31 de mayo de 2022
VEN ESPÍRITU SANTO
30 de mayo de 2022
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
*ORACION ASCENSIÓN*
Señor Jesús, subiste al cielo, junto al Padre, para poder estar cerca de todos, no sólo de unos pocos. Ayúdanos a sentir tu presencia que nos acompaña, nos anima, nos envuelve de amor.
Gracias por confiar en nosotros, por confiarnos la misión de ser testigos de tu resurrección, de anunciar que Dios es Padre y que todos somos hermanos, de amar como Tú nos amas.
Gracias porque nos ofreces la luz de tu Espíritu, el alimento de la Comunión, la cercanía de muchas personas buenas. Que sepamos valorar y acoger toda la ayuda que nos ofreces. Amén.
29 de mayo de 2022
GRACIAS, SEÑOR POR TU MISERICORDIA Y COMPASIÓN INFINITA
*ORACION: Un Dios compasivo.*
Me has salvado del abismo profundo, y he experimentado tu misericordia.
Me has librado de los lazos de la tentación, y he experimentado tu misericordia.
Me has hecho revivir, volver al camino, y he experimentado tu misericordia.
Has curado la fiebre que me impide servir a los hermanos.
Has abierto mis ojos y mis oídos para ver y escuchar a quién me necesita.
Sigue protegiendo mi vida. Sálvame. Confío en ti.
Señor, yo me alegro, porque eres un Dios compasivo.
Me alegro porque eres piadoso y paciente.
Me alegro porque eres misericordioso y fiel.
Señor, mírame. Ten compasión de mí. Dame fuerza. Protege mi vida. Sálvame. Confío en ti.
Tú, Señor, siempre estás pronto a ayudarme y a animar mi corazón cuando decae. Tú, Señor, toma mi corazón de barro y moldéalo según la grandeza de tu misericordia. Protege mi vida. Sálvame. Confío en ti. Amén.
28 de mayo de 2022
ESCONDIDO EN LA ALEGRÍA QUE VIENE DE TI, SEÑOR
Señor, a veces me toca llorar y lamentarme, mientras alrededor me parece que el mundo se divierte, que todo el mundo tiene motivos para la alegría.
A veces estoy triste, me pesan tus palabras, me falla el amor o me falta tu justicia. Pero confío en tu promesa. Sé que mi tristeza se convertirá en alegría.
Como la mujer que va a dar a luz y está preocupada antes del parto; cuando ha nacido su bebé ya no se acuerda del temor, y al tener a su hijo en brazos no puede contener la alegría.
Como el niño que espera, con desasosiego, un regalo que no termina de llegar, pero que cuando al fin lo tiene se entrega al juego con júbilo.
Como el hombre que no encuentra trabajo y pelea con el desaliento, pero el día que al fin consigue un contrato es el más feliz del mundo.
Como el enfermo que recibe un diagnóstico liberador. Como el enamorado que se atreve a declararse, y descubre por fin que su amor es correspondido. Yo a veces estoy triste, pero luego, de maneras inesperadas, me vuelves a visitar, y me llenas de una alegría que nadie me puede quitar. Amén.
27 de mayo de 2022
HAY MOMENTOS QUE PIERDO LA FE Y NO PERCIBO TU PRESENCIA
No siempre te siento a mi lado, Señor. Parece que tu lugar no está ahora aquí, sino en el cielo. A veces echo de menos verte con más claridad.
No entiendo por qué no eres más evidente, más claro, más definitivo para todos. O por qué dejas tanto espacio para la duda. Ya sabes, Señor, que en horas difíciles, esto me provoca tristeza.
Pero confío en tu Palabra. Es mejor para mí que Tú estés así, ausente y presente. Serás mi Espíritu defensor. Luz en mis noches. Sabiduría en mis caminos. Compasión en mis entrañas. Amor en mi mirada.
Y tu Espíritu, cuando lo acojo, cuando va haciéndose lugar en el mundo, nos muestra que la fe es el camino para la plenitud, que la justicia de Dios es más fuerte que la injusticia humana, que, contra toda apariencia, el Amor vence.
Entonces, mi corazón canta y ama de verdad. Amén.
26 de mayo de 2022
EXPECTANTES ANTE LA VENIDA DEL ESPÍRÍRITU SANTO
Nos estamos acercando a Pentecostés. Preparemos nuestro corazón para recibir el don del Espíritu, pidiéndolo con confianza._
Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva. Lléname del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida. Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada día. Porque detrás de cada cosa está tu amor.
Ayúdame a reconocer que la rutina no existe, porque cada día es nuevo cada día, porque siempre hay algo que está comenzando. En cada momento algo precioso está naciendo, y la vida vuelve a brotar.
Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Espíritu Santo. Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión, esperanza y entusiasmo.
Toma toda mi vida, Espíritu Santo y llénala de la eterna novedad de tu amor. Que este día no pase en vano, y pueda descubrir el mensaje que hoy tienes para mi vida.
¡Ven, Espíritu Santo! Amén.
25 de mayo de 2022
AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO
Hoy, el Papa Francisco nos habla de un mundo loco, ideologizado y apoyado solo en la verdad científica, probada y objetiva. Un verdad alejada de la moral, de lo sentimientos y de lo justo. Cuántas veces hemos vividos hechos que, siendo objetivos y reales no nos parecen justos. La esperanza de los que buscan, en la justicia la verdad, es llamada por Jesús, el Señor, bienaventurados. Hoy, el Papa reflexiona - ver aquí - sobre esa vejez que se sostiene en la esperanza de buscar la justicia y la verdad.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
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Catequesis sobre la vejez 11. Cohélet: la noche incierta del sentido y de las cosas de la vida
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En nuestra reflexión sobre la vejez —seguimos reflexionando sobre la vejez—, hoy nos confrontamos con el Libro del Eclesiastés o Cohélet, otra joya que encontramos en la Biblia. En una primera lectura este breve libro impresiona y deja desconcertado por su famoso estribillo: «Todo es vanidad», todo es vanidad: el estribillo que va y viene; todo es vanidad, todo es “niebla”, todo es “humo”, todo está “vacío”. Sorprende encontrar estas expresiones, que cuestionan el sentido de la existencia, dentro de la Sagrada Escritura. En realidad, la oscilación continua de Cohélet entre el sentido y el sinsentido es la representación irónica de un conocimiento de la vida que se desprende de la pasión por la justicia, de la que el juicio de Dios es garante. Y la conclusión del Libro indica el camino para salir de la prueba: «Teme a Dios y guarda sus mandamientos, que eso es ser hombre cabal» (12,13). Este es el consejo para resolver este problema.
Frente a una realidad que, en ciertos momentos, nos parece acoger todos los contrarios, reservándoles el mismo destino, que es el de acabar en la nada, el camino de la indiferencia puede parecernos también a nosotros el único remedio para una dolorosa desilusión. Preguntas como estas surgen en nosotros: ¿Acaso nuestros esfuerzos han cambiado el mundo? ¿Acaso alguien es capaz de hacer valer la diferencia entre lo justo y lo injusto? Parece que todo esto es inútil: ¿por qué hacer tantos esfuerzos?
Es una especie de intuición negativa que puede presentarse en cada etapa de la vida, pero no cabe duda de que la vejez hace casi inevitable este encuentro con el desencanto. El desencanto, en la vejez, viene. Y por tanto, la resistencia de la vejez a los efectos desmoralizantes de este desencanto es decisiva: si los ancianos, que ya han visto de todo, conservan intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe. Y para el mundo contemporáneo se ha vuelto crucial el paso a través de esta crisis, crisis saludable, ¿por qué? Porque una cultura que presume de medir todo y manipular todo termina por producir también una desmoralización colectiva del sentido, una desmoralización del amor, una desmoralización también del bien.
Esta desmoralización nos quita el deseo de hacer. Una presunta “verdad”, que se limita a registrar el mundo, registra también su indiferencia hacia los opuestos y los entrega, sin redención, al fluir del tiempo y al destino de la nada. De esta forma —revestida de cientificidad, pero también muy insensible y muy amoral— la búsqueda moderna de la verdad se ha visto tentada a despedirse totalmente de la pasión por la justicia. Ya no cree en su destino, en su promesa, en su redención.
Para nuestra cultura moderna, que al conocimiento exacto de las cosas quisiera entregar prácticamente todo, la aparición de esta nueva razón cínica —que suma conocimiento e irresponsabilidad— es un contragolpe muy duro. De hecho, el conocimiento que nos exime de la moralidad, al principio parece una fuente de libertad, de energía, pero pronto se convierte en una parálisis del alma.
Cohélet, con su ironía, desenmascara esta tentación fatal de una omnipotencia del saber —un “delirio de omnisciencia” — que genera una impotencia de la voluntad. Los monjes de la más antigua tradición cristiana habían identificado con precisión esta enfermedad del alma, que de pronto descubre la vanidad del conocimiento sin fe y sin moral, la ilusión de la verdad sin justicia. La llamaban “acedia”. Y esta es una de las tentaciones de todos, también de los ancianos, es de todos. No es simplemente pereza: no, es más. No es simplemente depresión: no. Más bien, la acedia es la rendición al conocimiento del mundo sin más pasión por la justicia y la acción consecuente.
El vacío de sentido y de fuerzas abierto por este saber, que rechaza toda responsabilidad ética y todo afecto por el bien real, no es inofensivo. No solamente le quita las fuerzas a la voluntad del bien: por contragolpe, abre la puerta a la agresividad de las fuerzas del mal. Son las fuerzas de una razón enloquecida, que se vuelve cínica por un exceso de ideología. De hecho, con todo nuestro progreso, con todo nuestro bienestar, nos hemos convertido verdaderamente en una “sociedad del cansancio”. Pensad un poco en esto: ¡somos la sociedad del cansancio! Teníamos que producir bienestar generalizado y toleramos un mercado sanitario científicamente selectivo. Teníamos que poner un límite infranqueable a la paz, y vemos sucesión de guerras cada vez más despiadadas contra personas indefensas. La ciencia progresa, naturalmente, y es un bien. Pero la sabiduría de la vida es completamente otra cosa, y parece estancada.
Finalmente, esta razón an-afectiva e ir-responsable también quita sentido y energías al conocimiento de la verdad. No es casualidad que la nuestra sea la época de las fake news, de las supersticiones colectivas y las verdades pseudo-científicas. Es curioso: en esta cultura del saber, de conocer todas las cosas, también de la precisión del saber, se han difundido tantas brujerías, pero brujerías cultas. Es brujería con cierta cultura, pero que te lleva a una vida de superstición: por un lado, para ir adelante con inteligencia en el conocer las cosas hasta las raíces; por otro, el alma que necesita de otra cosa y toma el camino de la superstición y termina en la brujería. La vejez puede aprender de la sabiduría irónica de Cohélet el arte de sacar a la luz el engaño oculto en el delirio de una verdad de la mente desprovista de afectos por la justicia. ¡Los ancianos llenos de sabiduría y humor hacen mucho bien a los jóvenes! Los salvan de la tentación de un conocimiento del mundo triste y sin sabiduría de la vida. Y también, estos ancianos devuelven a los jóvenes a la promesa de Jesús: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mt 5, 6). Serán ellos los que siembren hambre y sed de justicia en los jóvenes. Ánimo, todos nosotros ancianos: ¡ánimo y adelante! Nosotros tenemos una misión muy grande en el mundo. Pero, por favor, no hay que buscar refugio en este idealismo un poco no concreto, no real, sin raíces, digámoslo claramente: en las brujerías de la vida.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor que nos preserve del desencanto y nos conceda la sabiduría y el buen humor de los ancianos para no dejar nunca de trabajar por la justicia. Y también que hay un buen grupo de argentinos y en este día de la fiesta nacional de nuestra patria les envío un cordial saludo a ustedes y a todo el pueblo argentino. Dios los bendiga. Muchas gracias.
LLAMAMIENTO
Tengo el corazón desgarrado por la masacre en la escuela primaria de Texas. Rezo por los niños y adultos asesinados y por sus familias. Es hora de decir basta a la circulación indiscriminada de las armas. Trabajemos todos para que tales tragedias no vuelvan a suceder.
Resumen leído por el Santo Padre en español
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy meditamos sobre el pasaje del libro del Eclesiastés o Cohélet, en el que está la frase: “todo es vanidad y correr tras el viento”, que nos previene del sinsentido que supone un conocimiento separado de la justicia. Los ancianos que, después de haber experimentado tantas cosas en sus vidas, son capaces de conservar intacta la pasión por la justicia, nos enseñan que aún hay esperanza para el amor y para la fe, la que nos protege del desencanto.
En nuestro mundo está presente el cinismo de la razón enloquecida, de la razón ideologizada, que se basa solo en la “verdad científica”, sin sensibilidad ni moralidad, es decir, sin pasión por la justicia. Esta razón cínica e irresponsable, paraliza el alma con la tentación de la omnipotencia del saber. Nos hemos convertido en una sociedad del cansancio, pues el progreso y el bienestar carentes de justicia nos han robado las energías para hacer el bien. Por eso, aunque la ciencia avance, la guerra sigue causando estragos. En la antigüedad cristiana se daba a esta vanidad del conocimiento el nombre de acedia. El libro del Eclesiastés nos enseña a desenmascarar el engaño encubierto de las pseudo-verdades de nuestra época, para poder adherir con entusiasmo a la Bienaventuranza que Jesús promete a quienes no pierden nunca el hambre y la sed de justicia.
DANOS, SEÑOR, LA GRACIA DE SABERNOS SIEMPRE EN TU PRESENCIA
Jesús, a veces me siento solo, se alejan las personas que más quiero, no tengo más remedio que dejar los caminos de siempre porque la vida me lleva por senderos nuevos.
¡Cuánto me cuesta cambiar, Señor! No quiero avanzar por miedo a perder lo que tengo. Pero hay una luz que me atrae: tu luz y una voz que me dice: "No tengas miedo, no te pares"
Necesito sentir, o al menos saber, que me acompañas, Quiero emprender contigo la aventura de vivir cada día con la confianza de que Tú nunca defraudas al que confía en Ti y procura seguir tus caminos.
Ayúdame a creer más, a apoyarme más en Ti, a valorar la fuerza que has puesto en mi corazón, a descubrir la belleza de una sonrisa desconocida, a afrontar la vida con ilusión, esfuerzo y esperanza. Amén.
24 de mayo de 2022
ES EL CAMINO: HUMILDAD, RESPONSABILIDAD Y CONFIANZA
A veces pretendemos grandezas que superan nuestra capacidad. A menudo, no somos conscientes del poder que Tú has puesto en nuestras manos. En tantas ocasiones, no confiamos en que Tú haces posible lo imposible.
Padre bueno, danos sabiduría para reconocer y agradecerte las capacidades que nos has dado, para nuestro bien y el de tantas personas que nos rodean. Danos fuerza, para hacer todo lo que está en nuestras manos, con paz, generosidad, inteligencia y gratitud. Haznos humildes y confiados, para dejar en tus manos lo que nos supera, lo que nos parece imposible.
Que no olvidemos nunca que Tú eres nuestro Dios, un Padre todopoderoso y todo amoroso, que nos acompañas, nos cuidas y nos das vida. Ayúdanos a confiar menos en el dinero, a buscar sobre todo tu Reino de fraternidad y justicia, a abandonarnos en tus manos amorosas y providentes, con la seguridad de que, pase lo que pase, nunca quedan defraudados quienes lo esperan todo de ti. Amén.
23 de mayo de 2022
SEÑOR, HAZNOS PERSONAS DE PAZ
A nosotros nos cuesta recordarlo, entenderlo y aceptarlo, y más aún darlo y gustarlo, pues somos egoístas, engreídos y orgullosos.
Hoy que tanto nos cuesta abrir las puertas y ventanas de nuestro ser, Iglesia y casa, y que nos hemos habituado al secretismo, doblez y oscuridad...
Hoy que tanto nos cuesta besar y curar las llagas que siempre acompaña a nuestros hermanos más débiles todos los días de la semana...
Susúrranos nuevamente tu saludo, tu palabra entrañable, tu buena noticia más visible; y danos tu Espíritu para ser fieles y felices.
Haznos personas de paz: que podamos conocerla, cultivarla, recrearla gustarla, compartirla y transmitirla. Amén.
22 de mayo de 2022
EMPEZAR CADA DÍA EN LA PRESENCIA Y BENDICIÓN DE DIOS
¡Señor! Hoy despierto ante ti, primero agradeciendo por la dicha de tener un renovado amanecer, por conservarme con vida y poder gozar la hermosura de un nuevo despertar, me levanto contento de tener la certeza de que resguardaste de mí dormir, y que hoy me tienes planeado un maravilloso día, sabiendo que de tu mano, oportunidades maravillosas llegaran.
Siento más que antes tu cercanía y por ello bendecido me siento, tengo la plena seguridad que tú me acompañarás y guiarás mi andar en todo momento, abriendo puertas a los próspero, limpiando e iluminando mi camino, al igual que alejarás de mí a todo aquel que quiera dañarme.
Quiero pedirte Señor, en este nuevo amanecer, que seas dueño de mis labios para no decir mentiras, de mis oídos para solo escuchar lo positivo que me cultive como persona, para alejar de mi ser lo negativo, de mis ojos para que pueda observar todo lo maravilloso que el mundo me ofrece.
Sé tu Señor, el dueño de mis manos para obrar lo correcto y noble, no solo para mi propio bien sino también para mi entorno y los que me rodean, el propietario de mis pies para que siempre me ilumines por el camino del bien y el dueño de mi corazón para en tus manos poner mi vida y amar a los demás, así como tú nos amas a nosotros. Amén.
21 de mayo de 2022
QUE MI VIDA SEA UN FIEL REFLEJO DE LA TUYA, SEÑOR
me dejo llevar por lo que me apetece en cada momento.
Tú, en cambio, no me tratas como merecen mis pecados: tu amor desborda todos mis merecimientos y deseos.
Señor Jesús, enséñame a vivir, enséñame a amar, como Tú. Que sepa hablar con amor y por amor, como tú.
Que sepa rezar con amor y por amor, como tú.
Que sepa poner a Dios Padre por encima de todo y de todos. con amor y por amor, como tú.
Que sepa trabajar con amor y por amor, como tú.
Que sepa transmitir la fe con amor y por amor, como tú.
Que sepa compartir con amor y por amor, como tú.
Que sepa renunciar a todo lo que nos separa de Dios con amor y por amor, como tú.
Que sepa servir con amor y por amor, como tú.
Que sepa llevar la cruz con amor y por amor, como tú.
Que sepa compartir mi tiempo y mi vida con amor y por amor, como tú.
Señor Jesús, que sepa vivir y amar como tú y unido a ti. Amén.
20 de mayo de 2022
EN TU PRESENCIA, SEÑOR, NACE LA ALEGRÍA
Señor, Tú nos has creado para que seamos felices; has querido contagiarnos tu misma alegría, a todas las personas, sin excluir a nadie. para que nuestra alegría crezca cada día. Gracias, Jesús.
No dejes que seamos seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es tu deseo para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.
No permitas que mi vida se ahogue en el egoísmo. Ayúdame a dejar espacio en mi corazón a los demás. Ábreme los oídos para escuchar tu voz, esa voz que me recuerda que me amas con locura, para que así crezca la dulce alegría de sentirme amado, y en mi vida palpite el entusiasmo por hacer el bien.
Concédenos la gracia de experimentar la alegría de los que no ponen condiciones para estar alegres; de los pobres que comparten lo poco que tienen; de las personas, que aún en medio de grandes compromisos, han sabido conservar un corazón confiado, desprendido y sencillo; de los creyentes que cada día se dejan alcanzar y alegrar por tu amor. Amén.
(Papa Francisco)
19 de mayo de 2022
AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO - 18-05-2022
El ejemplo de Job, nos dice el Papa Francisco, nos ayuda a entender nuestro propio camino y a darnos cuenta de que Dios siempre está a nuestro lado, nos ve, nos responde y nos trata con ternura y verdadero amor. Siempre quiere nuestro bien y todo lo que permite lo utiliza para mostrarnos y darnos su amor. Detrás de nuestro sufrimiento se esconde nuestra fe y esperanza en sabernos queridos y bendecidos por Dios, nuestro Padre, que nos dará al final de nuestra prueba de fe, esa plena felicidad y gozo que buscamos.
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 18 de mayo de 2022
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Catequesis sobre la vejez 10. Job. La prueba de la fe, la bendición de la espera
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El pasaje bíblico que hemos escuchado cierra el Libro de Job, un vértice de la literatura universal. Nosotros encontramos a Job en nuestro camino de catequesis sobre la vejez: lo encontramos como testigo de la fe que no acepta una “caricatura” de Dios, sino que grita su protesta frente al mal, para que Dios responda y revele su rostro. Y Dios al final responde, como siempre de forma sorprendente: muestra a Job su gloria pero sin aplastarlo, es más, con soberana ternura, como hace Dios, siempre, con ternura. Es necesario leer bien las páginas de este libro, sin prejuicios, sin clichés, para captar la fuerza del grito de Job. Nos hará bien ponernos en su escuela, para vencer la tentación del moralismo ante la exasperación y el abatimiento por el dolor de haberlo perdido todo.
En este pasaje conclusivo del libro —nosotros recordamos la historia, Job que pierde todo en la vida, pierde las riquezas, pierde la familia, pierde al hijo y pierde también la salud y se queda ahí, herido, en diálogo con tres amigos, después un cuarto, que vienen a saludarlo: esta es la historia— y en este pasaje de hoy, el pasaje conclusivo del libro, cuando finalmente Dios toma la palabra (y este diálogo de Job con sus amigos es como un camino para llegar al momento que Dios da su palabra) Job es alabado porque ha comprendido el misterio de la ternura de Dios escondida detrás de su silencio. Dios reprende a los amigos de Job que suponían que sabían todo, sabían de Dios y del dolor y, habiendo venido a consolar a Job, terminaron juzgándolo con sus esquemas preconcebidos. ¡Dios nos guarde de este pietismo hipócrita y presuntuoso! Dios nos guarde de esa religiosidad moralista y de esa religiosidad de preceptos que nos da una cierta presunción y lleva al fariseísmo y a la hipocresía.
Así se expresa el Señor respecto a ellos. Dice el Señor: «Mi ira se ha encendido contra [vosotros] […], porque no habéis hablado con verdad de mí, como mi siervo Job. […]: esto es lo que dice el Señor a los amigos de Job. «Mi siervo Job intercederá por vosotros y, en atención a él, no os castigaré por no haber hablado con verdad de mí, como mi siervo Job» (42,7-8). La declaración de Dios nos sorprende, porque hemos leído las páginas encendidas de la protesta de Job, que nos han dejado consternados. Sin embargo —dice el Señor— Job habló bien, también cuando estaba enfadado e incluso enfadado contra Dios, pero habló bien, porque se negó a aceptar que Dios es un “Perseguidor”, Dios es otra cosa. Y como recompensa, Dios le devuelve a Job el doble de todos sus bienes, después de pedirle que ore por esos malos amigos suyos.
El punto de inflexión de la conversión de la fe se produce precisamente en el culmen del desahogo de Job, donde dice: «Yo sé que vive mi redentor, que se alzará el último sobre el polvo, que después que me dejen sin piel, ya sin carne, veré a Dios. Sí, seré yo quien lo veré, mis ojos lo verán, que no un extraño» (19,25-27). Este pasaje es bellísimo. A mí me viene a la mente el final de ese oratorio genial de Haendel, el Mesías, después de esa fiesta del Aleluya lentamente el soprano canta este pasaje: “Yo sé que mi Redentor vive”, con paz. Y así, después de toda esa cosa de dolor y de alegría de Job, la voz del Señor es otra cosa. “Yo sé que mi Redentor vive”: es algo bellísimo. Podemos interpretarlo así: “Mi Dios, yo sé que Tú no eres el Perseguidor. Mi Dios vendrá y me hará justicia”. Es la fe sencilla en la resurrección de Dios, la fe sencilla en Jesucristo, la fe sencilla que el Señor siempre nos espera y vendrá.
La parábola del libro de Job representa de forma dramática y ejemplar lo que en la vida sucede realmente. Es decir que sobre una persona, sobre una familia o sobre un pueblo se abaten pruebas demasiado pesadas, pruebas desproporcionadas respecto a la pequeñez y fragilidad humana. En la vida a menudo, come se dice, “llueve sobre mojado”. Y algunas personas se ven abrumadas por una suma de males que parece verdaderamente excesiva e injusta. Y muchas personas son así.
Todos hemos conocido personas así. Nos ha impresionado su grito, pero a menudo nos hemos quedado también admirados frente a la firmeza de su fe y de su amor en su silencio. Pienso en los padres de niños con graves discapacidades, o en quien vive una enfermedad permanente o al familiar que está al lado… Situaciones a menudo agravadas por la escasez de recursos económicos. En ciertas coyunturas de la historia, este cúmulo de pesos parecen darse como una cita colectiva. Es lo que ha sucedido en estos años con la pandemia del Covid-19 y lo que está sucediendo ahora con la guerra en Ucrania.
¿Podemos justificar estos “excesos” como una racionalidad superior de la naturaleza y de la historia? ¿Podemos bendecirlos religiosamente como respuesta justificada a las culpas de las víctimas, que se lo han merecido? No, no podemos. Existe una especie de derecho de la víctima a la protesta, en relación con el misterio del mal, derecho que Dios concede a cualquiera, es más, que Él mismo, después de todo, inspira. A veces yo encuentro gente que se me acerca y me dice: “Pero, Padre, yo he protestado contra Dios porque tengo este problema, ese otro…”. Pero, sabes, que la protesta es una forma de oración, cuando se hace así. Cuando los niños, los chicos protestan contra los padres, es una forma de llamar su atención y pedir que les cuiden. Si tú tienes en el corazón alguna llaga, algún dolor y quieres protestar, protesta también contra Dios, Dios te escucha, Dios es Padre, Dios no se asusta de nuestra oración de protesta, ¡no! Dios entiende. Pero sé libre, sé libre en tu oración, ¡no encarceles tu oración en los esquemas preconcebidos! La oración debe ser así, espontánea, como esa de un hijo con el padre, que le dice todo lo que le viene a la boca porque sabe que el padre lo entiende. El “silencio” de Dios, en el primer momento del drama, significa esto. Dios no va a rehuir la confrontación, pero al principio deja a Job el desahogo de su protesta, y Dios escucha. Quizás, a veces, deberíamos aprender de Dios este respeto y esta ternura. Y a Dios no le gusta esa enciclopedia —llamémosla así— de explicaciones, de reflexiones que hacen los amigos de Job. Eso es zumo de lengua, que no es adecuado: es esa religiosidad que explica todo, pero el corazón permanece frío. A Dios no le gusta esto. Le gusta más la protesta de Job o el silencio de Job.
La profesión de fe de Job —que emerge precisamente en su incesante llamamiento a Dios, a una justicia suprema— se completa al final con la experiencia casi mística, diría yo, que le hace decir: «Yo te conocía solo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos» (42,5). ¡Cuánta gente, cuántos de nosotros después de una experiencia un poco mala, un poco oscura, da el paso y conoce a Dios mejor que antes! Y podemos decir, como Job: “Yo te conocía de oídas, mas ahora te han visto mis ojos, porque te he encontrado”. Este testimonio es particularmente creíble si la vejez se hace cargo, en su progresiva fragilidad y pérdida. ¡Los ancianos han visto muchas en la vida! Y han visto también la inconsistencia de las promesas de los hombres. Hombres de ley, hombres de ciencia, hombres de religión incluso, que confunden al perseguidor con la víctima, imputando a esta la responsabilidad plena del propio dolor. ¡Se equivocan!
Los ancianos que encuentran el camino de este testimonio, que convierte el resentimiento por la pérdida en la tenacidad por la espera de la promesa de Dios —hay un cambio, del resentimiento por la pérdida hacia una tenacidad para seguir la promesa de Dios—, estos ancianos son un presidio insustituible para la comunidad en el afrontar el exceso del mal. La mirada de los creyentes que se dirige al Crucificado aprende precisamente esto. Que podamos aprenderlo también nosotros, de tantos abuelos y abuelas, de tantos ancianos que, como María, unen su oración, a veces desgarradora, a la del Hijo de Dios que en la cruz se abandona al Padre. Miremos a los ancianos, miremos a los viejos, las viejas, las viejitas; mirémoslos con amor, miremos su experiencia personal. Ellos han sufrido mucho en la vida, han aprendido mucho en la vida, han pasado muchas, pero al final tienen esta paz, una paz —yo diría— casi mística, es decir la paz del encuentro con Dios, tanto que pueden decir “Yo te conocía de oídas, mas ahora te han visto mis ojos”. Estos viejos se parecen a esa paz del Hijo de Dios en la cruz que se abandona al Padre.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Los invito a releer el libro de Job, y a dejarnos interpelar por su testimonio. Aunque tuvo que atravesar numerosas pruebas y sufrimientos, nunca dejó de elevar su oración al Padre. Unámonos también nosotros a esa súplica, y pidamos al Señor que aumente y fortalezca nuestra fe. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Resumen leído por el Santo Padre en español
Queridos hermanos y hermanas:
La catequesis de hoy sobre la ancianidad nos presenta la figura de Job, que gritaba de dolor y le pedía a Dios una respuesta que diera sentido a las numerosas desgracias y humillaciones que padecía en su vida. De ese clamor incesante surgió su conversión y su profesión de fe, ya que Dios le dio a conocer su verdadero rostro. Job, por tanto, obtuvo una respuesta, y fue bendecido con una larga ancianidad, porque se dejó transformar por el misterio de la ternura de Dios, que muchas veces se esconde en el silencio.
La historia de Job ejemplifica la vida de tantas personas, familias y pueblos marcados por el sufrimiento. Su dolor nos interpela, y nos admira la firmeza de su fe y de su amor. Así también los ancianos —que ya han atravesado muchas pruebas a lo largo de su vida—, cuando saben convertir el dolor por las pérdidas en espera confiada de las promesas de Dios, son un testimonio y un tesoro insustituible para que la comunidad pueda aprender a afrontar las dificultades y el exceso de mal.
PERMANECER EN EL SEÑOR
Quiero ser verdadero sarmiento, sarmiento que permanece pegado a la parra que lo sostiene, y que, por ella, recibe el alimento para mantenerse vivo y fecundo.
Quiero ser sarmiento que se limpia de todo aquello que le amenaza arrancarlo de la vid, de la vid que le da la savia verdadera para fertilizarse y dar hermosos frutos.
Quiero ser sarmiento que recibe la poda necesaria para quedar siempre bien injertado en la vid, sin peligro de ser arrancado por los temporales, la sequía o las malas hierbas que lo destruyen y alejan de su tronco verdadero.
Quiero ser injerto tuyo, Dios mío, para que nunca tu Amor quede cortado en el camino a mi corazón, y siempre esté regado por tu bendición y tu compasión. Quiero ser sarmiento que vive de su Viña y que da los frutos que la Viña espera. Buenos frutos que sacian el hambre y la sed de los que se acercan a ella. Amén.
18 de mayo de 2022
AQUÍ ESTOY SEÑOR
17 de mayo de 2022
AL COMIENZO DE CADA SEMANA
"Ven Espíritu Santo, mira todas esas emociones que a veces se sublevan en mi interior. Mira mis nerviosismos, mis arranques de ira, mis reacciones de agresividad, todas las veces que me indigno y me resiento por las cosas que me dicen, o por los errores y las imperfecciones de los demás.
Ven como lluvia mansa a refrescar mi interior, para que no me queme y me enferme a causa de esas tensiones. Ven como brisa tibia que acaricia y devuelve la calma, ven como música suave que me relaja por dentro, ven como amor y ternura que me ayuda a comprender a los demás.
¿Para qué quiero esos nerviosismos y resentimientos? Ayúdame a usar mis energías para cosas buenas, porque no quiero desgastarme en lamentos y angustias sin sentido.
Ven Espíritu de armonía y de serenidad. Ven, para que siempre elija el amor, el diálogo y la amistad. Ven, para que sepa reaccionar con amor, para que pueda vencer el mal con el bien. Porque el amor es siempre el mejor camino.
Ven Espíritu Santo. Amen.
16 de mayo de 2022
QUE MI VIDA SEA UN FIEL REFLEJO DE LA TUYA, SEÑOR
Jesús, al contemplar en tu vida el modo que Tú tienes de tratar a los demás me dejo interpelar por tu ternura, tu forma de amar nos mueve a amar; tu trato es como el agua cristalina que limpia y acompaña el caminar.
Jesús, enséñame tu modo de hacer sentir al otro más humano, que tus pasos sean mis pasos; mi modo de proceder.
Jesús, hazme sentir con tus sentimientos, mirar con tu mirada, comprometer mi acción, donarme hasta la muerte por el reino, defender la vida hasta la cruz, amar a cada uno como amigo, y en la oscuridad llevar tu luz.
Jesús, yo quiero ser compasivo con quien sufre, buscando la justicia, compartiendo nuestra fe, que encuentre una auténtica armonía entre lo que creo y quiero ser, mis ojos sean fuente de alegría, que abrace tu manera de ser.
Quisiera conocerte, Jesús, tal como eres. Tu imagen sobre mí es lo que transformará mi corazón en uno como el tuyo que sale de sí mismo para dar; capaz de amar al Padre y los hermanos, que va sirviendo al reino en libertad. Amén.
15 de mayo de 2022
EL PRIMER PASO LO DA SIEMPRE DIOS
14 de mayo de 2022
JESÚS, CAMINO, VERDAD Y VIDA
Señor, Tú eres el camino que conduce hacia el Padre, a la salvación. En las encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por donde avanzar y tenemos la tentación de tomar los caminos más fáciles y cómodos, recuérdanos, Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en la felicidad más plena y duradera.
Señor, Tú eres la verdad, la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo con tu Verdad.
Jesús, Tú eres la Vida. Y has puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie como Tú da el valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el torrente de vida que me ofreces gratuitamente. Amén.
13 de mayo de 2022
LA BUENA NOTICIA ES NOTICIA DE SALVACIÓN
nos has revelado tu secreto.
Podemos ser felices y libres, como Tú.
Tú nos aseguras que seremos felices y libres
si las riquezas no nos atan,
si sabemos compartir con los demás,
si aguantamos las ofensas sin vengarnos,
si sentimos en nosotros las desgracias ajenas,
si buscamos la justicia por encima de nuestros intereses,
si tratamos de comprender y perdonar,
si nuestra mirada y nuestro corazón son limpios,
si ponemos paz a nuestro alrededor,
si acogemos el amor de Padre como el mejor regalo.
Jesús, tu mensaje es sencillo,
pero nos cuesta mucho ponerlo en práctica.
Por eso, te pedimos ayuda.
Lo que nosotros no podemos
que tu Espíritu lo realice en nosotros
para que cada día seamos más felices y libres
como Tú y siempre contigo. Amén.
12 de mayo de 2022
SEÑOR: CAMINO, VERDAD Y VIDA
*ORACION: SEÑOR, TÚ MI CAMINO*
Jesús, a veces me siento solo, se alejan las personas que más quiero, no tengo más remedio que dejar los caminos de siempre porque la vida me lleva por senderos nuevos.
¡Cuánto me cuesta cambiar, Señor! No quiero avanzar por miedo a perder lo que tengo. Pero hay una luz que me atrae: tu luz y una voz que me dice: "No tengas miedo, no te pares".
Necesito sentir, o al menos saber, que me acompañas. Quiero emprender contigo la aventura de vivir cada día con la confianza de que Tú nunca defraudas al que confía en Ti y procura seguir tus caminos.
Ayúdame a creer más, a apoyarme más en Ti, a valorar la fuerza que has puesto en mi corazón, a descubrir la belleza de una sonrisa desconocida,
a afrontar la vida con ilusión, esfuerzo y esperanza. Amén.
11 de mayo de 2022
AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 11 de mayo de 2022
_____________________________
Catequesis sobre la vejez 9. Judit. Una juventud admirable, una vejez generosa
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Hoy hablaremos de Judit, una heroína bíblica. La conclusión del libro que lleva su nombre —hemos escuchado un pasaje— sintetiza la última parte de la vida de esta mujer, que defendió a Israel de sus enemigos. Judit es una joven y virtuosa viuda judía que, gracias a su fe, a su belleza y a su astucia, salva la ciudad de Betulia y al pueblo de Judá del asedio de Holofernes, general de Nabucodonosor rey de Asiria, enemigo prepotente y despectivo de Dios. Y así, con su forma astuta de actuar, es capaz de degollar al dictador que estaba contra el país. Era valiente, esta mujer, pero tenía fe.
Después de la gran aventura que la ve como protagonista, Judit vuelve a su ciudad, Betulia, donde vive una bonita vejez hasta los ciento cinco años. Había llegado para ella el tiempo de la vejez como llega para muchas personas: a veces después de una vida de trabajo, a veces después de una existencia llena de peripecias o de gran entrega. El heroísmo no es solamente el de los grandes eventos que caen bajo los focos, por ejemplo el de Judit de haber asesinado al dictador, sino que a menudo el heroísmo se encuentra en la tenacidad del amor vertido en una familia difícil y a favor de una comunidad amenazada.
Judit vivió más de cien años, una bendición particular. Pero no es raro, hoy, tener muchos años todavía para vivir después de la jubilación. ¿Cómo interpretar, cómo aprovechar este tiempo que tenemos a disposición? Yo me jubilo hoy, y serán muchos años, y ¿qué puedo hacer, en estos años, cómo puede crecer —en edad va por sí solo— pero cómo puede creer en autoridad, en santidad en sabiduría?
La perspectiva de la jubilación coincide para muchos con la de un merecido y deseado descanso de actividades exigentes y fatigosas. Pero sucede también que el final del trabajo representa una fuente de preocupación y es esperado con algún temor: “¿Qué haré ahora que mi vida se vaciará de lo que la ha llenado durante tanto tiempo?”: esta es la pregunta. El trabajo cotidiano significa también un conjunto de relaciones, la satisfacción de ganarse la vida, la experiencia de tener un rol, una merecida consideración, una jornada completa que va más allá del simple horario de trabajo.
Por supuesto, hay un compromiso, gozoso y cansado, de cuidar a los nietos, y hoy los abuelos tienen un rol muy grande en la familia para ayudar a crecer a los nietos; pero sabemos que hoy nacen cada vez menos niños, y los padres suelen estar más distantes, más sujetos a desplazamientos, con situaciones laborales y habitacionales desfavorables. A veces son aún más reacios a confiar espacios educativos a los abuelos, concediéndoles solo aquellos estrictamente relacionados con la necesidad de asistencia. Pero alguien me decía, un poco sonriendo con ironía: “Hoy los abuelos, en esta situación socio-económica, se han vuelto más importantes, porque tienen la pensión”. Hay nuevas exigencias, también en el ámbito de las relaciones educativas y parentales, que nos piden remodelar la alianza tradicional entre las generaciones.
Pero, nos preguntamos: ¿hacemos nosotros este esfuerzo por “remodelar”? ¿O simplemente sufrimos la inercia de las condiciones materiales y económicas? La convivencia de las generaciones, de hecho, se alarga. ¿Tratamos, todos juntos, de hacerlas más humanas, más afectuosas, más justas, en las nuevas condiciones de las sociedades modernas? Para los abuelos, una parte importante de su vocación es sostener a los hijos en la educación de los niños. Los pequeños aprenden la fuerza de la ternura y el respeto por la fragilidad: lecciones insustituibles, que con los abuelos son más fáciles de impartir y de recibir. Los abuelos, por su parte, aprenden que la ternura y la fragilidad no son solo signos de la decadencia: para los jóvenes, son pasajes que hacen humano el futuro.
Judit se queda viuda pronto y no tiene hijos, pero, como anciana, es capaz de vivir una época de plenitud y de serenidad, con la conciencia de haber vivido hasta el fondo la misión que el Señor le había encomendado. Para ella es el tiempo de dejar la herencia buena de la sabiduría, de la ternura, de los dones para la familia y la comunidad: una herencia de bien y no solamente de bienes. Cuando se piensa en la herencia, a veces pensamos en los bienes, y no en el bien que se ha hecho en la vejez y que ha sido sembrado, ese bien que es la mejor herencia que nosotros podemos dejar.
Precisamente en su vejez, Judit “concedió la libertad a su sierva preferida”. Esto es signo de una mirada atenta y humana hacia quien ha estado cerca de ella. Esta sierva la había acompañado en el momento de esa aventura para vencer al dictador y degollarlo. Como ancianos, se pierde un poco la vista, pero la mirada interior se hace más penetrante: se ve con el corazón. Uno se vuelve capaz de ver cosas que antes se le escapaban. Los ancianos saben mirar y saben ver... Es así: el Señor no encomienda sus talentos solo a los jóvenes y a los fuertes; tiene para todos, a medida de cada uno, también para los ancianos. La vida de nuestras comunidades debe saber disfrutar de los talentos y de los carismas de tantos ancianos, que para el registro están ya jubilados, pero que son una riqueza que hay que valorar. Esto requiere, por parte de los propios ancianos, una atención creativa, una atención nueva, una disponibilidad generosa. Las habilidades precedentes de la vida activa pierden su parte de constricción y se vuelven recursos de donación: enseñar, aconsejar, construir, curar, escuchar… Preferiblemente a favor de los más desfavorecidos, que no pueden permitirse ningún aprendizaje y que están abandonados a su soledad.
Judit liberó a su sierva y colmó a todos de atenciones. De joven se había ganado la estima de la comunidad con su valentía. De anciana, la mereció por la ternura con la que enriqueció la libertad y los afectos. Judit no es una jubilada que vive melancólicamente su vacío: es una anciana apasionada que llena de dones el tiempo que Dios le dona. Yo os pido: tomad, uno de estos días, la Biblia y tomad el libro de Judit: es pequeño, se lee fácilmente, son diez páginas, no más. Leed esta historia de una mujer valiente que termina así, con ternura, con generosidad, una mujer a la altura. Y así yo quisiera que fueran nuestras abuelas. Todas así: valientes, sabias y que nos dejen la herencia no del dinero, sino la herencia de la sabiduría, sembrada en sus nietos.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Está lleno de mexicanos. Los animo a vivir con generosidad el tiempo que Dios nos regala, dedicándolo a su servicio en la entrega a los demás, especialmente a las personas más frágiles y vulnerables. Pidamos esta gracia al Señor por intercesión de María, Madre de la Esperanza. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
LLAMAMIENTO
Dirijo un pensamiento especial al pueblo de Sri Lanka, en particular a los jóvenes, que en los últimos tiempos han hecho sentir su grito frente a los desafíos y a los problemas sociales y económicos del país. Me uno a las autoridades religiosas al exhortar a todas las partes implicadas a mantener una actitud pacífica, sin ceder a la violencia. Hago un llamamiento a todos aquellos que tienen responsabilidad, para que escuchen las aspiraciones de la gente, garantizando el pleno respeto de los derechos humanos y de las libertades civiles.
Resumen leído por el Santo Padre en español
Queridos hermanos y hermanas:
En esta catequesis reflexionamos sobre Judit, una de las heroínas del Antiguo Testamento. Nos dice la Biblia que esta mujer, en su juventud, supo defender a su pueblo de los enemigos que lo asediaban. Después, Judit volvió a su ciudad, Betulia, donde vivió la etapa de su larga ancianidad con plenitud y serenidad, dejando en herencia a los suyos no sólo “bienes”, sino, sobre todo, dejando en herencia el testimonio de haber hecho siempre “el bien”.
Podríamos decir que, cuando a Judit le llegó “el tiempo de la jubilación”, supo vivirlo con ternura y generosidad. Tomando en cuenta su ejemplo, pensemos: ¿cómo se vive hoy esa etapa? Los hijos y los nietos, ¿se interesan por los abuelos? Las personas mayores, ¿están dispuestas a compartir con los más jóvenes la riqueza de su sabiduría, a enseñar, aconsejar, curar, escuchar? ¿Nos esforzamos por “remodelar” las relaciones entre las generaciones, a la luz del tiempo que vivimos? Son preguntas que nos hace bien repetirnos para poner nuestra vida en esta dirección.
ABIERTOS A LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO
inspírame siempre
lo que debo pensar,
lo que debo decir,
cómo debo decirlo,
lo que debo callar,
cómo debo actuar,
lo que debo hacer,
para gloria de Dios,
bien de las almas
y mi propia santificación.
Espíritu Santo,
dame agudeza
para entender,
capacidad
para retener,
método y facultad
para aprender,
sutileza
para interpretar,
gracia y eficacia
para hablar.
Dame acierto al empezar,
dirección al progresar
y perfección al acabar.
Amén.
10 de mayo de 2022
VEN ESPÍRITU SANTO
"Ven Espíritu Santo, y mira todos los miedos que guardo dentro de mí. Te ruego que sanes todo temor, para que pueda caminar seguro en tu presencia.
Mira a esta creatura que te suplica, no me abandones, fortaleza mía. Tú eres como un escudo protector, y si tu fuerza me rodea no tengo nada que temer.
Cúbreme con tu potencia, y no permitas que ningún violento me haga daño, no dejes que algún espíritu dominante pretenda adueñarse de mi vida.
Aleja de mí a todos los que quieran aprovecharse de mí. Tú me protegerás de los envidiosos y de los que no se alegran con mis éxitos y alegrías. Tú me protegerás de los peligros imprevistos.
Deposito en ti toda mi confianza. Yo acepto a Jesús como Señor de mi vida, todo mi ser es suyo. Por eso confío en tu protección, Espíritu Santo, y dejo ante ti todos mis temores.
Ven Espíritu Santo.
Amén".
9 de mayo de 2022
JESÚS, EL ÚNICO Y BUEN BUEN PASTOR QUE NOS DA VIDA ETERNA Y PLENA
8 de mayo de 2022
COHERENCIA
¡Señor, el reflejo de tu vida en mi existencia me invita a ser siempre veraz, auténtico, coherente! ¡Tu ejemplo me invita a rechazar de mi vida toda mentira, hipocresía, juicio ajeno, maldad, falta de coherencia, caer en tentación!
¡Concédeme la gracia de seguirte siempre viviendo de acuerdo con la Verdad que Tu nos has enseñado! ¡Señor, no deseo vivir mi vida con el engaño, cuando haya mentido hazme retractarme, cuando haya engañado enséñame a pedir perdón y a reparar el mal, cuando mi fortaleza se debilite dame la fuerza para levantarme, cuando no sea honesto con mis gestos, mis palabras o mis acciones guíame por medio de tu Santo Espíritu! ¡Cuando actúe de manera incorrecta, Señor, muéstrame el camino a seguir, hazme comprender que debo vivir honestamente, de manera coherente, para ser feliz!
¡Te pido, Señor, la fuerza para vivir de la manera que tu viviste, alejándome de todo aquello que me aleje de la falsedad, del mero interés, de la mentira! ¡Invítame, Señor, a vivir siempre en la verdad! Amén.
7 de mayo de 2022
EL ALIMENTO ESPIRITUAL QUE NOS SOSTIENE
Señor, gracias por ser nuestro pan, porque te dejas comer por nosotros, porque nos ofreces tu vida entera para que vivamos por tu Amor, como Tú vives del Amor del Padre.
Danos, cada día, sabiduría y humildad, para no vivir de mí y de mi vanidad; de mis deseos de poder y de poseer, de la satisfacción de mis caprichos; para vivir de Ti y de tu Amor.
Que cada día, Señor, sepa acoger, como un mendigo que se sabe afortunado, tu Luz, que me ayuda a ver la verdad y la mentira, tu Fuerza, que me sostiene, tu Palabra, que me recuerda quién soy y para qué he nacido, tu Mano, que me defiende, tu Sabiduría, que me conduce a la Vida, tu Mirada, que me da la Paz que a veces no tengo, tu Eucaristía, tu pan y tu vino, que alimenta mi hambre de amor y de alegría. De entregar mi tiempo y mi vida entera, como Tú y siempre contigo. Amén.
6 de mayo de 2022
EL VIVIR CADA DÍAS DESDE LA PALABRA Y EL GOZO EN EL SEÑOR
Permite que pueda entenderlo como un regalo tuyo para mí. Ayúdame a vivirlo alegre en la esperanza. Dame fortaleza que se complazca en el amor, las buenas obras, la reconciliación y el deseo permanente de ti, que eres la fuente del gozo más puro. Haz que todos mis pensamientos, sentimientos y acciones sean para ti. Te ruego especialmente para que pueda resistir las pruebas de este día.
Tan solo por medio de mi amor por ti y a mi prójimo puedo alcanzar la felicidad aquí en la tierra y después contigo en el cielo. Que hoy no sienta antipatía, odio y rencor, que pueda amarte a ti en todo ser humano y en toda criatura.
Al comienzo de este día, te doy gracias por todos y cada uno de mis familiares, de mis parientes cercanos y lejanos. Gracias por todos los momentos maravillosos que he vivido con ellos. Señor, encomiendo a tu amor a todas aquellas familias que se encuentran sin amor y sin paz. Infunde en ellas nuevamente la fuerza del amor y la paz. ¡Sana sus heridas! ¡Hazlas felices! Amén.
5 de mayo de 2022
PAN DE VIDA ETERNA
Señor, gracias por ser nuestro pan, porque te dejas comer por nosotros, porque nos ofreces tu vida entera para que vivamos por tu Amor, como Tú vives del Amor del Padre.
Danos, cada día, sabiduría y humildad, para no vivir de mí y de mi vanidad; de mis deseos de poder y de poseer, de la satisfacción de mis caprichos; para vivir de Ti y de tu Amor.
Que cada día, Señor, sepa acoger, como un mendigo que se sabe afortunado, tu Luz, que me ayuda a ver la verdad y la mentira, tu Fuerza, que me sostiene, tu Palabra, que me recuerda quién soy y para qué he nacido, tu Mano, que me defiende, tu Sabiduría, que me conduce a la Vida, tu Mirada, que me da la Paz que a veces no tengo, tu Eucaristía, tu pan y tu vino, que alimenta mi hambre de amor y de alegría, de entregar mi tiempo y mi vida entera, como Tú y siempre contigo. Amén.
4 de mayo de 2022
AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO
El Papa continua en la catequesis de este miércoles hablándonos de la vejez. Una vejez en la que la fidelidad a nuestra fe se pone a prueba en muchos momentos de debilidades y de aprecio a la vida. El testimonio de Eleazar es admirable y reconfortante. De nada vale ganar, y menos unos días, esta vida si perdemos la Eterna. Es hermoso este testimonio que el Papa Francisco nos trae hoy.
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 4 de mayo de 2022
_____________________________
Catequesis sobre la vejez 8. Eleazar, la coherencia de la fede, herencia del honor
¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
En el camino de estas catequesis sobre la vejez, hoy encontramos un personaje bíblico —un anciano— de nombre Eleazar, que vivió en los tiempos de la persecución de Antíoco Epífanes. Es una bonita figura. Su figura nos entrega un testimonio de la relación especial que existe entre la fidelidad de la vejez y el honor de la fe. ¡Es un valiente! Quisiera hablar precisamente del honor de la fe, no solo de la coherencia, del anuncio, de la resistencia de la fe. El honor de la fe se encuentra periódicamente bajo la presión, incluso violenta, de la cultura de los dominadores, que intenta envilecerla tratándola como un hallazgo arqueológico, o vieja superstición, terquedad anacrónica, etc.
La historia bíblica —hemos escuchado un pequeño pasaje, pero es bonito leerlo todo— narra el episodio de los judíos obligados por un decreto del rey a comer carnes sacrificadas a los ídolos. Cuando es el turno de Eleazar, que era un anciano de noventa años muy estimado por todos y con autoridad, los oficiales del rey le aconsejan que haga una simulación, es decir que finja comer la carne sin hacerlo realmente. Hipocresía religiosa, hay tanta hipocresía religiosa, hipocresía clerical. Estos le dicen: “Pero haz un poco el hipócrita, nadie se dará cuenta”. Así Eleazar se habría salvado, y —decían aquellos— en nombre de la amistad habría aceptado su gesto de compasión y de afecto. Después de todo —insistían— se trataba de un gesto mínimo, fingir comer pero no comer, un gesto insignificante.
Es poca cosa, pero la respuesta tranquila y firme de Eleazar se basa en un argumento que nos llama la atención. El punto central es este: deshonrar la fe en la vejez, para ganar unos cuantos días, no es comparable con la herencia que esta debe dejar a los jóvenes, a enteras generaciones futuras. ¡Qué bueno este Eleazar! Un anciano que ha vivido en la coherencia de la propia fe durante toda la vida, y ahora se adapta a fingir el repudio, condena a la nueva generación a pensar que toda la fe haya sido una ficción, una cubierta exterior que se puede abandonar pensando que se puede conservar en la propia intimidad. Y no es así, dice Eleazar. Tal comportamiento no honra la fe, ni siquiera frente a Dios. Y el efecto de esta banalización exterior será devastador para la interioridad de los jóvenes. ¡La coherencia de este hombre que piensa en los jóvenes, piensa en la herencia futura, piensa en su pueblo!
Es precisamente la vejez —y esto es bonito para los ancianos— la que aparece aquí como el lugar decisivo, el lugar insustituible de este testimonio. Un anciano que, a causa de su vulnerabilidad, aceptara considerar irrelevante la práctica de la fe, haría creer a los jóvenes que la fe no tiene ninguna relación real con la vida. Les parecería, desde su inicio, como un conjunto de comportamientos que, si es necesario, pueden ser simulados o disimulados, porque ninguno de ellos es tan importante para la vida.
La antigua gnosis heterodoxa, que fue una insidia muy poderosa y muy seductora para el cristianismo de los primeros siglos, teorizaba precisamente sobre esto, es una cosa vieja esta: que la fe es una espiritualidad, no una práctica; una fuerza de la mente, no una forma de vida. La fidelidad y el honor de la fe, según esta herejía, no tienen nada que ver con los comportamientos de la vida, las instituciones de la comunidad, los símbolos del cuerpo. La seducción de esta perspectiva es fuerte, porque interpreta, a su manera, una verdad indiscutible: que la fe nunca se puede reducir a un conjunto de normas alimenticias o de prácticas sociales. La fe es otra cosa. El problema es que la radicalización gnóstica de esta verdad anula el realismo de la fe cristiana, porque la fe cristiana es realista, la fe cristiana no es solamente decir el Credo, sino que es pensar el Credo, es sentir el Credo, es hacer el Credo. Trabajar con las manos. Sin embargo, esta propuesta gnóstica es un “fingir”, lo importante es que tú dentro tengas la espiritualidad y después puedes hacer lo que quieras. Y esto no es cristiano. Es la primera herejía de los gnósticos, que está muy de moda aquí, en este momento, en tantos centros de espiritualidad, etc. Y vacía el testimonio de esta gente, que muestra los signos concretos de Dios en la vida de la comunidad y resiste a las perversiones de la mente a través de los gestos del cuerpo.
La tentación gnóstica que es una de las —digamos la palabra— herejías, una de las desviaciones religiosas de este tiempo, la tentación gnóstica siempre permanece actual. En muchas tendencias de nuestra sociedad y de nuestra cultura, la práctica de la fe sufre una representación negativa, a veces en forma de ironía cultural, a veces con una marginación oculta. La práctica de la fe para estos gnósticos que ya estaban en la época de Jesús, es considerada como una exterioridad inútil e incluso nociva, como un residuo anticuado, como una superstición enmascarada. En resumen, una cosa para los viejos. La presión que esta crítica indiscriminada ejerce en las jóvenes generaciones es fuerte. Cierto, sabemos que la práctica de la fe puede convertirse en una exterioridad sin alma —este es el peligro contrario—, pero en sí misma no lo es en absoluto. Quizá nos corresponde precisamente a nosotros, a los ancianos, una misión muy importante: devolver a la fe su honor, hacerla coherente que es el testimonio de Eleazar, la coherencia hasta el final. La práctica de la fe no es el símbolo de nuestra debilidad, sino más bien el signo de su fuerza. Ya no somos niños. ¡No bromeamos cuando nos pusimos en el camino del Señor!
La fe merece respeto y honor hasta el final: nos ha cambiado la vida, nos ha purificado la mente, nos ha enseñado la adoración de Dios y el amor del prójimo. ¡Es una bendición para todos! Pero toda la fe, no una parte. No cambiaremos la fe por unos cuantos días tranquilos, sino que haremos como Eleazar, coherente hasta el final, hasta el martirio. Demostraremos, con mucha humildad y firmeza, precisamente en nuestra vejez, que creer no es algo “de viejos”, sino que es algo de vida. Creer en el Espíritu Santo, que hace nuevas todas las cosas, y Él con gusto nos ayudará.
Queridos hermanos y hermanas ancianos, por no decir viejos —estamos en el mismo grupo— miremos, por favor, a los jóvenes. Ellos nos miran, no olvidemos esto. Me viene a la mente esa película de la postguerra tan bonita: “Los niños nos miran”. Nosotros podemos decir lo mismo con los jóvenes: los jóvenes nos miran y nuestra coherencia puede abriles un camino de vida bellísimo. Sin embargo, una eventual hipocresía hará mucho mal. Recemos los unos por los otros. ¡Qué Dios nos bendiga a todos nosotros ancianos!
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Veo allí mexicanos, chilenos, argentinos, muchos peregrinos de lengua española, españoles y colombianos. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a ser testigos fieles y valientes de Cristo, y sobre todo a ser coherentes cuando las dificultades ponen a prueba nuestra fe. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Resumen leído por el Santo Padre en español
Queridos hermanos y hermanas:
Continuamos nuestras catequesis sobre la vejez, y hoy nos acompaña la figura de Eleazar. Nos dice la Biblia que a este noble anciano se le propuso ganar unos días más de vida si traicionaba los preceptos de Dios, pero él rechazó esa posibilidad con firmeza y valentía. Eleazar decidió morir antes que renegar de la fe, dando así ejemplo de fidelidad y de coherencia a las futuras generaciones. Su testimonio nos deja una gran herencia: ser coherentes con la propia fe, es decir, obrar siempre de acuerdo a lo que creemos, hasta el final de nuestros días.
La tentación de separar la fe y la vida podemos encontrarla también hoy, de diferentes maneras, incluso con maneras que parecen mejores espiritualmente. Por ejemplo, vemos que la práctica de la fe muchas veces se presenta de forma negativa, se ridiculiza o se margina, o bien se considera una cosa de “viejos”, algo inútil e incluso nocivo para la propia existencia. Frente a esto, estamos llamados a testimoniar que la fe no es algo reservado a una etapa de la vida, sino una bendición para todos, un don que siempre merece ser respetado y honrado.
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