Mañana domingo, 13 de Marzo, se cumplen tres años desde que el cardenal Jorge Mario Bergoglio fuera elegido Papa, tras la renuncia de Benedicto XVI. ¡Qué rápido se nos pasa el tiempo ¡!! ¿Verdad?
Cuidemos ese don que es la vida, aprovechemos para sacarle partido, para ser felices y así hacer felices a los demás. Dios nos creó para ser FELICES, y el secreto está en que le conozcamos, le amemos y le sirvamos.
El Papa francisco es un ejemplo de ello. Él trata de dar a conocer al Dios que conoce, más que al dios que le han contado. En Jesucristo él ha descubierto el Rostro del Padre, la Misericordia. Se ha enamorado de Él, y lleno y transformado por ese Amor que todo lo sana y todo lo transforma, ha aceptado servirle, que no es otra cosa que querer compartir esa felicidad, sobre todo con los más infelices. Desde el primer día ha demostrado no querer jugar a ser Papa, sino a serlo. Y serlo, no a su manera, ni de la forma que pudiera estar estipulada, sino a la manera que su Señor y Maestro (lleno de Gracia y Verdad) le ha mostrado y dado a entender. Esa labor, aunque perezca bonita y romántica, no es nada fácil. De sobra lo hemos visto a través de estos tres años, y no vamos a entrar en detalles. El camino de ser el Cristo no fue nada fácil a Jesús, ni lo será nunca a los que lo recorran asidos de Su mano, pues es un camino de incomprensión y de sufrimiento a la vez que de plenitud y gozo.
___El evangelio que hoy se nos ofrece: S Juan 7, 40-53 (No dejéis de leerlo) constata la existencia de reacciones muy diversas ante Jesús. Unos ven en él al Mesías, otros al Profeta.
“”Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.””
Hay quien piensa que nadie ha hablado nunca como él; otros no lo consideran más que un farsante o un embaucador.
El relato desenmascara a quienes invocan la Escritura para justificar sus miedos, sus envidias o su soberbia: “¿pero no sabéis que de Galilea no salen profetas?” La historia se repite. Nadie está libre del demonio del engreimiento, de la cerrazón, de la podredumbre interior. El Papa Francisco, que camina sobre los hombros de sus grandes predecesores (por cierto, ¡qué hermoso oírle hablar el otro día en el avión en que volvía de México de Pablo VI “el grande!), nos ha dejado un legado precioso con su reflexión sobre la mundanidad espiritual, cáncer del discipulado y de la Iglesia.
(Pedro Belderrain, cmf)___
Que Dios nos permita ver con Sus ojos, sentir con Su corazón y pensar y hablar en consonancia, pues nadie que es FELIZ habla mal de los demás, y si es cristiano: menos de un Papa.
NO NOS OLVIDEMOS DE REZAR POR ÉL, Y SOBRE TODO DE SER FELICES.