Señor Jesús, enséñanos el sentido del ayuno. Concédenos sentir la necesitad de purificación interior; para desintoxicarnos de la contaminación del pecado y del mal; para templar nuestro espíritu en las saludables renuncias, que nos libran de la esclavitud del egoísmo y los caprichos, que nos ayudan a dominarnos y conducirnos a nosotros mismos.
Que sepamos ayunar de todo lo que nos separe de Ti, aunque sea bueno, de todo lo que nos encierra en nosotros mismos y no nos deja mirar y amar a los hermanos.
Que nuestro ayuno de alimento y de cosas nos impulse a comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre; nos anime a fortalecer la amistad contigo y a alimentarnos de tu Palabra, de tu amor.
Que el ayuno nos ayude a vivir no para nosotros mismos, a vivir para Ti, Señor, que nos amaste hasta la entrega, y a vivir, también, para los hermanos.
Qué nuestro ayuno cuaresmal sirva para compartir el hambre de los que no tienen pan y amistad; para sentir en nuestras carnes la angustia de los que no pueden alimentar a los suyos; para compartir con ellos lo nuestro con más amor y más generosidad. Amén