María es consciente de su papel. Es la Madre, a quien Jesús, el Hijo debe obediencia, tal y como ocurre en todas las familias, y más en aquel pueblo de Israel. Honrar a los padres y madres, dirá Jesús más tarde es ganar la salvación. ¿Cómo iba Jesús a desobedecer la invitación de María a actuar en aquella boda a la que habían sido invitados?
Hablamos de Caná, la boda de Caná. María se da cuenta de la necesidad de aquellos esposos. Se pone en su lugar. Y sabe de su Hijo. Conoce su misión y lo hace presente de esa necesidad de aquellos esposos. Están en apuros y María, la Madre, invita a su Hijo a mirar por aquella familia y solucionarles el problema.
Deducimos que María sabe la identidad y divinidad de su Hijo. Había sido anunciada por el Ángel Gabriel, pero habían pasado muchos años, treinta años aproximadamente, y María sabe que ya es la hora de su Hijo. Y le invita a presentarse y a actuar por el bien de los hombres. En ese momento unos esposos conocidos a cuya boda habían sido invitados. Y Jesús parece oponerse, pero accede. Es fiel a la obediencia de su Madre, y, quizás, adelanta su momento. Actúa por mediación de su Madre en favor de aquellos esposos.
¿Cómo no va a actuar por todo lo que María le pida en favor de sus hijos? Porque sus hijos somos también nosotros y María, si le rogamos, actuará intercediendo a su Hijo por nosotros, por nuestros problemas, por nuestras situaciones, nuestras dudas, nuestras oscuridades, nuestros errores y pecados. María, nuestra Madre, intercede por los hombres para que se manifieste el poder salvífico de su Hijo en todos ellos y los salve y libere de todas sus miserias y pecados.
Pero, también, María nos interpela y nos invita a hacer lo que Jesús nos dice. María, eco de las Palabras del Padre en el Bautismo del Hijo, y también en la Transfiguración del Tabor, nos invita a escuchar al Hijo y a hacer lo que él nos dice y nos enseña. Meditemos bien estas palabras. María, nuestra Madre, nos cuida, nos acompaña y nos presenta a su Hijo, y nos invita a seguirle, a escucharle y a hacer lo que Él nos enseña y nos testimonia con su Amor. Amén.