5 de mayo de 2018

MARÍA Y EL DILUVIO RELATIVISTA




Estamos obligados a discernir los signos de los tiempos en los que a cada uno nos toca vivir, y en los presentes, con referencia muy especial al deterioro de la moral y espiritualidad en la conciencia de toda la humanidad, y del que nos han hablado con tanta claridad nuestros últimos Papas.

Y es que el renacido gnosticismo, ayudado por el reinante relativismo del que nos habla en su última exhortación nuestro querido y amado Papa Francisco, frenan con sus interminables razonamientos humanos lo que únicamente se puede alcanzar a través de la virtud teologal de la Fe.

Y de la enorme importancia que tiene la Madre de Dios, la Inmaculada en su Concepción, la que fue siempre Virgen y Asunta en Cuerpo y Alma al Cielo, es a la que me quiero referir.

Es grave, muy grave, esconder el tesoro que el Cielo ha puesto en nuestros corazones, y aún peor, negar la enorme importancia que tiene la Santísima Virgen María, con el fin de no provocar desacuerdos humanos, estando tan obligados en conciencia a dar a conocer a la Madre de toda la humanidad.

MARÍA, NO, NO ES UNA MUJER MÁS, como no pocas veces queremos hacerla pasar. Es, y lo recordaremos en otro momento, LA NUEVA ARCA DE NOÉ, con su Corazón Inmaculado abierto de par en par para poner a salvo del actual diluvio relativista a todos los que quieran entrar, sea cualesquiera su credo y su condición.

Y hoy no me quiero despedir sin decir que lo he pasado francamente mal, por atreverme a hablar de María, cuando hay tan bellísimos textos referidos a Ella en nuestra Santa Madre Iglesia. Y si he continuado, es porque puede que a alguien le sirva como primer peldaño para seguir subiendo en el conocimiento de esta indispensable escalera celestial.

andrésdeMaría