3 de octubre de 2019

AUDIENCIA DEL PAPA FRANCISCO

Hoy el Papa nos habla de la evangelización que va unida al ser cristiano y que, en tiempos de persecución produce el efecto contrario, en lugar de detenerse se expande. Hoy está ocurriendo algo parecido. La Iglesia se mantiene firme y, a pesar de que cada día muchos dan su vida por su fe en Jesús, nuestro Señor, la Palabra de Dios sigue anunciándose por el mundo. También nosotros, por nuestro compromiso de bautismo, tenemos que proclamar con nuestra vida y nuestra palabra el anuncio de la Buena Noticia de Salvación.




PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Miércoles, 2 de octubre de 2019


Queridos hermanos y hermanas:

Como hemos escuchado en la lectura de los Hechos de los Apóstoles, después del martirio de Esteban se desató en Jerusalén una violenta persecución contra la Iglesia, muchos cristianos tuvieron que dejar la ciudad y se dispersaron por Judea y Samaría. Esa persecución en lugar de detener la evangelización, la impulsó, y así lo observamos en el testimonio del diácono Felipe que fue a evangelizar las ciudades de Samaría, donde el anuncio de la Palabra estaba acompañado por muchos signos de liberación y curaciones.

Fue también durante esa misión que el Espíritu Santo llevó a Felipe hacia un extranjero que se dirigía a su tierra e iba leyendo el cuarto canto del “Siervo del Señor”, del libro de Isaías, sin comprender su significado. El diálogo entre Felipe y ese hombre, que reconoció no entender la Palabra de Dios, nos dice que no es suficiente leer la Escritura, ya que la clave para entenderla se encuentra en Jesús, Palabra encarnada del Padre, que con su misterio pascual le da pleno sentido. El encuentro con Felipe impulsó al etíope a pedirle el Bautismo, y al recibirlo lo convirtió en un hombre nuevo y lo marcó con «el sello» de la alegría del Espíritu Santo, fuente de esperanza para su camino.

Saludos:
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y de Latinoamérica. Hoy, memoria litúrgica de los ángeles custodios, pidamos al Señor que nos conceda, por su intercesión, el don de su Espíritu Santo, para que haga de todos nosotros los bautizados anunciadores valientes del Evangelio, dando cabida en nuestra vida a la acción de Dios, que nos hace criaturas nuevas y criaturas libres. Que el Señor los bendiga.