28 de febrero de 2014

El Domingo, Día del Señor

El domingo, en una sociedad secular como la nuestra, es un día sin referencia religiosa, y no sólo para el que pasa de la religión, sino para muchos que se dicen cristianos. El domingo es para gran parte de la gente un día oportuno para el descanso, hacer deporte, para estar con la familia, o disfrutar de la compañía de los amigos. En principio que sea así no está mal, conviene no sacralizar demasiado el tiempo y el espacio y todo porque lo único santo es Dios. Además si nos fijamos bien en el actuar de Cristo nos encontramos que no sacralizó ni el tiempo ni el espacio, no afirmó que algún día de la semana fuese más santo que otro, y eso que fue un piadoso judío de su tiempo, incluso fue acusado de pecar contra el día sagrado de los judíos, el sábado.

Desde está óptica “profanar” el día sagrado no entra de lleno dentro de los pecados, y eso que la Iglesia en el correr de los tiempos introdujo un mandato para los fieles en la línea de lo que era el tercer mandamiento del decálogo, “santificar las fiestas”, mandato que pedía a los fieles el descanso y la asistencia a misa. 

Siguiendo con los ejemplos nos encontramos que los cristianos de los primeros tiempos, y con la importancia que concedieron al domingo, no convirtieron este día en un día sagrado, y eso que en este día solían reunirse comunitariamente para celebrar el recuerdo de la resurrección del Señor con la oración y la eucaristía, aunque en todo lo demás, siguiesen en este día las pautas del resto de sus contemporáneos y se dedicasen al trabajo.

Entonces ¿dónde radica la importancia que los cristianos damos al Domingo? Por supuesto no en un mandato de la Iglesia que pide a los fieles que santifiquen ese día con el descanso y la participación en la Eucaristía. La fe es un acto personal que trasciende a todo lo que es ley, norma, mandato, todo lo cual se intenta escaquear y si no se cumple para evitar las posibles represalias. Y tenemos que tener en cuenta que primero fue el domingo con su celebración de la eucaristía y después vino el mandato o precepto de la Iglesia sobre la práctica del mismo.

La importancia del domingo, al menos para mi, radica en la conciencia que tiene el cristiano de que la resurrección del Señor funda la fe, la confianza que depositamos en el Dios que se nos revela en Jesucristo. Y es esto lo que recordamos en el domingo o día del Señor. En segundo lugar la importancia del domingo radica en la conciencia de pertenecer a una comunidad de hombres y mujeres que creen en Jesús, que apuestan por su estilo de vida y que sienten la necesidad de reunirse para sentirse, por encima de determinaciones sociales, económicas o culturales, miembros de la Iglesia, como comunidad creyente que vive, o al menos lo intenta, un mismo proyecto de vida, el evangelio, y que celebran la fe, ya que somos conscientes que la comunidad es el ámbito de la presencia misteriosa del Señor entre nosotros, al menos eso fue lo que él nos dijo: “donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo”. En tercer lugar la importancia del domingo radica en la necesidad de mantener vivo el mandato del Señor: “Haced esto en memoria mía” y “esto” es la eucaristía, que es recuerdo de una vida y de una presencia la del Señor en medio de su comunidad.

De hecho desde comienzos del cristianismo el domingo se convierte en el día de la celebración de la eucaristía, entendida como lectura de la palabra de Dios, celebración del perdón y comida del pan eucarístico y, como recordaba el apóstol Pablo a sus comunidades, compartir los bienes con los necesitados a través de la colecta.

Desde lo que llevamos dicho no entiendo a un cristiano a quien el domingo no le diga nada, que no sea capaz de celebrar la eucaristía y de sentir la pertenencia a la comunidad de discípulos del Señor, y no porque así esté mandado, sino como expresión de una fe viva y de una necesidad de mantener vivos los gestos que a lo largo de los tiempos han expresado esa fe.

Algo tiene que fallar entre los cristianos ya que la participación en la eucaristía dominical nace no de una exigencia de vivir y expresar la fe comunitariamente, sino de un mandato, de una obligación, como si fuera algo que nos viene impuesto por un poder externo que penaliza el no cumplimiento del mismo como un pecado más o menos grave. 

Necesitamos madurar en responsabilidad, educar nuestra fe para que las exigencias de la vida cristiana nazcan no de cumplir con algo que nos es mandado desde fuera, sino de una necesidad de expresar y celebrar los misterios de la fe que dan sentido a nuestra vida y nos hacen revivir la historia de salvación, como historia de amistad de Dios con nosotros.


Javier de la Cruz





27 de febrero de 2014

CON LA VIDA NO SE JUEGA

No se ha contado con ninguno de nosotros para traernos al mundo, se ha dado la vida sin ni siquiera pensarlo. Sí, es verdad que en muchos casos se ha buscado y se ha pensado en engendrar vida, pero hay también muchos que no. De cualquier forma la vida es algo que no depende de nosotros sino que está en nosotros la capacidad de darla porque así nos ha venido dado.

Regalamos vida tal y como nos la han regalado a nosotros sin ser los dueños y señores de esas vidas. Es la capacidad reproductiva que tenemos y que debemos respetar y cuidar. No podemos jugar con la vida para beneficio propio. El amor no son sentimientos de placer para usarlos según nuestros caprichos, sino instintos pasionales que nos estimulan y nos atraen para dar vida y proteger esa vida. 

Y que nos responsabilizan para crear circunstancias donde esa vida pueda crecer y desarrollar con todos sus derechos y posibilidades. Son los nidos, las familias, a los que toda criatura tiene derecho. Nadie tiene derecho aunque así lo crean y lo vivan, a jugar con sus cuerpos y a generar vida que luego al no ser querida desean matarla. No hay punto de discusión porque la verdad es apabullante. El hombre y la mujer se convierte en auténticos asesinos.

Ocurre de forma perfecta en los animales y así se reproducen por sus instintos procreativos que garantizan las especie y el equilibrio natural. Ocurre que siempre es el hombre quien lo estropea todo queriendo incluso dominarlos y utilizarlos para beneficio propio.

Pero en la persona humana es diferente, porque hablamos de uno igual a él, con la misma dignidad que él. Y si el hombre tiene derechos y deberes, esos seres humanos, personas como ello, también tienen derechos y deberes. Aunque hay un matiz que mientras vivan en el seno de sus madres y sean dependientes de ellos, siempre tendrán más derechos que deberes.

Por lo tanto, si te precias de ser persona, se responsable y no juegues con la vida.

Salvador Pérez Alayón.

26 de febrero de 2014

San José en la presentación del niño jesús en el templo

Hasta la reforma litúrgica del Vaticano II la solemnidad que la Iglesia celebra en la fiesta del 2 de febrero era la de la Purificación de la Virgen María. Era una fiesta Mariana. A partir de esa reforma la fiesta se denomina Presentación del Niño Jesús en el templo y es una fiesta de Cristo. En la Iglesia oriental se la llamó Hipapante= encuentro con el Señor y se celebraba cuarenta días después de la Epifanía. La liturgia occidental respetó y conservo ese nombre por algún tiempo y solo a partir del siglo X y XI comenzó a llamarse La purificación de María.. Con la reforma del vaticano II ha recuperado su sentido original.

La fiesta del la Presentación de Jesús en el templo es su manifestación como Luz del mundo y Sol resplandeciente desde los brazos de José y de María que le llevan al templo, donde se manifiesta a su pueblo y al mundo entero.

¿Qué papel juega San José en la Presentación del Niño Jesús en el templo a los cuarenta días de su nacimiento? En primer término, tenemos la expresión que sus padres le llevaron a templo para presentarlo al Señor. La Presentación es un término litúrgico que significa poner delante del Señor al hijo para que le sirva de por vida. Y en esta Presentación Lucas afirma por dos veces que lo hacen para cumplir con lo mandado en la Ley de Dios en las Escrituras (Lc 2,22-23.27) para resaltar que José y María son fieles cumplidores de la ley del Señor en todo. La Presentación la hace San José, ya que era oficio propio del padre y la Virgen María se unió íntimamente a los gestos y sentimientos de José, ofreciendo a su hijo al servicio total de Dios.

Esta Presentación la hicieron en lugar del rescate que estaba prescrito en la Ley (Ex 13,13), por que en la Iglesia del tiempo de Lucas el rescate de los primogénitos no tenía ningún sentido, al igual que la circuncisión. Todo primogénito es pertenencia de Dios (Ex 13.12) y para que pudiese dedicarse la vida civil tenía que ser rescatado. Cinco siclos era el precio del rescate (Núm. 18,16). Pero José y María, inspirados por el Espíritu Santo del que estaban llenos, ateniéndose a las palabras que el ángel había dicho a María en la anunciación: Y lo que nacerá de ti será santo y será llamado Hijo de Dios (Lc 1,15), determinaron que esa consagración como hijo de Dios, esa pertenencia a Dios se continuase; en vez de rescatarle, le consagraron. Así había hecho Ana, la mujer de Elcana, en el A.T., consagrando a su primogénito al servicio de Dios en el templo de Silo, a Samuel, el gran profeta del Señor. (1Sam 1,24-28) 

El Papa Pío IX, que declaró a San José patrono de la Iglesia universal el 8 de diciembre de 1870, siendo todavía sacerdote, predicó una novena a san José y, en un sermón sobre la Presentación del Niño Jesús en el templo, expone así el papel de San José en aquel acto: “Fue conducido allí a una con su esposa este ministro de nuestra salud (San José) para hacer ante el altar la presentación legal del niño salvador: Ofrece, José. dice san Bernardo, al Señor el sacrificio de alabanza, el sacrificio matutino…José, pronto y generoso en su obediencia, levantó en sus brazos la eterna hostia del sacrificio, y `he aquí, exclama, Padre eterno, he aquí este niño que vos me distéis en lugar de hijo, yo amo más que a mí mismo a este amable, a este querido hijo, yo le adoro profundamente y le reconozco con suma reverencia como a mi Dios; en él solo vivo y en él me muevo, en él únicamente existo en este momento; pero vos queréis que esta querida y adorada prenda sea sacrificada por la salud de los hombres. Vos le queréis muerto para satisfacer a vuestra justicia irritada; yo inclino, aunque con sumo dolor, inclino reverente mi frente y callo a dorado vuestros decretos´.) En Estudios josefinos, 27 (1973) p.21).

Al entrar en el templo José y Maria con el niño, el anciano Simeón, hombre justo y piadoso y lleno del Espíritu Santo, lo toma de sus brazos y bendice a Dios, diciendo que puede dejarle marchar en paz porque ha visto su salvación, Luz para la revelación de las naciones y gloria del pueblo de Israel. José y María se maravillaban de lo que decía del Niño. Algo parecido a cuando los pastores fueron al establo y decían del Niño lo que les habían dicho que era el Salvador del mundo (Lc 2,17-18).

A continuación se cambian las tornas, la admiración por lo que decían del Niño se cambia en dolor, por lo que también oyen del Niño. Simeón, dirigiéndose a María, le dice: Mira, este está puesto para la caída y puesta en pie de muchos en Israel, para ser un signo de contradicción, y en cuanto a ti: Una espada te traspasará el alma (Lc 2,31.35). Estas palabras no solo traspasan el alma de María sino también la de José, Sin duda estas palabras le traen a la memoria la profecía de Isaías sobre el Siervo de Yahvé en la que describe con detalles sorprendentes la pasión y muerte que ha de sufrir este Siervo para salvar muchedumbres y ve cumplida en su hijo esta profecía y a su madre sufriendo juntamente con el hijo y una espada traspasa su alma, porque ama a su hijo y a su esposa más que a su propia vida. Sufre anticipadamente el dolor de la pasión y muerte de su hijo y de su esposa y se une íntimamente a ellos, ofreciéndolo por la salvación del mundo. Y así en los albores mismos de la vida de Jesús aparece ya en lontananza su pasión y muerte. Todos los momentos de la vida de Cristo son redentores. 

P. Román Llamas, ocd

25 de febrero de 2014

La Cajita de oraciones. Únase a nosotros.


¿Qué le parecería que miles de personas le acompañaran en sus oraciones? ¿Por qué no utilizar las redes sociales para conseguir ese milagro?

Cuando pensamos en las redes sociales, normalmente pensamos en el intercambio de enlaces, comentarios, noticias, gráficos o música, pero las redes sociales pueden ser los cimientos de una red de oración.

La oración es también una actividad comunicativa. Por una parte nos comunicamos con Dios, al que alabamos, agradecemos o solicitamos una necesidad, pero a través de la oración también nos comunicamos con otras personas. ¿Cómo? A través de la Comunión de los Santos. Cuando oramos por una persona, estamos estableciendo un vínculo con ella. Un vínculo que tiene toda la fuerza tener a Dios como parte del triángulo comunicativo.

Si pensamos que la oración puede ser compartida por personas de todo el mundo, nos daremos cuenta de la inmensa capacidad de unirnos en nuestras alegrías y en nuestras penas.

Una red de oración no tiene porque se complicada de poner en funcionamiento. De hecho hay muchos grupos en las redes sociales que tienen este fin como objetivo principal. También existe la red May Feelings que es un universo de orantes entrelazados.

Hay muchas personas que no necesitan estar en más de una red social. No es necesario tener redes especializadas sino vínculos fuertes que creen una comunidad virtual donde compartir y ayudarnos.

En Blogueros con el Papa hemos puesto en marcha una iniciativa para conseguir que no sólo estemos unidos por nuestra misión evangelizadora en las redes. ¿Qué mejor que crear una Cajita de Oraciones en la que compartir nuestras alabanzas y plegarias?

Lo hemos hecho realidad a través de un Gadget de blogspot que se puede insertar a través de código HTML. Es muy sencillo. Copiar el código, pegarlo en el Gadget HTML darle a Ok. Pueden ver una explicación más detallada en este enlace: Pasospara incluir la cajita de oración en su blog.

¿Cómo solicitar el código para insertarlo en su blog?. Es muy sencillo, solo tiene que solicitarlo a través del mismo formulario de petición de inclusión de oración que está en el siguiente enlace: http://www.bloguerosconelpapa.com/p/formulario-oracion.html

En un periodo entre 24 y 48 horas recibirá su gadget y podrá colocarlo en si blog. Cualquier problema que tenga, lo puede comentar en nuestra Escuela de Blogueros de Facebook y le daremos una solución.


Pero como toda red social, es interesante que nuestras oraciones se difundan de manera que otras personas se unan a nuestra plegaria, por eso las oraciones también se comunicarán en un grupo exclusivo en Facebook y por Twitter. Le parece interesante y le gustaría unirse a nosotros.
No lo dude, es bienvenido.

Papa Clemente I

¿Quién es San Clemente I?

Tercer Sucesor de Pedro (Cuarto Papa)
Padre Apostólico, mártir c.97AD
Fiesta: 23 Noviembre

Escribió una importante carta a los corintios, carta que tenía por objeto restablecer entre ellos la paz y la concordia. 

Nacido en Roma, fue elegido en el 88?, murió mártir en el 97?. 
Exiliado por el emperador Trajano del Ponto, fue arrojado en el mar con un áncora al cuello.

Restableció el uso de la Confirmación según el rito de san Pedro. Empieza a usarse en las ceremonias religiosas la palabra Amén. 

Escribe, como obispo de Roma, a la Iglesia de Corinto en referencia a la desobediencia de algunos fieles hacia los presbíteros (C. 95AD). Su intervención en un asunto particular de otra Iglesia indica la preeminencia de Roma.

Se le atribuyó falsamente una segunda carta (Pseudo clementina).


S.S. Benedicto XVI sobre el Papa Clemente Romano

Audiencia, 7 marzo de 2007

San Clemente, obispo de Roma en los últimos años del siglo I, es el tercer sucesor de Pedro, después de Lino y Anacleto. El testimonio más importante sobre su vida es el de san Ireneo, obispo de Lyón hasta el año 202. Él atestigua que Clemente «había visto a los apóstoles», «se había encontrado con ellos» y «todavía resonaba en sus tímpanos su predicación, y tenía ante los ojos su tradición» («Adversus haereses» 3, 3, 3). Testimonios tardíos, entre los siglos IV y VI, atribuyen a Clemente el título de mártir. 

22 de febrero de 2014

La Religiosidad Popular y la Identidad Cultural de los Pueblos


     Las tradiciones de la piedad popular han logrado proyectarse en el ámbito mediático y bancario en México. Cada Víspera de la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, conocidos artistas se reúnen en la Basílica para cantar las ya tradicionales ‘Mañanitas’ a la Virgen, en un programa que se transmite internacionalmente, desde las 10:00 PM del 11 de Diciembre, con una velada que se prolonga más allá de la media noche, cuando inicia este canto, siempre acompañado con mariachis. Actualmente, es la patrona de los banqueros y los bancos cierran el 12 de Diciembre.




"Cuando una comunidad acoge el anuncio de la salvación, el Espíritu Santo fecunda su cultura con la fuerza transformadora del Evangelio. De modo que, como podemos ver en la historia de la Iglesia, el cristianismo no tiene un único modo cultural, sino que, «permaneciendo plenamente uno mismo, en total fidelidad al anuncio evangélico y a la tradición eclesial, llevará consigo también el rostro de tantas culturas y de tantos pueblos en que ha sido acogido y arraigado ». En los distintos pueblos, que experimentan el don de Dios según su propia cultura, la Iglesia expresa su genuina catolicidad y muestra «la belleza de este rostro pluriforme». En las manifestaciones cristianas de un pueblo evangelizado, el Espíritu Santo embellece a la Iglesia, mostrándole nuevos aspectos de la Revelación y regalándole un nuevo rostro. En la inculturación, la Iglesia «introduce a los pueblos con sus culturas en su misma comunidad», porque «toda cultura propone valores y formas positivas que pueden enriquecer la manera de anunciar, concebir y vivir el Evangelio ». Así, «la Iglesia, asumiendo los valores de las diversas culturas, se hace “sponsa ornata monilibus suis”, “la novia que se adorna con sus joyas” (cf. Is 61,10) ».”
-Evangelii Gaudium (116).




El pueblo necesita expresar su fe, de forma intuitiva, simbólica, imaginativa, mística, festiva y comunitaria, según el ‘colorido’ de su propia cultura.  Indudablemente, esta inculturación es  factor de identidad para los pueblos. Sus expresiones se manifiestan dentro de un marco de libertad de conciencia, en donde hay creyentes y no creyentes, independientemente de que interfieran científicos e intelectuales agnósticos que se esmeren en refutar la autenticidad de algún milagro.

                En México, donde la tradición guadalupana ya lleva casi cinco siglos, ya se han dado desafíos. En 1996 se armó la de "Dios es grande" cuando el guardián de la imagen hizo pública su convicción de que el verdadero milagro no se encontraba en la tilma, sino en la devoción. El abad de la basílica de Guadalupe, Monseñor Guillermo Schulenburg, declaró a la revista Ixtus (dirigida por Javier Sicilia) en 1995, que la fe del pueblo estaba por encima de la historicidad del acontecimiento guadalupano. Más aún, Schulemburg declaró que  Juan Diego es un símbolo y no una realidad, una tradición antes que un sujeto histórico; "No sólo hubo uno, sino muchos Juan Diego", dijo el abad en entrevista a la publicación de línea católica. En esos días nadie se rasgó las vestiduras. Pero, meses después, las declaraciones del abad Schulemburg fueron reproducidas convenientemente en una revista italiana y entonces se desató la polémica. ‘Traidor a la Iglesia’ fue el apelativo más suave que recibió el abad. El escritor y humorista mexicano Germán Dehesa comentó, a propósito de su propio agnosticismo: “¡El abad lastimó el alma del pueblo. En este país hasta los ateos son guadalupanos”.  Ante el revuelo suscitado, la Santa Sede creó en 1998 una comisión especial encabezada por el español P. Fidel González Fernández, profesor de Historia Eclesiástica en las Universidades Urbaniana y Gregoriana, para investigar la existencia histórica de Juan Diego. Las conclusiones de esta comisión, altamente concluyentes, quedaron recogidas en un volumen de 500 páginas titulado “El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego”, que se publicó en agosto de 1999. El Papa Juan Pablo II  firmó el 20 de diciembre del 2000 el decreto de una curación milagrosa atribuida a la intercesión de Juan Diego y el 26 de febrero del 2001 anunció la canonización.



                Al final,  el escándalo cumplió su objetivo terrenal. Schulenburg renunció a fines de 1996; en 1998 desapareció la figura del abad y quedó un rector del Santuario bajo la jurisdicción del Arzobispo Primado de México. Actualmente, la imagen de la virgen es visitada por millones de peregrinos como una muestra de que la devoción no sólo permanece incólume sino que, en tiempos de crisis, se acrecienta.

      
San Juan Diego (1531)                        Nuestra Señora de Czestochowa
                                                                                                  


La religiosidad popular ha tenido las más variadas expresiones a lo largo de la historia y se han transmitido desafiando guerras y conflictos.  Hay algunas que son milenarias. Tal es el caso de Nuestra Señora de Czestochowa, Patrona de Polonia, la Madonna negra de Jasna Gora.  No se conoce con precisión el origen de la imagen, pero su historia se remonta hasta la crucifixión de Jesús, cuando María se fue a vivir a la casa de Juan y llevó consigo algunos artículos personales, entre ellos una mesa hecha por el mismo Redentor en el taller de San José. Se cuenta que, cuando las mujeres piadosas de Jerusalén le pidieron a San Lucas que hiciese una pintura de la Madre de Dios; fue la parte superior de esta mesa la que el Apóstol utilizó para pintar la imagen. Mientras aplicaba  la pintura, San Lucas escuchó con atención como la Madre de Jesús hablaba de la vida de su Hijo; muchos de estos hechos fueron plasmados en su Evangelio por él.  Permaneció en el área de Jerusalén hasta el siglo IV, cuando fue descubierta por Santa Elena, quien hizo posible que esa imagen fuera llevada a Constantinopla, donde fue entronizada por su hijo Constantino, el emperador. Permaneció 500 años allí, en medio de invasiones de los sarracenos y otros, hasta que  llegó a Rusia y luego al territorio que actualmente ocupa Polonia. Llegó a formar parte de las posesiones del devoto príncipe polaco, San Ladislao, que decidió protegerla de los invasores tártaros instalándola en Jasna Gora. Fueron los tártaros quienes le causaron esa herida en la garganta y las cortaduras de en sus mejillas a María, en la imagen. La imagen ha sido un estandarte de protección para el pueblo polaco. El 14 de septiembre de 1920, cuando el ejército ruso se estableció en el Río Vístula y se preparaba para invadir Varsovia, el pueblo recurrió a la Virgen María. Al día siguiente, fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, el ejército ruso se retiró después que la imagen de la Virgen apareció en una nube sobre la ciudad. En la historia de Polonia, esta victoria es conocida como El Milagro de Vístula.

                Nuestra Señora de Czestochowa también ha intervenido en la historia de Polonia como libertadora. Medio millón de polacos secretamente viajaron hasta el santuario en contra de las órdenes de Hitler, en demostración al amor por a Nuestra Señora rezando frente a su imagen milagrosa. Al empezar de la Segunda Guerra Mundial en 1939, los alemanes habían invadido Polonia. Después de haber tomado Varsovia, una de las órdenes de Hitler fue la de suspender y cancelar todas las peregrinaciones, ya que estas fortalecían al pueblo polaco. Después de la liberación de la ciudad en el año 1945, el pueblo expresó su gratitud rezando frente a la imagen. En 1948, con la represión comunista, más de 800,000 fieles peregrinaron al santuario durante la fiesta de la Asunción, una de las tres fiestas de la imagen, aunque pasaron bajo la mirada de los soldados comunistas que rutinariamente patrullaban las calles. Juan Pablo II logró reunir miles de fieles en el santuario, durante su primera visita a Polonia, ya como Pontífice, en 1979.  Todavía bajo el régimen comunista de Jaruzelski, la imagen de la Virgen también aparecía en las pancartas del Sindicato Solidaridad, como patrona de su movimiento sindical.

                En 1492 ocurrían para la historia del Mundo dos hechos trascendentales: por primera vez se podía decir que España surgía una y única como Estado-Nación y, de igual forma, el mundo por primera vez era uno y único. El fin de la dominación árabe en parte de la Península Ibérica estuvo propiciado, sin duda, por la necesidad de hacerse de aquellas tierras y sus riquezas, así como de llevar la fe de Cristo —que era la pieza fundamental de lo que se podía llamar Cultura Europea— a sus pobladores. Al respecto  la Dra. Uchmany escribe:

«... el ideal religioso que envolvía la Reconquista, mezclado con la religiosidad popular urbana que se había acentuado a causa de la peste negra y de otras epidemias del siglo XIV e incrementado por las prédicas de las Ordenes Mendicantes, sirvió como pilar de unificación a los pueblos cristianos de España»

                La religiosidad popular ha producido toda una serie de iconografía en torno a las devociones.  Las imágenes, medallas y escapularios muestran hasta imágenes de Jesús niño sosteniendo el escapulario, como en las imágenes de la Virgen del Carmen, o a San Antonio de Padua, sosteniendo al niño Jesús con la Biblia, entre otras.  Muchos fieles se preguntan si puede Jesús hacerse niño de nuevo.  Sin embargo, la repetición y las réplicas de estas imágenes tienen un fin que beneficia tanto a la cultura como a la fe. Así lo expresa Juan Pablo II en su exhortación ‘Rosarium Virginis Mariae’: 

                "El Rosario propone la meditación de los misterios de Cristo con un método característico, adecuado para favorecer su asimilación. Se trata del método basado en la repetición. Esto vale ante todo para el Ave María, que se repite 10 veces en cada misterio... La repetición favorece el deseo de una configuración cada vez más plena con Cristo, verdadero 'programa' de la vida cristiana." (punto 26). "Repetir en el Rosario el Ave María nos acerca a la complacencia de Dios..." (punto 33).

                El Rosario ha generado muchas manifestaciones de religiosidad popular, que además de inculturar el evangelio, también han contribuido a un turismo religioso. Ya se habla de millones que año a año peregrinan a Luján (en Argentina), Lourdes (Francia), Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe (México), Fátima (Portugal), Aparecida (Brasil), etc. También existen otras manifestaciones indígenas como los Pachamamas en Sudamérica.

                La imagen de la Divina Misericordia ha logrado promover su devoción en un mundo tan globalizado como el actual, rebasando culturas regionales. Gracias a Santa Faustina Kowalska, a quien  Jesús se le aparece  en 1931, con rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice: "Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma: "Jesús, en ti confío". Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero." (Diario 47).  

                Si revisamos la vida de la Iglesia en la época apostólica, registrada en las Escrituras en el Nuevo Testamento y en los escritos de los Padres de la Iglesia, no encontraremos ninguna de las "devociones piadosas" de religiosidad popular autorizadas por la Iglesia católica romana (Veneración de reliquias, procesiones, peregrinaciones, lugares denominados "santuarios", medallas, "rosarios", etc.). Aunque estas fueron surgiendo desde las primeras comunidades, cuando fueron perseguidas, resultando en muchos mártires. Mucho menos encontraremos respaldo a los excesos de religiosidad cometidos en la profesión de fe.  Dentro de las expresiones de religiosidad popular hay fe, pero también se presenta una fe muy elemental, carente de formación religiosa. Muchos se dicen ‘católicos’, pero reducen su pretendido catolicismo a una vivencia no comprometida (creencia en los santos,  varias devociones y hasta  supersticiones). La fe en ellos no los interpela a una verdadera conversión. Este fenómeno es común en varias regiones de América Latina, en estratos que precisan de una evangelización más dinámica y profunda. Por su parte, a partir del Concilio Vaticano II, la Iglesia ha venido enfatizando el Cristocentrismo y por ende, reduciendo la proliferación de imágenes. 

Además de la participación en “velorios de santos”,  hay religiosidad popular que se expresa a través del Sincretismo Religioso, que no es más que una mezcla, fusión y/o superposición de varias religiones y creencias, que resultan en una ‘nueva’.  En las Antillas y la región del Caribe, este sincretismo va más allá de un mestizaje étnico. Los esclavos negros y los indígenas han logrado una fusión de elementos religiosos,  lingüísticos, artísticos y sociales con lo barroco y la contra-reforma española. Dentro del sincretismo, también se da un indiscriminado ecumenismo, que lejos de promover la unidad de los cristianos, promueve la idea de que "todas las religiones son iguales", "que es lo mismo una religión que otra", o que "el catolicismo es una más de entre todas las confesiones cristianas".  También de estas desviaciones ha resultado toda una iconografía, más supersticiones y fusiones con cultos orientales.  En el sur de México y con la complicidad de los narcotraficantes, se ha desarrollado un culto a la ‘santa muerte’.  Hay familias que cuentan con imágenes marianas en casa, junto a la abominable imagen de la ‘santa muerte’. 

No nos dejemos atrapar por el sincretismo, como una barrera en la evangelización. Debemos ejercer paciencia y brindar una fraternal acogida. La religiosidad popular nos ofrece esa oportunidad. El Papa Francisco nos exhorta en ‘Evangelii Gaudium’: “La parábola del trigo y la cizaña (cf. Mt 13, 24-30) grafica un aspecto importante de la evangelización que consiste en mostrar cómo el enemigo puede ocupar el espacio del Reino y causar daño con la cizaña, pero es vencido por la bondad del trigo que se manifiesta con el tiempo”(225).  La Iglesia nos invita a desarrollar una comunión reconociendo el rostro  que ha aportado la inculturación del evangelio. En la misma exhortación, el Papa Francisco nos hace ese llamado: “…La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. No es apostar por un sincretismo ni por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna” (228).



No hay que perder de vista que la prioridad es evangelizar. Con la religiosidad popular podemos acercarnos a los pobres y marginados, que a su vez nos evangelizan, en vez de abandonarlos ante una cultura inmersa en materialismo. La gran tentación de la religiosidad popular es la superstición, que es una deriva indeseable de la religiosidad. Sin embargo, es una deriva menos anti-religiosa que el ateísmo o el indiferentismo. Aunque esta deriva debe ser corregida. La religiosidad popular no conduce necesariamente a la superstición. Más bien nos ha dado un testimonio de una fe viva. Los Cristeros que lucharon por la libertad religiosa en México durante 1926-1929 y aún después, elevaron la religiosidad popular para glorificar a Dios con sus imágenes de Cristo Rey y María de Guadalupe. Estemos alertas a la realidad que nos presenta un mundo cada vez más secularizado, en donde se manifiesta con mucha fuerza una apatía religiosa vinculada a un laicismo que repudia toda manifestación pública de religiosidad, promoviendo a la vez una la imagen de la Iglesia marginada, como si fuera un obstáculo para el desarrollo integral. La Iglesia ‘debe velar para purificar, fortalecer y elevar todas estas manifestaciones de fe’ (Lumen Gentium, 13), buscando también el respeto a la libertad religiosa, que es el sustento de las libertades civiles. Es la dictadura del relativismo moral lo que nos impide consolidar los grandes valores humanos, como la libertad, la dignidad humana, la verdad y la belleza. 

-Yvette Camou-

Bibliografía:

Heyder, Nicola Kuehne. “La Religión en la Nueva España del Siglo XVI”. Universidad Nacional Autónoma de México/Quinto Centenario. No. 15, Universidad Complutense de Madrid. 1989.

Papa Francisco, Exhortación Apostólica ‘Evangelii Gaudium’. Documentos del Vaticano. Párrafos citados en el texto.

Papa Juan Pablo II, ‘Rosarium Virginis Mariae’.  Párrafos 26 y 33. Documentos del Vaticano.

Pasierb, Janusz S. “The Shrine of the Black Madonna at Czestochowa”. Interpress Publishers. 3rd. Edition. 1989. Págs. 22, 102, 133, 141, 164 y 193.

Royo, Alberto. “Las dudas sobre la historicidad del Indio Juan Diego”. InfoCatólica. 12/12/10

Schecter, J.  TIME Magazine. “John Paul II comes home”. June 29, 1979.

Uchmany, E. A. “Religious change and cultural domination”. E. J. Brilí, Holland, 1976, p. 148.

Vásquez  del Mercado, Angélica. “El traspié del Abad Schulemburg”. El Universal. México. 06/12/12.

21 de febrero de 2014

El Camino

Cuando abrimos la Biblia nos encontramos que el origen del pueblo elegido está en un desarraigo: “Sal de tu tierra y ponte en camino”. Con el tiempo cuando el israelita quiere recordar de donde procede no se le ocurre otra cosa que acordarse de que “mi padre era un arameo errante”. Todo comenzó con Abraham, el arameo errante, cuando un día, partiendo de Ur, su ciudad de origen, abandona su tierra, deja su mundo cultural para irse a lo desconocido. No sé si llegaremos un día a descubrir lo que realmente impulsó a Abraham a marcharse de su medio social, cultural y religioso. Fue la llamada de Dios que le promete una buena tierra, que por otra parte nunca llegará a poseer, o fue la necesidad de encontrar mejores pastos para sus ganados o sencillamente huir de la presión demográfica que afectaba a su tierra de origen buscando un nuevo lugar donde vivir y encontrar mejores oportunidades para él y los suyos.

El hecho es que, como nos cuenta la Biblia, de campamento en campamento, se pasó la vida errante, buscando la tierra en la que mana leche y miel, como siempre la búsqueda del país de Jauja, que si existe es ahí en el mundo de nuestros deseos y como proyección de nuestras carencias. Y después de una vida errante, ni tierra ni una gran descendencia, humanamente, se diría que su peregrinar fue un fracasado. La Biblia nos dice que Dios le dio un sueño en que le hizo ver que con el tiempo, con el paso de los siglos esa tierra la poseería su descendencia, que ante habría de sufrir la opresión y la vida errante por el desierto. Al fin la única tierra que llegó a poseer fue el campo de Efrén que tuvo que comprar, para dar sepultura a su mujer Sara y donde, a fin, poder descansar.

La misma historia de la humanidad no nos la explicaríamos sin la imagen del camino, sin esas grandes migraciones de pueblos buscando no sólo un lugar donde asentarse y echar raíces, sino donde encontrar mejores condiciones de vida material. No podemos tampoco olvidar esa imagen de pueblos deportados de su tierra a los que se les hace vivir errantes cuando no se les conduce a la muerte y a la desaparición. Y es que el camino es así, unas veces tiene meta segura donde llegar y otras es un laberinto donde uno se extravía y termina por desaparecer.

En nuestros días, cuando creíamos que las colectividades habían encontrado una tierra donde echar raíces, nos encontramos con masas que huyen, como siempre, huyendo del ciclo infernal del hambre, de la esclavitud, de la muerte, buscando el paraíso, que siendo un poco prosaico no es otra cosa que una tierra donde poder comer, ser libre y asegurar la existencia. El camino, lleno de dificultades, es la huida, muchas veces a la desesperandaza a un mundo mejor, aunque a veces no se encuentre casi nada de aquello con lo que se soñaba.

Podíamos hablar del turismo, aunque no tiene nada que ver con la vieja idea del camino. El turista no va a lo imprevisto, sale de su casa en viaje de placer y sale ya con billete de vuelta, pues para él está bien unos días fuera de casa, pero como en su propia casa no se siente en ninguna parte. 

Al peregrino, el hombre del camino, unas veces de forma voluntaria, otras por necesidad o imposición, a que nos los encontramos en toda las épocas, en todas las partes y culturas, le mueve una sola cosa la fascinación por conocer esos lugares de una gran significación religiosa donde piensa que puede experimentar la cercanía de lo sobrenatural. Se pone en camino buscando, unas veces, el perdón de sus pecados, por los que vive abrumados y por los que siente puede perder el paraíso; en otra ocasiones aguardando la curación de sus enfermedades o, sencillamente, intentando palpar y atrapar entre sus manos el misterio de lo sobrenatural. Tierra Santa, Roma, Mont Saint Michel, la tumba de Santo Tomás en Canterbury, Santiago de Compostela, Loreto, Lourdes, Fátima, son algunos de los lugares que nos revelan que la gente, por más que a Dios no se le dé culto en Jerusalén ni en Garizí, tiene, ha tenido y tendrá necesidad de conocer, tocar y ver todos esos lugares donde parece que el cielo se hace cercano a la tierra, y donde lo sobrenatural deja percibir su rumor. El ser human, por más que vivamos en tiempos de secularización y de perdida u ocultamiento del sentido de lo religioso, necesitamos mantener viva “la parte del alma, infantil, a veces irracional y amiga de los mitos”.

Todas las religiones tienen y han explotado la peregrinación a sus lugares santos concretos; los judíos a Jerusalén, al Tibet los budista, a la Meca los Mahometanos. Incluso entre los no tan o nada religiosos, y desde comienzos del siglo XX, se puso de moda la imagen de la peregrinación, del camino, marchar a lugares lejano donde poder percibir la sensación de lo primitivo, con lo cual encontrar motivos o razones que dirán sentido a una vida monótona y a veces aburrida. Ciertas corrientes culturales, a lo largo de las de las décadas centrales del siglo XX, pusieron de moda el desarraigo, el camino, como alternativa a una sociedad sedentaria de la que se sentían casados. El desencanto, la desilusión frente al mundo y la cultura dominante, se tradujo en la expatriación voluntaria manifestada en la atracción sobre el mundo no europeo, lo poco que iba quedando en el mundo de exótico y casi desconocido. Frente a los valores del momento proponen la exaltación del instinto frente a la razón, la pasión vital frente al intelectualismo, la espontaneidad frente al convencionalismo y la sumisión Y cuando no es posible el camino a lejanas tierras o a exóticos países el camino se convierte en un símbolo del viaje al interior a la búsqueda de uno mismo para poder, si es que esto es posible, comprenderse mejor

Una serie de la imagen bíblica de Israel que nace como pueblo de la experiencia de una peregrinación, de Egipto, tierra de la esclavitud, a la tierra de libertad, sirven para que el cristianismo convierta el camino en un símbolo de la vida. La vida cristiana se define como un camino, es seguimiento de Cristo, que es el Camino, y a imagen de las viejas peregrinaciones, el cristiano, desde los orígenes mismos del cristianismo, considerando el presente como algo provisional, se siente peregrino en tierra extraña en busca de la ciudad futura, la Jerusalén celeste, donde habita Dios y donde al fin no habrá llanto ni dolor. Un libro tan significativo en la estructuración de la peregrinación jacobea, como es el Liber Sancti Jacobi, Codex Calixtinus, justificar la peregrinación en la larga tradición bíblica. “El camino se deriva de la peregrinación de los Padres antiguo. Toma el principio de Adán; continua por Abraham, Jacob y los hijos de Israel hasta Cristo, y se completa en Cristo y en los apóstoles”

Javier de la Cruz

19 de febrero de 2014

La libertad en la caridad de San José

San José es un hombre libre por excelencia. ¿En qué consiste la libertad, el don más apreciado por el hombre? Pues la libertad auténtica y verdadera, porque se abusa mucho de este término y se da como libertad lo que no es más que puro libertinaje, consiste en una dependencia intrínseca de nuestra voluntad de la voluntad de Dios Padre del cielo. La raíz y fundamento de nuestra libertad es la voluntad del Padre y la expresión de la misma la obediencia y sometimiento amoroso a esa voluntad.

Y, como quiera que Dios es Amor la libertad verdadera se da en la vivencia de la caridad y del amor. Libre es que ama. Qué razón tenía san Pablo cuando afirma que la libertad a la que Cristo nos llama consiste en servirse unos a otros por caridad (Gal 5,13).

Cristo es el hombre libre por antonomasia, hasta tal punto que no sólo tiene libertad sino que es la Libertad, como el es el Camino, la Verdad y la Vida, porque en todo obra sometido por amor a la voluntad de su Padre, porque no tiene más manjar que hacer la voluntad de su Padre (Jn 4,34), ni tiene otras palabras y obras que las de su Padre (Jn 14,10) –yo y el Padre somos uno- (Jn 20,30). Por eso es totalmente libre. Y esa libertad la ha demostrado viviendo totalmente por amor y desde el amor. ¿Qué es la vida de Cristo sino un continuo ejercicio de amor? Jesús, La Libertad, no ha estado atado ni a nadie ni a nada, solamente le ha movido el verdadero amor. Todo lo hace por amor en la verdad: por eso pasó la vida haciendo siempre el bien a todos sin excepción, amando. Si traspasa el descanso del sábado, y tantas veces, lo hace por amor, por caridad. Jesucristo es Amor y por que es amor es Libertad.

Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad (2Cor 3,17). Y es que el Espíritu Santo es Amor, es el Amor esencial del Padre y del Hijo y es el que derrama amor en los corazones de los cristianos, haciéndoles hijos de Dios (Rom 5,5). Cuando obramos desde el Espíritu somos libres porque amamos, actuamos desde el amor.

San José es el hombre libre, el más libre porque está más plenamente poseído por el Espíritu Santo después de Jesús y María, pero muy cercano a esta porque tenía una alma semejantísima a ella, como dice San Bernardo. Consiguientemente el más colmado de amor. San José está lleno del Espíritu Santo. Y, por consiguiente, limpio de pecado, como María, su esposa, Y el pecado es la verdadera falta de libertad, la auténtica esclavitud, como dice Jesús: Todo el que comete pecado es un esclavo (Jn 8,14).Por eso es el hombre más libre, porque, guiado por este Espíritu, obra y hace siempre la voluntad del Padre del cielo. Mirémosle. Apenas recibe en sueños el mensaje del ángel del Señor: José, no temas recibir a María tu mujer en tu casa, al despertarse la recibió con gran alegría de su corazón porque la amaba entrañablemente. Cuando va a Belén a empadronarse conforme a la orden del Emperador de Roma lo hace por amor a Dios Padre cuya voluntad ve en el mandato del Amo de Roma. Lo hace libremente. Cuando va a Egipto como emigrante lo hace por obedecer a la orden del cielo, en sueños, por medio de un ángel: José, levántate, toma a tu mujer y a su hijo y huye a tierra de Egipto Y José se levantó rápidamente y, sin aguardar a que amaneciera, de noche se puso en camino con María y con el niño Jesús. (Mt 2,13-14). Y lo mismo hace cuando el Señor le manda volver de Egipto, porque había muerto el que perseguía al Niño, entrando así en la tierra de Israel y estableciéndose en Nazaret. San José siempre obra por amor, libremente.

Y su vida en su casa de Nazaret en la convivencia familiar encantadora con María y Jesús es una vida en libertad, en servicio a ellos por amor. La vida familiar de Nazaret de la Trinidad de la tierra es el culmen de una vida en libertad, porque lo es en amor, porque lo es en presencia y actuación total del Espíritu Santo en los Tres. Vivir en libertad es servirse unos a otros por caridad, por amor (Gal 5,13). ¿No era esa la vida familiar de Nazaret? José es el servidor desde el Espíritu Santo, desde el amor de Jesús y María. Toda su vida fue puro servicio por caridad a su hijo y a su madre, que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos (V 6,8), por lo bien que les sirvió por amor.

P. Román Llamas,

18 de febrero de 2014

Papas Lino y Cleto

¿Quién es el Papa Lino? 

San Lino, 1conocido también como Papa Lino o Lino de Volterra, fue el sumo pontífice de la Iglesia católica entre el año 67 y el año 76. Conocido especialmente por tratarse del segundo papa y, por consiguiente, sucesor de San Pedro al frente de la Iglesia, Lino es todavía hoy un personaje enigmático debido a la escasez de la información sobre él conservada. Nació en Tuscia a finales de los años 20 o a principios de los 30. Miembro de una familia ya cristiana (o cristianizada muy poco después de su nacimiento), Lino desarrolló buena parte de sus actividades en el seno de su comunidad religiosa, en aquel momento muy perseguida. Es probable que su actividad se centrara en Volterra primero; y posteriormente en Roma. Se sabe a ciencia cierta que conoció personalmente a por lo menos tres de los apóstoles; y que mantuvo una fluida relación con su predecesor San Pedro. Probablemente, fue Lino quién ejerció de número 2 de la primigenia Iglesia durante la persecución de Nerón a esta (64-67); hasta el punto de que Pedro le eligió para sucederle en caso de fallecimiento o de que, como ocurrió finalmente, fuera martirizado por los romanos. 

Vivió un período difícil, con una iglesia subterránea y todavía en construcción, y resistió distintas etapas de persecución contra lo que los romanos todavía consideraban una secta judía. Falleció finalmente en el año 76,3 4 o 78,1 probablemente martirizado. Su recuerdo se mantuvo olvidado durante mucho tiempo, hasta el punto de que Tertuliano llegó a considerar como sucesor de Pedro a San Cleto. Creó los primeros quince obispos, y ordenó a las mujeres entrar en las iglesias con la cabeza cubierta. Durante su pontificado habrían sido martirizados los evangelistas Marcos y Lucas.

¿Quién fue el tercer Papa? Cleto

Romano. Elegido en el 76. Murió en el 88 Mártir. Fijó las normas para la consagración de los Obispos.

En el barrio Vaticano, cerca de la tumba de san Pedro, hizo construir un oratorio destinado a la sepultura de los mártires. Prescribió la forma de los hábitos eclesiásticos. Prácticamente, el único antecedente cierto que tenemos sobre él es que ordenó un determinado número de sacerdotes, pero sí sabemos que murió mártir, quizás cerca de 91.

Brandon Carvajal

14 de febrero de 2014

El Cuerpo

Históricamente, y en las distintas culturas el cuerpo ha sido visto de muy distintas formas. El en el mundo griego el cuerpo era visto como sepulcro del alma, la concha que encierra el espíritu, como obstáculo para el acceso a la verdad, la belleza y la bondad, de aquí que la liberación del hombre se entendiese como liberación del cuerpo. Se decía del filósofo Plotino que “parecía un hombre que se avergonzaba de existir en el cuerpo”

Poco a poco esta concepción del cuerpo como enemigo, cárcel o tumba del alma fue prendiendo en el cristianismo, que comenzó a ver al cuerpo como algo que hay que aborrecer: “No me aflijo de esto, oh Señor, antes bien me place que esta carne, que me ha hecho perder vuestra amistad, deba un día corromperse y consumirse. No era infrecuente encontrarse en los tratados de ascética y de piedad destinados a los fieles afirmaciones como “ese abominable vestido del alma”, referida al cuerpo.

El cristianismo, más allá de algunas afirmaciones y prácticas negativas frente al cuerpo, que las ha habido, lleva en su entraña un gran respeto por el cuerpo como lo pone de manifiesto algunos de sus ritos, el asperje y la incensación del cuerpo de los difuntos, con lo cual esta manifestando la sacralidad del cuerpo que está llamado a la resurrección, la veneración hacia as reliquias de los santos. En el centro del mensaje cristiano nos encontramos no con el desprecio del cuerpo, sino una valoración positiva del mismo y con una reacción frente a todo lo que es profanación y utilización indebida del cuerpo.

En los primeros siglos del cristianismo Tertuliano afirmaba que “caro cardo salutis”, “la carne es el quicio de la salvación”. No podemos olvidar que una afirmación fundamental del cristianismo es la encarnación del Verbo, de la Palabra de Dios, “la palabra se ha hecho carne”, como afirma el cuarto evangelio, hace referencia al cuerpo, con lo cual se nos está diciendo que parea Dios ha sido necesario la corporeidad, el tener cuerpo, para manifestarse, para darse a conocer. Más allá de lo que algunos puedan pensar sobre la encarnación como una degradación, hemos de decir que la encarnación es una epifanía, manifestación de Dios, porque ha posibilitado el contacto entre Dios y el ser humano, por desde la fe cristiana afirmado que nunca Dios es él más mismo que cuando se entrega, cuando se da a conocer. 

Toda nuestra liturgia, desde Navidad a Pascua, que nos recuerda y actualiza el misterio de Cristo, es una llamada a contemplar el cuerpo de Jesucristo, donde ha aparecido “el amor y la bondad de Dios para todos”. Desde el niño en el pesebre, hasta Cristo resucitado, pasando por el “crucificado por amor”, es todo una contemplación del cuerpo a través del cual Dios se ha acercado a nosotros.

La lectura del evangelio, en el que el cuerpo de Cristo está en el centro del mensaje, no sólo nos presenta doctrina abstracta, sino que nos muestra los gestos de Jesús, a través de los cuales nos dio a conocer cómo y quién es Dios para nosotros. Podemos decir que al contemplar al Jesús que camina de pueblo en pueblo, que come con unos y bebe con otros, que tiende la mano a los enfermos y besa a los niños, que escucha a la gente y les dirige la palabra, que en el gesto de partir el pan en la última cena les da su cuerpo, nos encontramos con un evangelio muy corporal, con que la buena noticia de la salvación ha necesitado de las medicaciones del cuerpo humano para llegar hasta nosotros los humanos. En este sentido podemos afirmar que el cristianismo es la religión del Dios hecho carne.

Más allá de las afirmaciones teóricas el cristianismo a lo largo de los tiempos ha desarrollado la devoción hacia el cuerpo de Cristo, cuerpo que se, come y revela a partir de lo real de la carne, el cuerpo martirizado de Cristo en la pasión, el cuerpo glorioso en la resurrección. Y ha considerado el cuerpo, creado por Dios a su imagen, como templo, tabernáculo que recibe el cuerpo eucarístico de Cristo.

De todo lo dicho podemos sacar una conclusión, que el cuerpo, la realidad físico biológica, el gesto, es nuestra hechura, “la vivienda donde habito en el espacio”, nuestra forma de estar en el mundo, de expresarnos y relacionarnos con los demás, de ser vistos como significantes y deseados. El cuerpo no es, como algunas veces se ha afirmado, un añadido a la persona, es la persona misma, que se exterioriza, se expresa y se comunica, ya que es a través de los gestos del cuerpo: la mirada, el tacto, la palabra, como me comunico y se comunican conmigo los otros. En este sentido la corporalidad, la vida humana en cuanto ligada al ser corporal del hombre, se constituye en el instrumento de expresión de nuestra propia personalidad, y de toma de contacto con el mundo exterior que nos rodea.

Javier de la Cruz

12 de febrero de 2014

La Libertad en la Caridad de San José

San José es un hombre libre por excelencia. ¿En qué consiste la libertad, el don más apreciado por el hombre? Pues la libertad auténtica y verdadera, porque se abusa mucho de este término y se da como libertad lo que no es más que puro libertinaje, consiste en una dependencia intrínseca de nuestra voluntad de la voluntad de Dios Padre del cielo. La raíz y fundamento de nuestra libertad es la voluntad del Padre y la expresión de la misma la obediencia y sometimiento amoroso a esa voluntad.

Y, como quiera que Dios es Amor la libertad verdadera se da en la vivencia de la caridad y del amor. Libre es que ama. Qué razón tenía san Pablo cuando afirma que la libertad a la que Cristo nos llama consiste en servirse unos a otros por caridad (Gal 5,13).

Cristo es el hombre libre por antonomasia, hasta tal punto que no sólo tiene libertad sino que es la Libertad, como el es el Camino, la Verdad y la Vida, porque en todo obra sometido por amor a la voluntad de su Padre, porque no tiene más manjar que hacer la voluntad de su Padre (Jn 4,34), ni tiene otras palabras y obras que las de su Padre (Jn 14,10) –yo y el Padre somos uno- (Jn 20,30). Por eso es totalmente libre. Y esa libertad la ha demostrado viviendo totalmente por amor y desde el amor. ¿Qué es la vida de Cristo sino un continuo ejercicio de amor? Jesús, La Libertad, no ha estado atado ni a nadie ni a nada, solamente le ha movido el verdadero amor. Todo lo hace por amor en la verdad: por eso pasó la vida haciendo siempre el bien a todos sin excepción, amando. Si traspasa el descanso del sábado, y tantas veces, lo hace por amor, por caridad. Jesucristo es Amor y por que es amor es Libertad.

Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad (2Cor 3,17). Y es que el Espíritu Santo es Amor, es el Amor esencial del Padre y del Hijo y es el que derrama amor en los corazones de los cristianos, haciéndoles hijos de Dios (Rom 5,5). Cuando obramos desde el Espíritu somos libres porque amamos, actuamos desde el amor.

San José es el hombre libre, el más libre porque está más plenamente poseído por el Espíritu Santo después de Jesús y María, pero muy cercano a esta porque tenía una alma semejantísima a ella, como dice San Bernardo. Consiguientemente el más colmado de amor. San José está lleno del Espíritu Santo. Y, por consiguiente, limpio de pecado, como María, su esposa, Y el pecado es la verdadera falta de libertad, la auténtica esclavitud, como dice Jesús: Todo el que comete pecado es un esclavo (Jn 8,14).Por eso es el hombre más libre, porque, guiado por este Espíritu, obra y hace siempre la voluntad del Padre del cielo. Mirémosle. Apenas recibe en sueños el mensaje del ángel del Señor: José, no temas recibir a María tu mujer en tu casa, al despertarse la recibió con gran alegría de su corazón porque la amaba entrañablemente. Cuando va a Belén a empadronarse conforme a la orden del Emperador de Roma lo hace por amor a Dios Padre cuya voluntad ve en el mandato del Amo de Roma. Lo hace libremente. Cuando va a Egipto como emigrante lo hace por obedecer a la orden del cielo, en sueños, por medio de un ángel: José, levántate, toma a tu mujer y a su hijo y huye a tierra de Egipto Y José se levantó rápidamente y, sin aguardar a que amaneciera, de noche se puso en camino con María y con el niño Jesús. (Mt 2,13-14). Y lo mismo hace cuando el Señor le manda volver de Egipto, porque había muerto el que perseguía al Niño, entrando así en la tierra de Israel y estableciéndose en Nazaret. San José siempre obra por amor, libremente.

Y su vida en su casa de Nazaret en la convivencia familiar encantadora con María y Jesús es una vida en libertad, en servicio a ellos por amor. La vida familiar de Nazaret de la Trinidad de la tierra es el culmen de una vida en libertad, porque lo es en amor, porque lo es en presencia y actuación total del Espíritu Santo en los Tres. Vivir en libertad es servirse unos a otros por caridad, por amor (Gal 5,13). ¿No era esa la vida familiar de Nazaret? José es el servidor desde el Espíritu Santo, desde el amor de Jesús y María. Toda su vida fue puro servicio por caridad a su hijo y a su madre, que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos (V 6,8), por lo bien que les sirvió por amor.

P. Román Llamas, cd

11 de febrero de 2014

¿Quién es el Primer Papa? Simón, Pedro.

Pedro fue incorporado como discípulo al principio del ministerio de Jesús. Los evangelistas sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) describen su entrada de manera diferente a como lo hace Juan. Aquí se ven las diferencias entre ambos:

Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Mateo 4:18-20.

Encontró primero a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías. Y se lo presentó a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás, pero te llamarás Kefasm (que quiere decir Piedra). Juan 1:41-42

Según el testimonio de Juan 1:40-42, fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras encontrarse ambos entre los seguidores de Juan el Bautista. La narración de los sinópticos da otro punto de vista, como se aprecia en los ejemplos, narrando la historia de que al ver a ambos recoger las redes, Jesús les invitó a hacerse «pescadores de hombres. Mateo 4:18-22, Marcos 1:16-20, Lucas 5:1-10 y fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, y no su hermano Andrés. 

De una manera especialmente solemne, Cristo acentuó la precedencia de Pedro entre los Apóstoles cuando, luego que Pedro lo reconoció como el Mesías, Él le prometió que encabezaría a Su rebaño. Jesús moraba entonces con Sus Apóstoles en la proximidad de Cesarea de Filipo, ocupado en su tarea de salvación. Como la venida de Cristo coincidía tan poco en poder y gloria con las expectativas del Mesías, circulaban muchos criterios respecto de Él. Al viajar con Sus Apóstoles, Jesús les pregunta: Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre Los Apóstoles contestaron: Unos, que Juan el Bautista, otros, que Elías, otros que Jeremías, o uno de los profetas". Jesús les dijo: "Pero ¿quién dicen ustedes que soy yo?" Simón dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.

Y Jesús replicando le dijo: Bienaventurado eres Simón Bar-Jona, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro [Kipha, una roca], y sobre esta piedra [Kipha] edificaré mi iglesia [ekklesian], y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo (Mateo, xvi, 13-20; Marcos, viii, 27-30; Lucas, ix, 18-21).

Mediante la palabra piedra el Salvador no debe haberse referido a Sí mismo, sino sólo a Pedro, como es mucho más evidente en Arameo, donde la misma palabra (Kipha) se usa para Pedro y roca. Su expresión sólo admite entonces una sola explicación, que es, que Él desea hacer de Pedro la cabeza de toda la comunidad de aquéllos que creyeran en Él como el verdadero Mesías, que por este cimiento (Pedro) el Reino de Cristo sería inconquistable; la guía espiritual de los fieles fue puesta en manos de Pedro, como el representante especial de Cristo.

Este significado se torna tanto más claro cuando recordamos que las palabras atar y desatar no son metafóricas, sino términos jurídicos Judíos. También queda claro que la posición de Pedro entre los otros Apóstoles y en la comunidad cristiana era la base del Reino de Dios en la tierra, es decir, la Iglesia de Cristo. Pedro fue instalado por Cristo en Persona como Cabeza de los Apóstoles. Este fundamento creado para la Iglesia por su Fundador no podía desaparecer con la persona de Pedro, sino que la intención era que continuase, y continuó (como lo demuestra la historia real) en el primado de la Iglesia Romana y sus obispos. Es completamente incongruente e insostenible en sí misma la posición de los Protestantes que (a la manera de Schnitzer en tiempos recientes) afirman que la primacía de los obispos Romanos no puede ser deducida de la precedencia que Pedro guardaba entre los Apóstoles. Así como la actividad esencial de los Doce Apóstoles de construir y extender la Iglesia no desapareció completamente con sus muertes, es seguro que tampoco se desvaneció por completo la Primacía Apostólica de Pedro. 

Según la intención de Cristo, debe haber continuado su existencia y desarrollo en una forma apropiada al organismo eclesiástico, así como el oficio de los Apóstoles continuó de una manera apropiada. Se han levantado objeciones respecto de la autenticidad de las palabras en el pasaje, pero el testimonio unánime de los manuscritos, los pasajes paralelos en los otros Evangelios, y el credo firme en la literatura pre-Constantina aportan las pruebas más seguras de autenticidad y de lo inalterable del texto de Mateo (cf. "Stimmen aus MariaLaach", I, 1896,129 sqq.; "Theologie und Glaube", II, 1910,842 sqq.).

Brandon Carvajal

10 de febrero de 2014

NO HABRÍA NECESIDAD DE SALIR A LA CALLE





Cuando las prioridades se ponen en las personas todo se transforma para el bien de todos y la vida sonríe a la vida. Luce la libertad, el respeto, la justicia y los derechos. Las cosas quedan para el buen uso del hombre y siempre estarán en función del bien del hombre. Se hace entonces Navidad, nace el Redentor y el Salvador del hombre en su propio corazón. La vida se eterniza porque ha Nacido una luz en Belén para bendecirla y eternizarla.

Si el mundo fuera así todo sería más sencillo y fácil de entender. No habría injusticias, ni explotaciones, ni abusos o enfrentamientos. No haría falta ni protestar ni tertulias para protestar o denunciar injusticias, robos, violaciones o cualquier otro tipo de situaciones...

No habría muertes ni condenas, y lo mejor, no habría niños indefensos condenados a morir en el vientre de sus madres. La familia sería un remanso de paz, de justicia, de bondad, de preocuparse el uno por el otro, de bondad y de amor. Los pueblos serían lugares de descanso, de trabajo, de ejemplos, de una educación para el bien y la justicia, la solidaridad y el amor.

Todo estaría mejor, casi perfecto. Y simplemente habría que dejarse llevar por la propuesta de Jesús: "Amarnos unos a los otros como Él nos amó". No cabe duda, todo sería como, en el fondo de nuestros corazones, todos deseamos. Pero sin Él nada se puede conseguir. Lo necesitamos.







Salvador Pérez Alayón

8 de febrero de 2014

“Milagro” de Francisco

Papa Francisco
Gracias a Internet tengo oportunidad de conocer personas de distintos países, y algunas —especialmente las latinoamericanas— al enterarse de mi nacionalidad, bromean sobre la fama que cargamos los argentinos: presumidos, arrogantes, charlatanes, agrandados, … , en síntesis: soberbios. Aquí uno clásico “chiste de argentinos”:
- ¿Cuál es el mejor negocio que puedes hacer con un argentino?
- Comprarlo por lo que vale y venderlo por lo que él cree que vale.
Seguramente algún mérito habremos hecho para esto.
Papa Francisco
Ahora bien, con esta “fama” por un lado, y por otro el Papa del fin del mundoconquistando al planeta con su carisma y sus gestos, atrevidamente concluyo que,gracias a Francisco, asistimos a un verdadero “milagro”: el mundo quiere a un argentino.
Asumiendo este hecho pintoresco —aunque no por esto menos cierto—, se me ocurrió un desafío interesante: ampliar ese “primer milagro” del papa. Que el mundo no solo quiera a un argentino, ni a un país, ni a un continente. Que el mundo quiera al mundo.
La idea podrá sonar utópica o romántica si se quiere, sin embargo no es nada original. Ya San Juan en su evangelio recogía esta exhortación que el Maestro nos hizo a todos los cristianos hace más de dos mil años:
“Les doy un mandamiento nuevo:ámense los unos a los otros.
Así como yo los he amado, ámense también ustedes.
En esto todos reconoceránque son mis discípulos:
en el amor que se tengan los unos a los otros.”
(Jn 13, 34-35)
Se trata entonces de extender las fronteras del redil de la Iglesia, hasta contener, nada más y nada menos, al mundo entero. Y dentro de este gran rebaño universal —léase católico—cumplir con este mandato divino que, a pesar de sus dos milenos de antigüedad, sigue siendo nuevo. Esto es la nueva evangelización: el evangelio —labuena noticia— es vieja, pero la manera de comunicarlo se renueva.
“Yo hago nueva todas las cosas.”
(Ap 21, 5)
Al orgullo —y al privilegio— de tener un papa coterráneo, debe anteponerse el compromisode bautizado. Y si bien monseñor Jorge Bergoglio es argentino, el papa Francisco es del mundo entero, sin exclusividades ni localismos. Tendremos que poner el hombrotodos para que el “nuevo milagro”, algún día, pueda cristalizarse. La nueva evangelizaciónestá en marcha, y hoy la encabeza Francisco. A trabajar y encomendar esta misión renovada de la Iglesia.
Gracias a http://paraclito.org/

javier.villalba@gmail.com