen
María en las plegarias eucarísticas II, III, IV de la Misa. Esto supone una
inmensa glorificación para San José y, pienso, un buen medio para propagar la
devoción al glorioso Patriarca.
Siento un rechazo y un dolor cuando leo
que San José en la prueba a la que le sometió el Señor con el descubrimiento
del embarazo inesperado de su esposa María, decidió, determinó resolvió
abandonarla en secreto. San José no decidió nada El último en afirmarlo es el
Cardenal Cañizares. Con ocasión de la promulgación del Decreto de la
Congregación para el culto divino, de la que es Prefecto, en el que se manda
que se introduzca el nombre de San José inmediatamente después del de María en
las plegarias eucarísticas II, III, IV, publica un artículo extenso y muy
laudatorio para San José en el Osservatore romano y en él afirma: “El
evangelista Mateo subraya precisamente que, como era justo, no quería
repudiarla y por lo tanto resolvió despedirla en secreto”. El mismo Cardenal
dice a continuación que “la intervención divina en su vida no podía menos que
turbar su corazón, sumido en la oscuridad de la noche y de la falta de luz en
esos momentos” y ¿cómo un corazón sumido en la oscuridad y falta de luz puede
tomar una determinación de esa índole? ¿no sería una imprudencia? ¿No sería mejor
dejarlo a la providencia divina en la que él confiaba enteramente? Y esto creo
que es lo que afirma el evangelista que San José ebouleze, quiso, le vino el
deseo, entre las varias cosas que se revolvían en su interior, de abandonar en
secreto a su esposa María. Y estando pensando estas cosas, significa que no ha
tomado ninguna determinación, sino que esta esperando un solución a esta
situación angustiosa. Como dice el B. Juan Pablo II “no sabía como comportarse
ante la sorprendente maternidad de María. Ciertamente buscaba una respuesta a
esta inquietante pregunta, pero, sobre todo, buscaba una salida a aquella
situación tan difícil para él” (RC 3).
San José, como justo que era, se ha
confiado totalmente a Dios. Sabe que el Señor no abandona a los suyos en tiempo
de prueba y dificultad y que al que confía en él le libra de sus angustias. Y
así se hizo. Mientras pensaba estas cosas vino el ángel del Señor a dar salida
a esta situación difícil que le angustiaba.
San José no tomó ninguna determinación,
pues tomar determinaciones, resoluciones en situaciones en las que falta la luz
no deja de ser una imprudencia, una falta de sensatez y buen juicio y San José
era santísimo, perfectísimo en todas las virtudes y no cabía en él una
imprudencia y un proceder de este género Decir que San José tomó una
determinación en esa situación es echarle un borrón. San José sólo pensaba,
cavilaba en qué hacer y entre esos pensamientos le vino el deseo de abandonarla
en secreto, pero no pasó del pensamiento. Y este pensamiento le causaba un
dolor terrible. Como dice San Juan de Ávila. “le tenía el corazón tan hecho una
cosa con ella, que haberla de dejar era arrancarle las entrañas y partirle el
corazón” Y así andaba lleno de dolor dentro de sí. Todo agudizaba la noche
oscura que estaba pasando.
Y estando pensando estas cosas, viene le
ángel del Señor y le da la solución: Lo que tienes que hacer es tomar a María
tu mujer en tu casa, porque lo que hay en ella es del Espíritu Santo. Y José
apenas despertó del sueño la tomó en su casa, celebrando el último acto de la
boda. Con las palabras del ángel Dios le llamaba a este amor. “Este hombre
justo que en el espíritu de la más noble tradición del pueblo escogido amaba a
la Virgen de Nazaret y se había unido a ella con amor esponsal, es llamado de
nuevo a este amor” (RC 19)