Tú no eres Señor, un Dios impasible, no eres distante y duro con los hombres. Tú conoces nuestra debilidad, nuestras tendencias orgullosas, violentas y egoístas. Conoces bien todas nuestras miserias. Tú eres misericordioso y compasivo Tú padeces y con-padeces, Tú eres compasión.
Compadécete de nosotros. Se tú mismo, Señor. Ven, Señor, a socorrernos. Si nos ves caídos, levántanos con la mano de tu Espíritu. Si nos ves enfermos, cúranos con el aceite de tu Espíritu. Si nos ves manchados, límpianos con el agua de tu Espíritu .Si nos ves cobardes, fortalécenos con el fuego de tu Espíritu. Si nos ves engañados, enséñanos con la luz de tu Espíritu. Si nos ves tristes, alégranos con la risa de tu Espíritu. Si nos ves mezquinos, agrándanos con el amor de tu Espíritu. Si nos ves solos, acompáñanos con la presencia de tu Espíritu, y de tu hijo, y quédate con nosotros, dulce huésped, o métenos dentro de tu inmenso Corazón. Amén.