30 de junio de 2013

Padre François Murad, Mártir por la Libertad Religiosa en Siria.

                                                                  Padre François Murad


“Toda la historia de los Cristianos en el Medio Oriente ha sido marcada y ha fructificado por la sangre de los mártires de muchas persecuciones. Recientemente, el Padre Murad me estuvo enviando mensajes que mostraban que estaba plenamente consciente de que vivía en una situación muy peligrosa y ofreció su vida por la paz en Siria y en el mundo”.

-Arzobispo Jacques Behnan Hindo, 
Titular de la Arquiparquía Sirio-Católica en Hassaké-Nisibis-

Con estas palabras describió el Arzobispo a la agencia Fides los acontecimientos ocurridos en el norte de Siria el domingo 23 de Junio pasado, cuando el Padre Murad y otros dos cristianos más fueron brutalmente decapitados por rebeldes sirios, en Gassanieh. Estos hechos fueron confirmados por el Custodio de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa, OFM, quien exhortó a los fieles a orar para que se acabe este vergonzoso conflicto y la gente logre tener una vida normal.  El Padre François, de 49 años, había iniciado su vida religiosa con los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, donde se había refugiado y continuaba identificado con una estrecha amistad espiritual con ellos, aunque no era franciscano. Después de haber sido ordenado sacerdote, inició la construcción de un monasterio dedicado a San Simón ‘le styliste’, en el poblado de Gassanieh. Al iniciar la guerra civil en Siria, el monasterio fue bombardeado y el Padre Murad se mudó al convento de la Custodia por razones de seguridad y para brindar apoyo a los pocos que quedaban, así como también a otros religiosos y religiosas. De acuerdo a fuentes locales, el monasterio fue atacado por militantes ligados al grupo jihad Jabhat al-Nusra.

     

29 de junio de 2013

Es una verdadera lástima

Se ha consumado la separación de la Fraternidad X


Hace tiempo escribí una versión libre de la parábola del hijo pródigo. La denominé: parábola del hermano cenizo.  Después del comunicado de las máximas autoridades de la Fraternidad de san Pío X, ahora la transcribo de nuevo a continuación, para después comentarla.

"Hermano cenizo
del pródigo hermano.
Sí: hermano que hizo
que huyera su hermano.
Todos estamos necesitados de conversión. Vivir en la Casa del Padre es exigente. Nadie puede conformarse con el hecho de estar en ella mientras haya hermanos "pródigos", a los que el Padre quiere con amor infinito y misericordioso.
El hermano del pródigo hermano habría debido de ir en su busca para traerlo de nuevo a Casa.
No lo hizo.
Tampoco se alegró cuando el pródigo regresó y se enfadó al ver que el Padre había organizado una fiesta para celebrarlo.
El hermano cenizo estaba enfadado.
Habitaba en la casa de su Padre, pero su corazón estaba triste, permanentemente triste. Y su tristeza llegó al culmen cuando la alegría del Padre estaba colmada.
El hermano menor había abandonado la casa paterna, pidiendo la parte de herencia que le correspondía. Sin embargo, ¿qué parte de culpa tuvo el hermano mayor, para que él hubiese abandonado el hogar familiar?"

Todos saben que la parábola del Hijo pródigo está dirigida a los judíos que no querían abandonar su posición privilegiada en la historia de la salvación y sentían los dones de Dios -la Alianza, la Ley, el Templo, las Promesas- como un don recibido en exclusiva. 

Hoy es la Fiesta de san Pedro y san Pablo, ambos "confesores" de Jesucristo y rocas sobre la que se construye la Iglesia. Tanto ellos como Jesús fueron considerados unos traidores porque predicaban un Evangelio universal de salvación. La Alianza de Dios con Moisés era sólo un tipo o figura de la verdadera Alianza en Cristo
"Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad." (Ef 2, 14-16).
Los tradicionalistas de nuestra época experimentan también las mismas tentaciones que sufrieron los judíos. También ellos consideran que lo más importante es esa "doctrina" que confunden con el Evangelio. También ellos volverían a crucificar a Cristo, por duras que resulten estas palabras, siempre que la certeza de su posición en el mundo, sus prerrogativas, sus tradiciones se vean conculcadas.

Al igual que el hermano cenizo, perdón, el hermano mayor de la parábola pueden soportarlo todo menos que Dios haga fiesta con el pérfido y juerguista hijo pródigo. El hermano mayor siempre había estado en la casa del Padre. Estaba más con el cuerpo que con el espíritu. Pero ahora, cuando oyen la música y la fiesta, se niega a entrar o más bien, son ellos que se van del banquete y de la casa.

La fraternidad de san Pío X ha roto ya definitivamente con la Iglesia. Acusan al Concilio Vaticano II de "haber destruido y demolido a la Iglesia". Esto ha sucedido ahora, pasados los famosos cien días de pontificado. Ya no han aguantado más: la predicación del Papa en santa Marta y sus gestos "escandalosos" han sido la gota que ha rebasado el vaso.

Es una noticia triste. Dios estará hoy triste: porque ese hijo suyo no quiere entrar en casa.

Hace unos días el Papa Francisco habló de la oveja que queda en el redil y de las noventa y nueve que andan perdidas por el campo. Tan cuidada, tan acicalada, peinada y mimada, esa oveja ya no soporta la idea de compartir el redil con sus hermanas. Pero es necesario que el pastor salga a buscarlas. Ésta es una enseñanza para todos. Todos necesitamos conversión, porque ninguno podrá entrar en la casa del Padre sino se convierte de sus pecados. No estamos hablando de santos y de pecadores, sino de un Santo y de una muchedumbre de pecadores necesitados todos de conversión. Cada uno tiene su pecado. Que cada uno sea capaz de reconocerlo.

Joan Carreras del Rincón

24 de junio de 2013

Los desagües



También en otras épocas el aborto y el abandono de los recién nacidos eran prácticas corrientes. El mundo pagano, el mundo de los ídolos, no conocía a Dios. La vida no tenía valor. La insensibilidad era el principal pecado de aquellas sociedades paganas.

También hoy vivimos una situación cultural semejante, especialmente por lo que se refiere a la insensibilidad. Baste pensar en los bebés rescatados en los últimos días, arrojados por sus madres a los desagües. Hace una semana sucedió en China; ayer, en Alicante (España). "No tenía suficiente dinero para abortar", diría la mujer, cuando la detuvo la policía.

"Es una ignorante", comentaba uno, "puesto que el aborto está al alcance de todos los bolsillos".

Ciertamente, ella era una ignorante y también quien hizo ese comentario. El problema no es económico, sino cultural. Es el valor de la vida el que se está siendo arrojando por las alcantarillas. No hay una diferencia radical entre abortar y arrojar al recién nacido por un desagüe. Legalmente la hay, pero no desde el punto de vista moral. La insensibilidad no está sólo en esa joven madre -a la que no se puede juzgar- sino a la sociedad que empuja a las madres a desembarazarse de sus hijos.

Urge una cultura de la vida que no "criminalice" a las madres sino que sacuda las conciencias de todos cuantos contemplan el aborto como algo bueno. "El aborto tiene que existir y son las mujeres las que tienen que decidir", declaraba ayer una actriz en un programa televisivo. Tal como está planteado, parece que se esté animando a las mujeres a elegir bien, es decir, a abortar. Hablan de libertad de elección, pero en ningún momento se les ocurre plantear la posibilidad de animar a las mujeres a que den a luz a sus hijos.

¿Es posible cultivar una cultura pro vida la mismo tiempo que se subraya la libertad de la mujer para decidir? Éste es uno de los puntos clave de la cultura pro vida. Si la respuesta fuese negativa, entonces las campañas en favor de la vida podrían aparecer como un ataque a la libertad de las mujeres. Si la respuesta es afirmativa, cabe entonces defender a la vez la vida y la libertad, como bienes que no se excluyen, sino que se exigen mutuamente.

Hay quien afirma que la vida sería un bien de tal envergadura que no puede ser manipulable ni negociable. Es cierto. La dignidad de la persona consiste precisamente en eso, en la necesidad de ser tratada como un sujeto y nunca como un objeto. Pero es cierto sólo cuando hablamos de la vida de una persona concreta. No podemos jugar con la vida de ninguna persona como moneda de cambio, pero aquí estamos ante otro problema. Estamos intentando precisamente que las mujeres que han engendrado una criatura comprendan y actúen de acuerdo con este principio. No sólo está en juego el bien del nasciturus, sino también el de la madre gestante.

En el terreno moral, es cierto que no podemos decir a esa mujer: "eres libre para abortar", porque la libertad no debe ser nunca presentada como un pretexto para pecar. Se le debe decir, en cambio: "eres libre para acoger la vida que hay en ti" y encontrarás en la sociedad la ayuda que necesitas.

En el terreno de las libertades políticas, es necesario defender la libertad de la mujer para que tome la decisión en conciencia.

Yo acabo de criticar a una actriz por ser hipócrita, al sostener esta tesis: "El aborto tiene que existir y son las mujeres las que tienen que decidir". En realidad no le importa nada la decisión que tome ella: parece más bien defender el aborto y secundar la cultura de muerte y el negocio de sangre que se cela detrás de ella.

En el terreno político, por tanto, no quiero ser hipócrita: defenderé la libertad de la mujer, incluso cuando toma la decisión terrible de abortar. No aplaudiré su conducta ni la legitimaré de ninguna manera. Pero intentaré comprender a la mujer y procuraré estar a su lado, no para recriminarla sino para ser de ayuda y consuelo. Si confundo el terreno moral con el de las libertades políticas, entonces podrán decir de mí que soy un hipócrita: en el fondo no me importaría nada la libertad de la mujer y mi apuesta por la libertad sería simplemente estratégica.

Llevo varios años asombrándome de la hipocresía de algunos políticos. Se les llena la boca con la libertad de la mujer, pero se indignan con la existencia de movimientos pro vida que no sólo buscan promover una cultura de la vida sino también defienden la libertad de las mujeres para que puedan libremente actuar de acuerdo con sus conciencias. Red madre es una de esas magníficas iniciativas en las que se promueve una auténtica cultura pro vida. Contra este tipo de iniciativas sólo los hipócritas pueden estar en contra: los hipócritas de "izquierdas" y los de "derechas". Los primeros porque defienden una libertad para abortar; los segundos, porque toda libertad es para hacer el bien. Esta última afirmación pertenece al ámbito de la ética y no al de la política.

Esta mañana, en facebook, he tenido conocimiento de otra estupenda iniciativa que busca informar a las jóvenes madres gestantes y resuelve las dudas que se les pueden presentar a la hora de tomar esa decisión a la que la cultura de la muerte parece abocarlas: Una página informativa que vale la pena dar a conocer.

Joan Carreras del Rincón

19 de junio de 2013

¿Se contagian las periferias?



        ¿Se contagian las periferias? Hace mucho que medito sobre ello. ¿Por qué nos cuesta tanto a todos detenernos de veras en el camino para ponernos en la piel de quien sufre, entrar en comunión con él y ver que es de justicia ayudarle? ¿Por qué las personas que más lo hacen suelen ir yendo de infortunio en infortunio y dejan de ser “triunfadores” (según el concepto del mundo) si es que algún día lo fueron? ¡Qué paradójico que en la vida sucede casi siempre que, cuando nos ponemos a mendigarle a Dios por esto o por aquello, Él nos responde a su vez con una petición. Es lo que Rabindranath Tagore reflejaba en su bello poema incluido en la colección Gitanjali:
“Había estado pidiendo de puerta en puerta por la calle de la ciudad, cuando desde lejos apareció una carroza de oro. Era la del hijo del Rey. Pensé: ésta es la ocasión de mi vida; y me senté abriendo bien el saco, esperando que se me diera limosna sin tener que pedirla siquiera; más aún, que las riquezas llovieran hasta el suelo a mí alrededor. Pero cuál no fue mi sorpresa cuando, al llegar junto a mí, la carroza se detuvo, el hijo del Rey descendió y extendiendo su mano me dijo: «¿Puedes darme alguna cosa?». ¡Qué gesto el de tu realeza, extender tu mano!... Confuso y dubitativo tomé del saco un grano de arroz, uno solo, el más pequeño, y se lo di. Pero qué tristeza cuando, por la tarde, rebuscando en mi saco, hallé un grano de oro, solo uno, el más pequeño. Lloré amargamente por no haber tenido el valor de dar todo.”
            Efectivamente, Dios nos espera en la persona del necesitado para que, haciéndonos la ilusión de ser nosotros los que damos, recibamos de Él grandes gracias. Son las que acompañarán a nuestro nuevo rumbo de vida tras haber optado por el amor.

         El Beato P.Damián de Molokai, tras atender a los leprosos de esa isla, de quienes nadie se atrevía a hacerse cargo, contrajo la lepra. Los discípulos que siguieron al Señor, sufrieron persecución y sufrimientos. Son las marcas de la crucifixión, joya preciada que Jesús obsequia a los que le siguen.
     “El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la familia llamaron Beelzebub, ¿cuánto más a los de su casa?” (Mt 10: 24,25).
      Según el mundo, una locura, pero para Dios, síntoma de bienaventuranza:
       “Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y, tomando la palabra, les enseñaba diciendo:«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.” (Mateo 5,1-12)
                   No, no es masoquismo porque la historia no termina aquí. Después, Jesucristo resucitó triunfante y admitirá en su Gloria a todos los que le hayan seguido por el camino de la cruz:
         "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?". (Lc 9, 23-25)
                  En cierto modo, Dios nos sale al encuentro en las periferias esperando que así se nos “contagien” y nos hagan aptos para su Reino:
           “ Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos?, ¿o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos?, ¿o desnudo y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.”(Mt 25, 33-40)
                       En la Vigilia de Pentecostés de la "Jornada con los movimientos, las nuevas comunidades, las asociaciones y las organizaciones laicales", el Papa Francisco exhortaba a la Iglesia (nosotros) "no cerrarse en la parroquia, con el movimiento, entre los que pensamos igual". Porque cuando se cierra, "se enferma".

                    Invitó nuevamente a que la Iglesia "salga de sí misma, hacia la periferia, a dar testimonio del evangelio y a encontrarse con los demás", en clara respuesta al mandato de Jesús de "Ir".

                   Y nos dijo algo aún más sorprendente:

             "Prefiero una Iglesia accidentada, a una que está enferma por cerrarse".
                  En efecto, quien se mezcla entre las gentes, quien encarna esa “cultura del encuentro, de la amistad, de hablar aún con los que no piensan como nosotros, incluso con otra fe, porque todos son hijos de Dios" (palabras del Papa), puede resultar también contagiado en ese espíritu del mundo en algunos momentos. Pero, él nos dice que es preferible arriesgar con tal de salvar a las almas, con tal de comunicar el Evangelio.

                  Por supuesto que pondremos los medios materiales y espirituales para conservar nuestra salud física y espiritual. Pero no hasta el punto de volvernos timoratos y, por esa causa dejar de mezclarnos entre nuestros coetáneos, para llevarles a Dios. Realizamos las mismas actividades que ellos, sufrimos los mismos contratiempos, los mismos problemas, pero lo hacemos en Dios.

                    Creo que sí, que, de alguna manera, las periferias se contagian. Dios mismo ha querido “contagiarse” de ellas y tras vernos caídos en desgracia a causa del pecado ha querido quedarse entre nosotros, con la humilde apariencia de un trozo de pan y algo de vino. Tratado como un simple “objeto”, igual que tantas personas lo son, por desgracia, en nuestra sociedad.
            ¡No temamos a las periferias, las periferias son para Dios, son de Dios!
                                                                                                                            


             Pilar V.Padial

            8 de junio de 2013

            Sentimientos nobles y sentimentalismo barato

            Hace unos días estuve hablando de la Resurrección de la carne a unos niños de edades comprendidas entre los 6 y los 8 años. Al terminar de hablar suelo dejar que formulen sus preguntas, previa alzada de mano. Una de las preguntas entrañaba una cierta dificultad. Alfonso, alumno de 2º de Educación primaria, me preguntó acerca del destino eterno de su mascota, que había fallecido aquella misma madrugada. Le respondí que los animales carecen de alma espiritual y que por lo tanto habría que excluir en principio la resurrección de sus cuerpos, puesto que no habría un alma a la que volverse a unir. Al salir del oratorio, Alfonso pidió quedarse conmigo para seguir hablando del asunto. Al quedarnos solos en el oratorio rompió a llorar, totalmente desconsolado. Me contó que el día anterior había salvado la vida de un topo, quitándoselo de las manos a otros niños que mostraban malas intenciones. Él, en cambio, se lo llevó a su casa, le puso un nombre -Tobi- y lo cuidó con cariño. Al amanecer se lo encontró muerto.

            Como no paraba de llorar, le dije para consolarlo:

            - Mira, Alfonso, yo te he dicho que los animales no pueden resucitar, pero también te digo ahora que a Jesús le podemos pedir todo lo que queramos, mientras se trate de cosas buenas. Así, si te parece, le puedes pedir a Jesús que en el más allá, cuando tú resucites y estés en el cielo, te encuentres también allí a Tobi. Dios es todopoderoso y nos escucha siempre.

            El niño se puso en seguida a pedir con las manitas juntas y arrodillado en el reclinatorio.

            Más tarde me vino a la memoria una fotografía que me envió un amigo desde Nápoles y que he compartido ahora con vosotros.


            ¿No estaría yo incurriendo en el mismo defecto que poco antes había denostado en otros? ¿Acaso no estoy consolando a un niño metiéndole en la cabeza ideas tan peregrinas como las promovidas por esta empresa italiana? Aparentemente sí.

            Porque "En el Paraíso S.R.L" no sólo se ofrece un enterramiento digno para la mascota, sino que casi casi se les asegura el cielo o, por lo menos, la posibilidad de que los dueños hagan a sus mascotas la última de las caricias: dar sepultura, incineración o cremación.

            Reconozco que por un momento me pareció haber incurrido en ese mismo error, aunque en mi caso no era la ganancia de dinero sino el deseo de consolar el que me había llevado a crear un espacio de paraíso para un ser no personal, un simple topo. Sin embargo, en mi caso lo único que hice fue aplicar un principio teológico indiscutible: es lícito pedir en oración todo lo que es lícito desear. Siendo el deseo lícito, también lo es la petición. Además, a mi buen amigo no le aseguré que su oración sería atendida necesariamente, sino sólo escuchada. Por otra parte, se trata de incrementar la Fe en la omnipotencia divina y la confianza filial.

            ¿No os parece?

            Joan Carreras del Rincón

            5 de junio de 2013

            Video Resumen de la conferencia "Francisco, el Papa de de todos"


            Lo prometido es deuda, aquí tienen un breve resumen de la conferencia “Francisco, el Papa de Todos”, realizada por el P. José Antonio Medina, autor del libro de igual nombre. Son 6:34 minutos entresacados de cerca de dos horas de conferencia. Una conferencia llena de testimonios personales y referencia vitales de nuestro actual Santo Padre. Tienen este material a disposición para utilizarlo en sus blogs

            Para insertar el video en sus blogs, deben editar la entrada en HTML e introducir este texto:


            <iframe width="560" height="420" src="http://www.youtube.com/embed/eVG4ks7FQ1U?rel=0" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

            ¿Es posible resumir en tan poco tiempo tanta información? La respuesta es no, pero estos 6 minutos son representativos de la conferencia y el contenido del libro. Si Dios quiere, en el III Encuentro Internacional de “Blogueros con el Papa” (Valladolid, 4,5 y 6 de octubre) contaremos con el P. José Medina, por lo que podremos disfrutar de la versión completa de la charla y además podremos hacerle las preguntas que deseemos.

            Sin duda el III Encuentro será un evento digno de ser vivido en primera persona, por lo que les recomiendo que no se lo pierdan. A continuación tienen el dossier de prensa correspondiente a la conferencia y el libro.

            Néstor Mora




            Para introducir en sus entradas este texto, tienen que editar la entra en HTML e insertar el siguiente texto:


            <iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="511" marginheight="0" marginwidth="0" mozallowfullscreen="" scrolling="no" src="http://www.slideshare.net/slideshow/embed_code/21627774" style="border: 1px solid rgb(204, 204, 204); margin-bottom: 5px;" webkitallowfullscreen="" width="560"></iframe><br />

            Para cualquier duda, nos pueden consultar en nuestra Escuela de Blogueros con el Papa