11 de abril de 2018

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy el Papa Francisco nos habla del Bautismo. Primer sacramento que recibimos y por el que nos incorporamos a la Iglesia en Cristo Jesús. El Bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del Señor, nos dice el Papa, para morir al hombre viejo, sometido al pecado, y nacer el hombre nuevo, ese hombre nuevo del que hablaba Jesús a Nicodemo. Un hombre nuevo nacido del Espíritu Santo que, bañado por su Gracia, nos fortalecemos para vencer al pecado.

Tomemos conciencia de la Gracia que hemos recibido en el sacramento del Bautismo y seamos fieles, por su Gracia, a nuestro compromiso bautismal para responder, como el Papa nos indica, cada uno según su vocación.



PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 11 de abril de 2018


Queridos hermanos y hermanas:

Este tiempo pascual es propicio para reflexionar sobre la vida cristiana, que es la vida que recibimos del mismo Cristo. De hecho, somos cristianos en la medida que dejamos que Él viva en nosotros. Para avivar esta conciencia debemos volver al origen, al sacramento del bautismo, que es el fundamento de toda la vida cristiana, es el primero de los sacramentos y es la puerta que permite al Señor hacer su morada en nosotros e introducirnos en su Misterio.

El verbo griego «bautizar» significa sumergir. El baño con el agua simboliza en varias creencias el paso de una condición a otra, es signo de purificación para un nuevo inicio. Para nosotros, los cristianos, el bautismo nos sumerge en la muerte y resurrección del Señor, haciendo morir en nosotros al hombre viejo, dominado por el pecado, para que nazca el hombre nuevo, que participa de la vida de la Santísima Trinidad.

El bautismo también es el baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo, porque Dios nos ha salvado por su misericordia con el agua que nos hace criaturas nuevas. Nos inserta como miembros de su cuerpo, que es la Iglesia, y nos hace misioneros en el mundo, cada uno según su propia vocación, para que el mundo crea y sea transformado.


Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. En este tiempo pascual, los animo a recordar el día de su bautismo, que es el mayor regalo que hemos recibido, para que haciendo memoria de nuestra condición de cristianos tomemos conciencia de que pertenecemos a Dios y estamos llamados a ser testigos, en el ámbito donde vivimos, de la alegría de la salvación.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias.