1 de julio de 2017

MARÍA, MADRE DE LOS CREYENTES


Tú, María, eres la Madre de la fe. Porque tu fe nos ha traído al Salvador del mundo. Tú, María, por la fe entregaste tu vida y todo tu ser, para, acogiendo a tu Hijo, nuestro Señor Jesús, se hiciese Hombre y diese su Vida por todos nosotros. Tú, María, Madre de Dios y Madre nuestra.

María, Madre nuestra, enséñanos a creer y a fiarnos de tu Hijo Jesús. Enséñanos a mirarlo y observarlo. Enséñanos también a amarlo, y estar dispuestos a dar la vida por Él. Enséñanos a fiarnos de su Palabra, y también a obedecerle. Porque, tú eres maestra en todo eso. Maestra y Madre. Y, como Madre, estás siempre con tus hijos, cuidándolos y enseñándoles el mejor y recto camino para seguirle y llegar a Él.

María, Madre obediente, que a pesar de no entender muchas cosas, las guardabas en tu corazón confiado y abandonado a los brazos del Señor, tu Dios. Enséñanos, Madre, a ser obedientes con los mandatos del Señor, y, a pesar de no se de nuestro agrado, o de no entender muchas cosas, a confiar en la sabiduría y bondad del Señor. Porque la obediencia es el signo de la fe más característico e importante. Obedecer confiados como hacen los niños con sus padres.

María, Madre creyente, intercede por todos nosotros, para que nuestra fe no se estabilice, ni se instale, sino que crezca y camine detrás y al ritmo de la Gracia de tu Hijo, nuestro Señor. Amén.