Cardenal Gerhard Ludwig Muller Barbara Marx Hubbard
Prefecto de la Congregación para la Ideóloga Coevolucionista
Doctrina de la Fe
“La renovación de la Iglesia pasa también a través del
testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el
mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la
Palabra de verdad que el Señor nos dejó…”
-Papa Benedicto XVI.
Motu proprio ‘Porta Fidei’, (La Puerta
de la Fe) No. 6-
Con estas palabras, el Papa Benedicto XVI anunciaba el inicio
del Año de la Fe, por iniciar en Octubre
del 2012, enfatizando que la fe de la Iglesia es la que sostiene y anima el
testimonio de vida cristiana. Estas palabras aplican a todos nosotros los
bautizados que nos hemos comprometido a vivir la fe; pero esto es aún más
relevante para quienes han sido llamados a ofrecer a la Iglesia y al mundo, el
testimonio de la vida consagrada.
No obstante el ánimo de renovación que
proclamaba el Papa Benedicto XVI desde Octubre del 2011, cuando publicó ‘Porta Fidei’,
surgían voces de disensión y apostasía desde el interior de la misma Iglesia. Las
religiosas que integran el LCWR (Leadership
Conference of Women Religious), que agrupa a religiosas de la
mayoría de las congregaciones de religiosas en Estados Unidos, desafiaban
abiertamente a la CDF (Congregación para la Doctrina
de la Fe), y al Cardenal
William Levada, en ese entonces, el Prefecto,
en presencia del Arzobispo Peter
Sartain, como delegado. La junta había sido requerida por el LCWR, para tratar
sobre lo que la Hna. Pat Farrell, OSF, su presidente, consideraba ‘deficiencias
en el proceso de evaluación doctrinal que CDF había reportado en Abril del 2012’.
La evaluación de la CDF había sido
solicitada desde el 2009, cuando el Cardenal Levada envió una misiva dirigida
al LCWR, informándoles de la decisión de iniciar esta evaluación doctrinal. La
carta se refería a una junta que habían sostenido el 2001 en Roma, las
directoras del LCWR con staff de la CDF, en donde se les indicó que debían
reportar iniciativas planeadas o ya en proceso por dicha conferencia, para
promover las enseñanzas de la Iglesia entre sus comunidades, especialmente la
Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis,
que es la Declaración de esta Congregación Dominus
Jesus, y el problema de la homosexualidad. La carta contenía la siguiente
observación: “Dado el tenor y el contenido
doctrinal de varias declaraciones en las asambleas anuales del LCWR a través de
los años, este Discaterio concluye que los problemas que habían motivado su
solicitud del 2001 continúan presentes”. Del 2001 al 2012, no se había
observado ninguna corrección y continuaban las desviaciones doctrinales y el
activismo.
El propósito de esta evaluación
doctrinal fue ayudar al LCWR en su misión de promover una visión de comunión
eclesial basada en la fe en Cristo y en las enseñanzas de la Iglesia, con
fidelidad a las orientaciones del Magisterium.
La Hna. Pat Farrell no limitó este desviado
contenido doctrinal a las asambleas anuales, emprendió una campaña mediática
para atacar al Discaterio, habiendo concedido entrevistas en algunos de los
medios seculares y otros muy radicales. Una de las más notorias fue la que
concedió a NPR (National Public Radio).
Por su parte, el Cardenal de Nueva
York, Timothy Dolan respondió en actitud conciliadora a través de un medio
católico, The Catholic Channel
(Sirius XM canal 129), fue un programa de preguntas y respuestas por teléfono,
en donde también se habló de la reforma del LCWR. El Cardenal descartó el
argumento que se estaba propagando en el sentido de que la Iglesia silenciaba a las mujeres religiosas: “Yo creo que la
Congregación para la Doctrina de la Fe está más bien diciendo, ‘hermanas, apreciamos nuestro diálogo’ y el documento se
extiende hasta el grado de alabar su brillante trabajo. Aun así, creo que la
Santa Sede está diciendo ‘estamos tratando lo mejor para escucharlas, hermanas,
las amamos, les agradecemos y apreciamos lo que hacen, queremos que continúen
su trabajo. Lo que les pedimos es: ¿Podrían dedicarle su atención a algunas
cosas que nos preocupan?” Evidentemente, las hermanas no están
escuchando a la Iglesia.
Fue así que el 30 de Abril del 2014,
el nuevo Prefecto de CDF, Cardenal Gerhard Müller, en nueva junta entre CDF y
superioras del LCWR, hizo algunas indicaciones precisas sobre la implementación
de la Evaluación Doctrinal, especialmente sobre la revisión de los estatutos y
constituciones del LCWR. Esta Evaluación contenía conclusiones sobre las
posiciones teológicas del LCWR, observando que la organización estaba
auspiciando y promoviendo teorías y Gnosticismo incompatibles con la Fe
Católica. El objetivo de estas observaciones estaba orientado a hacer que el
LCWR reflexionara más explícitamente en la misión de una Conferencia de
Superiores, como algo centrado en Jesús y apoyada en las enseñanzas de la
Iglesia sobre la vida consagrada.
El Cardenal Müller fue explícito
desde sus comentarios iniciales: “Hemos sido
informados que desde el principio, las oficiales del LCWR han juzgado la
Evaluación Doctrinal considerándola ‘errada’ y sus hallazgos como ‘acusaciones
no probadas; mientras que las así llamadas ‘sanciones’ fueron
‘desproporcionadas al alcance de la organización, afectando su habilidad para
cumplir su misión’. Es mi intención, al discutir estos asuntos franca y
abiertamente con ustedes, ofrecerles una explicación sobre porqué creemos que
las conclusiones de la Evaluación Doctrinal son precisas y ofrecen el camino de
reforma necesario para asegurar que la vida religiosa florezca en Estados
Unidos”.
Una lectura objetiva de estos
pronunciamientos nos hace ver que el Cardenal Müller no está ‘jugando poker’ con el LCWR. Hizo sus
observaciones respetuosamente, sin cambiar postura o eludir detalles; punto por
punto fue clarificando cómo el LCWR no ha respondido debidamente a la
Evaluación Doctrinal y qué es lo que sus líderes necesitan hacer. Sin dibujar
ninguna línea en la arena, el Cardenal Müller más bien, dejaba entrever que ya
había una línea trazada en la arena, al concluir: “El
LCWR, como una entidad canónica dependiente de la Santa Sede tiene la
profunda obligación de promover la fe, como el fundamento esencial de la vida
religiosa. El estatus canónico y la visión eclesial van mano a mano, y en esta
fase de implementación de la Evaluación Doctrinal, buscamos una expresión más
clara de esa visión eclesial y signos más substanciales de colaboración”
Las líderes del LCWR volvieron a
emprender otra campaña mediática contra los obispos y el CDF. Sus puntos de
vista fueron ampliamente difundidos, mientras que las observaciones del
Cardenal Müller fueron distorsionadas y no se citaban fuentes autorizadas de la
Iglesia. De hecho, el LCWR ha caído teológicamente en errores, independientemente
de que sus líderes sólo se ocupan de su imagen en los medios. No parecen ser
las mismas hermanas que dieron testimonio heroico por varias generaciones, en
las escuelas católicas, hospitales, agencias de servicios sociales y en
universidades; que ha quedado grabado en la memoria de muchos católicos y
no-católicos, a quienes sirvieron desinteresadamente. El perfil actual del LCWR
proyecta una filiación más compatible con un partido político socialista, que fidelidad a sus votos religiosos.
Lo que promueven son corrientes de
Gnosticismo que la Iglesia ya había combatido desde los siglos II y III. Una de
las ideologías que menciona la Evaluación Doctrinal es la ‘Cocreación’. El LCWR ha
invitado varias veces a sus asambleas a Barbara Marx Hubbard, que sus líderes
consideran ‘futurista visionaria’ y
ella misma se dice ‘Evolucionista de la
Conciencia’. Es una combinación de tendencia ‘New Age’ con un evolucionismo
escalofriante. En sus propias palabras, Barbara Marx Hubbard dice: “Según el lenguaje tradicional religioso, hemos
sido creados a imagen de Dios y nos estamos pareciendo más a Dios. En el
lenguaje evolucionario, nos estamos volviendo más coevolucionarios en el proceso. En la cocreación, nosotros portamos dos variedades –nuestra esencia
espiritual y nuestras capacidades científicas y sociales- para participar en la
creación. Cuando estas variedades se mezclan, nace un nuevo ser humano: un
humano universal, un cocreador, una expresión única y personal de
lo divino. El paso más fundamental de un cocreador es una nueva espiritualidad,
en la cual nosotros cambiamos nuestra relación con el proceso creativo, de
creatura a cocreador –de
evolución inconsciente a consciente….” Esta ideología no es otra que la exaltación del pecado de la
soberbia en la voz del mismo demonio. Otra vez, como en Génesis 3, 5: “Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis
de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del
mal”.
La
Evolución de la Conciencia quiere que la humanidad compita con Dios. Proclama
que la humanidad ya tiene la habilidad de seleccionar cómo seremos en el
futuro, como se transformará la especie Homo
Sapiens, partiendo de los avances de la ciencia, medicina, biotecnología,
sicología y espiritualidad. Asume que los seres humanos estamos en la cresta de
una evolución continua del universo. Sostiene algunos conceptos mal
fundamentados en base a la llamada Teoría Integral, el cerebro global, a la
conciencia colectiva y hasta citan la noósfera de Pierre Teilhard de Chardin.
Además de Barbara Marx Hubbard, hay otros notables ideólogos, como Ervin Laszlo
y Andrew Cohen, pero el LCWR prefiere a la feminista radical Hubbard.
Después de
la carta del Cardenal Müller, Barbara Marx Hubbard respondió en ‘National
Catholic Reporter’ a algunas de sus observaciones. Müller había ido a la raíz
de los errores propuestos por LCWR, declarando: “Las tesis
fundamentales de la evolución de la conciencia se oponen a la Revelación
Cristiana. Cuando se consideran sin debida reflexión, conducen necesariamente
a errores fundamentales con respecto a la omnipotencia de Dios, la Encarnación
de Cristo, la realidad del pecado original, la necesidad de salvación y la
naturaleza definitiva de la acción salvífica de Cristo en el Misterio Pascual”.
No descartó que ese enfoque tan
intenso en estas ideas coevolucionarias les ha robado a las religiosas la
habilidad de sentire cum Ecclesia (pensar con la Iglesia,
abrazando sus enseñanzas). Por su parte.
Barbara Marx Hubbard que es judía agnóstica, respondió que las tesis de la
coevolución no están en conflicto con las enseñanzas de la Iglesia. Sin
embargo, cree que falta una visión cósmica a nuestra fe.
Para
quienes se sienten atraídos por estas ideologías, vale la pena recordarles del
Orden Cósmico Trinitario y esto no es una novedad. Como Católicos estamos
llamados a proclamar nuestra fe, aun en este mundo contemporáneo que se ha
venido definiendo rápidamente por nuevos descubrimientos en los campos de la
Física, Neurociencia, Cosmología, etc. En esta perspectiva, hay un texto de
san Gregorio Nacianceno que puede ser muy iluminador. Dice que en el mismo
momento en que los Magos, guiados por la estrella, adoraron al nuevo rey,
Cristo, llegó el fin para la astrología, porque desde entonces las estrellas
giran según la órbita establecida por Cristo. La
Trinidad y Cristo constituyen la fuente y el culmen de todo en la creación. Es
posible que algunas personas se dejen llevar por ignorancia, por las tendencias
y falta de compromiso, ya que no han profundizado en la Verdad de nuestra fe,
pero si nos proponemos hacerlo, aceptaremos con más entusiasmo las enseñanzas
de la Iglesia. Eso mismo se les pide a las religiosas del LCWR.
Puerta de la Catedral Almudena en Madrid.
El Papa
Benedicto XVI nos ofrece una perspectiva sobre este panorama: “en esta escena se invierte la
concepción del mundo de entonces que, de modo diverso, también hoy está
nuevamente en auge. No son los elementos del cosmos, las leyes de la materia,
lo que en definitiva gobierna el mundo y el hombre, sino que es un Dios
personal quien gobierna las estrellas, es decir, el universo; la última
instancia no son las leyes de la materia y de la evolución, sino la razón, la
voluntad, el amor: una Persona” (Spe Salvi, 5).
Como
Iglesia, necesitamos retornar al Evangelio proclamado por Jesús, el histórico,
para combatir estas apostasías, centrarnos en el Reino de Dios, que representa
el gobierno de la Trinidad. Esto puede servir para configurar todas nuestras
relaciones y estructuras en la Iglesia, de tal manera que el Catolicismo esté
cimentado en comunidades cósmicamente Crísticas, compasivas, interconectadas
y contemplativas.
Ya contamos
con modelos de conectividad con el
Cristo Cósmico, que prueban que la ‘economía de la salvación’ nos invita a
desarrollar nuestra conciencia para darnos cuenta que el plan de Dios para el
universo tiene un patrón Trinitario y Cósmico, que comprende la Iglesia y el
Mundo de hoy. En ‘The Spirit of the Liturgy’,
publicada en 1999, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger escribe sobre
el Cosmos, invocando dos cánticos de San Pablo para invocar un nuevo orden
cósmico: “…el que está en Cristo es una
nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo”. (2 Corintios 5, 17). La
conciencia de esta realidad nos invita a desarrollar nuestras relaciones hacia
un nuevo orden, es decir, erradicar todo aquello que refleje el viejo orden,
como el racismo, etnocentrismo, clasismo, discriminación laboral, etc., para
cambiarlo por formas de igualdad que reflejen la Trinidad. “Los que
os habéis bautizado en Cristo os habéis revestido de Cristo” (Gálatas 3, 27).
Ratzinger nuevamente advierte sobre estas tendencias evolucionarias
modernas y cita a Teilhard de Chardin en el contexto correcto sobre la ‘Nóosfera’,
“en donde él veía un cosmos en
proceso ascendente y una serie de uniones que conducen a uniones más complejas,
en las cuales el espíritu lo abraza todo y lo mezcla en una especie de
organismo vivo. Partiendo de estos dos cánticos, Teilhard ve en Cristo a la
energía que avanza hacia la nóosfera incorporando todo hacia sí en su
totalidad. A partir de aquí, Teilhard le viene a dar un nuevo significado al
culto Cristiano: la hostia en transubstanciación es la anticipación de la
transformación y divinización de la materia en su totalidad ‘cristológica’. Es así, que la
Eucaristía provee el movimiento del cosmos con su dirección; anticipando su
meta y apresurándola”.
La Iglesia
no nos ofrece una fe fragmentada. Podemos revisar en los evangelios, los
pasajes que se refieren al Hijo del Hombre. Jesús habla de sí mismo como
pre-existente, se presenta como la figura que retornará en gloria cósmica.
“Eres
digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque
tú has creado el universo; por tu voluntad, existe y fue creado”. (Apocalipsis 4, 11).
Las
religiosas del LCWR necesitan acatar las disposiciones de la CDF para cumplir
la misión que Dios les ha encomendado y que ellas mismas han aceptado en sus
votos, pero aún más importante, por su salvación personal y para que no se
pierdan del gozoso encuentro con Jesús,
el esposo cósmico que las llamará según Su Voluntad.
-Yvette
Camou-
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