Nunca es tarde para una madre la llegada del hijo y la conversión al buen camino. Dios, es Padre y Madre, esa imagen que bien supo dibujar Rembrandt en la acogida del hijo prodigo por el Padre que se conserva en el museo Museo del Ermitage deSan Petersburgo (Rusia). Y esa debe ser nuestra actitud ante el gran Amor y Misericordia del Padre, del que el Papa nos habla hoy en la oración del Padrenuestro.
Tenemos un Padre que nos acoge y que nos espera con los brazos abiertos. Sabe de nuestras debilidades y nuestras limitaciones, que arrastramos por el pecado, pero ha enviado a su Hijo para rescatarnos y danos el perdón ganado por su Pasión y Muerte. Padrenuestro, como nos dice el Papa, es la palabra que significa todo, nuestro perdón y nuestra relación con los demás por el amor.
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Aula Pablo VI
Miércoles, 16 de enero de 2019
Miércoles, 16 de enero de 2019
Queridos hermanos y hermanas:
Seguimos con la catequesis sobre el “Padre nuestro” y lo hacemos observando que esta oración se centra en la palabra: “Abba, Padre”. Esta expresión es tan importante para los cristianos que se ha conservado en su forma original, escuchando en ella la misma voz de Jesús.
San Pablo nos dice que no hemos recibido un espíritu de esclavitud, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: “¡Abba!, Padre”. El cristiano que ha conocido a Dios y ha escuchado su palabra no lo considera como un tirano al que debe temer, sino que siente confianza y afecto hacia él, como un niño en los brazos de su “papá”.
La parábola del padre misericordioso nos enseña el sentido de la palabra “abba” a través de los sentimientos del hijo pródigo. La actitud de la figura del padre de esa parábola, que abraza al hijo después de haberlo esperado por mucho tiempo, nos recuerda el espíritu de la “madre”, que sigue amando y perdonando a los hijos, aunque no lo merezcan.
Para un cristiano, rezar es decir simplemente “abba”. En cualquier momento de nuestra vida podemos encontrar la fuerza y la alegría del corazón dirigiéndonos con confianza a nuestro Padre.
Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. Los animo a dirigirse a Dios como un Padre que nos ama y que sale a nuestro encuentro. No se cansen de llamarlo; porque él como Padre bueno viene a sanar nuestras heridas y a restablecer la alegría de ser sus hijos.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias.