“No destruyan los templos paganos, más bien
hay que rociarlos con agua bendita, colocar altares sobre ellos y reliquias. En
los lugares donde se solía ofrecer sacrificios a sus ídolos diabólicos, que se
celebren festivales Cristianos, de otra forma o costumbre y en la misma fecha.
Por ejemplo: En la Fiesta de los Santos Mártires, que los fieles hagan coronas
y parrados con ramas para celebrar fiestas de caridad. Al permitir que los
conversos experimenten estos placeres
externos, la alegría del alma será más fácil de transmitir. No podemos eliminar
todo lo pagano de estas almas salvajes de una sola vez. El hombre no puede
escalar la montaña a grandes pasos, sino más bien tomando pasos lentos y firmes”
-Papa Gregorio Magno, Carta a Mileto, 601-
Con estas sabias palabras, el
Papa Gregorio Magno aconsejaba a los misioneros que envió a Inglaterra, durante el siglo VII, entre ellos
a San Agustín de Canterbury. Estas
palabras bien pudieran aplicarse hoy en día en el contexto de nuestra cultura
neopagana. No es extraño encontrar en
nuestro entorno Católicos celebrando Halloween, hasta en colegios católicos. No
hablemos de los orígenes de Halloween porque hay varias hipótesis, lo que nos
debe llamar la atención es porqué hay tanta gente dispuesta a exponerse a un culto
pagano, vistiéndose con máscaras horribles, promoviendo la cultura de la muerte
y exponiendo a sus hijos y seres queridos a envenenamiento, pedofilia, actos de
vandalismo, drogas y satanismo.
Aún en Estados Unidos, ya hay
advertencias que no proceden de organizaciones religiosas. Hay tiendas que
ponen letreros indicando que ya no quieren que entre gente disfrazada. Las
franquicias de McDonald´s han adquirido unas máquinas tipo scanner para revisar los dulces que les dan a los niños. Mediante este servicio, han detectado
navajas, vidrios, droga, agujas, ácidos y hasta pesticidas en los dulces. Una
de estas franquicias ubicada en el Sur de Arizona recogió más de 1200 libras de
dulces contaminados.
Además de este tipo de
advertencia sobre los dulces, han surgido otras que ya aparecen en los reportes
policiacos: la desaparición de niños y jóvenes que son secuestrados por sectas
satánicas y por toda una variedad de pedófilos que se disfrazan y aprovechan
Halloween, haciendo de los propios niños sus víctimas de ‘Trick or Treat’.
¿Qué podemos hacer para
evangelizar a las familias que parecen hacer caso omiso aún de las advertencias
y reportes policiacos, además de ofender a Dios? El demonio parece haber tenido
mucho éxito en convencernos de que la diversión requiere del pecado. No tiene
porque ser así, más bien lo contrario. Lo mejor está con los santos, que llenan
nuestras mentes y corazones con una gran alegría que abunda aún en quienes los
rodean. Basta revisar las biografías de
los santos y sus escritos, para darnos cuenta que su legado es una alegría y
dulzura que inunda los corazones, aún a través de lo siglos.
El demonio se ha penetrado la conciencia
de una sociedad contemporánea cuyo
relativismo moral le brinda una hospitalidad que ni siquiera ha pedido,
simplemente irrumpe porque se ha quebrantado la Comunión. Es el mismo demonio
que sedujo a Adán y a Eva, sólo que no está disfrazado de serpiente. Ahora pide
a sus seguidores que se disfracen ellos y le rindan culto, aunque sus
seguidores sean Cristianos y juren que aman a Dios. El demonio es el padre de
la mentira y la primera mentira es asegurarnos que no existe, que no hay nada
malo. ¿Estamos dispuestos a creerle si
la evidencia demuestra lo contrario?
Preparémonos y organicémonos
para decirle NO al demonio. No debemos tenerle miedo, ya que Cristo nos ha
redimido, pagando el precio de nuestra redención con su sangre y Nuestro Señor
venció la muerte y el pecado con la Resurrección. No debemos dejarle el camino
libre al demonio, más bien, hagamos efectivo nuestro Bautismo.
Muchos Católicos por ignorancia
y porque no perseveran en su fe son presa fácil. Es importante que
evangelicemos con eficacia. Es muy importante que consideremos la relación que
tenemos con las personas. Se pueden dar estas situaciones:
- Familias o parejas que celebren Halloween, pero
sin relación con sacrificios o rituales que alaben al demonio. En este caso,
valiéndonos de la confianza que les tenemos, podemos acercarnos y explicarles
lo que significa y porqué no deben hacerlo, explicándoles y hablándoles de
corazón para que acepten esta enseñanza. No olvidemos las palabras de San Juan
Bosco: “La Educación es cosa del corazón”.
- Si no conoces bien a esas personas, pero tienen
alguna relación contigo a través de tus hijos, hermanos, primos, etc., cuida de
los menores de tu familia que tengan relación con ellos, puedes acercarte a
ellos, presentarte o que te presente un amigo (a) mutuo y le puedes manifestar
respetuosamente que no deseas que tu familia participe, por tu fe. No les hagas
críticas negativas ni uses lenguaje condenatorio o insultos para ellos. Con una
actitud hostil e irrespetuosa estarías creando la impresión de que en la Fe
Católica no hay lugar para la diversión.
Hay que despedirnos con cortesía de esas personas y ponernos a sus
órdenes, con alguna tarjeta de presentación, a través del colegio de los hijos
(si es que los suyos asisten al mismo), retirándonos con amabilidad. El
testimonio vale más que las palabras. Encomendémoles en oración y Dios nos
brindará una oportunidad de acercarlos a su viña.
- La cultura ha creado momentum en los niños y a los niños les gusta Halloween, pero no
olvidemos que los niños tienen un corazón abierto. Podemos enseñarles otras
tradiciones, haciéndolos partícipes de una Fiesta con sentido Cristiano. Por
ejemplo: Organizar una fiesta en honor a María, al cierre del mes del Santo
Rosario y siendo la Víspera del Día de Todos los Santos, que vengan disfrazados
de santitos y angelitos. Se pueden crear incentivos con esos disfraces, que
aprendan algo sobre el santo que representan, un convivio para ellos, con
dulces y pastelitos. Sus maestros, sus catequistas o sus mismos padres
asegurarían que esa fiesta fuera sana y prevaleciera la alegría de los santos.
- Coloca un letrero a la entrada de tu casa que
diga ‘No aceptamos Halloween’, de tal manera que la costumbre vaya perdiendo
terreno.
Todas situaciones nos conducen a asegurar el principio
espiritual que nos proponía el Papa Gregorio Magno. Mientras la Iglesia expande
su acción misionera a otras tierras, el misionero siempre busca una interacción
con la cultura de esos pueblos que le permita ubicar la verdad y la belleza de
esas tradiciones paganas en un contexto Cristiano, de tal manera que esos
pueblos sean evangelizados y acepten los frutos de la fe, sintiéndose acogidos
en la gran Familia de la Iglesia. Cuando
los misioneros son perseguidos, como sucede en los países donde no hay libertad
religiosa, entonces la evangelización enfrenta obstáculos mayores.
Lo que inició como una fiesta de Año Nuevo en una cultura
pagana entre los celtas, se ha vuelto una fiesta secular donde no hay Año Nuevo
que celebrar. Al no haber almas, ni santos que celebrar, se ha eliminado
también la dignidad de nuestro destino como hijos de Dios y se ha reducido a
una celebración de superstición medieval con relación a los muertos. No
enviemos a los niños y jóvenes a celebrar una fiesta que se ha convertido en el
equivalente del cumpleaños del demonio, cuando esa fiesta corresponde a los
santos.
Hasta el siglo IX, la Iglesia celebraba el Día de Todos los
Santos el 13 de Mayo, durante la temporada de Pascua. Recordemos que los santos
y los mártires viven la Pascua del Señor
en su plenitud. El Año 835 fue cambiado al 1 de Noviembre para cristianizar los
tiempos paganos y traer luz a la oscuridad de la muerte, que es una esperanza
para los Cristianos.
Los santos y los mártires nos ofrecen un testimonio que
podemos adecuar a nuestra cultura. Así como cada año se reúnen las víctimas y
los familiares de los que perdieron la vida aquel fatídico 11 de Septiembre del
2001, en los ataques terroristas a las torres gemelas en Nueva York, para
recordar a sus seres queridos, incluyendo memoria en detalle de los sucedido
aquel día, también nosotros nos reunimos en torno a la Eucaristía para recordar
a nuestros hermanos mayores en la Fe, los santos y los mártires. Su muerte fue
una victoria, no fue una derrota, es por eso que no hay duelo sino celebración.
Podemos redimir Halloween con una Vigilia de dos fiestas, o
mejor dicho tres, si consideramos el cierre del mes del Rosario, unido al Día
de Todos los Santos y al de los Fieles Difuntos. Podemos mantener la celebración íntegra de
estos dos últimos, aprovechando su riqueza litúrgica, pero esa Vigilia, a
manera de fiesta comunitaria, nos permitiría evangelizar y desterrar este
neopaganismo que se ha interpuesto en nuestras celebraciones. No es la única
celebración neopagana que se cruza en nuestro camino. También tenemos los
carnavales justo en martes, antes del Miércoles de Ceniza y Mardi Grass, un popular carnaval típico
de Nueva Orleans, donde también desfilan máscaras diabólicas, manifestándose
topo tipo de degradación moral: embriaguez, drogadicción, homosexuales,
nudismo, fetichismo, etc.
En Halloween, debemos discernir el compromiso que
realizaron en nuestro bautismo nuestros padres y padrinos y que muchos ya lo
hemos hecho a nombre de otros: Mantenernos alejados de las tentaciones del
demonio. Esta temporada, la televisión nos satura con muchos programas donde se
exalta la brujería, ocultismo y los signos satánicos. Se nos asegura que es
diversión, pero no lo es. Recordemos la
advertencia en 1 Tm 4,1: “….algunos apostatarán de la fe entregándose a
espíritus engañadores y a doctrinas diabólicas”. La conexión entre ´Trick or
Treat´ y el perdón urge ser reclamada. Mientras esperemos que alguna catequista
o evangelizador creativo nos presente un formato que enseñe a los niños
correctamente este valor, ejerzamos prudencia. Hay quienes no van a dar dulces
a los que piden y si reciben algún truco que rebase el nivel de tolerancia, van
a llamar a la policía. Hay que sustituir esos anti-valores que implican invadir
la morada de otra familia, causar daños y encubrir el acto con un disfraz.
Podemos transformarlos en las virtudes y valores cristianas que debemos promover en nuestra
comunidad: Perdón, misericordia, caridad, santificación de nuestras fiestas,
humildad y otros más.
-Yvette Camou-
Bibliografía:
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Spiritual Direction. Catholic.net Forum. 2005.
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Zyromski, Page McKean. ‘How Halloween Can Be Redeemed’. St. Anthony´s
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