Ya pasaron 6
meses de la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI.
El martes 13 de
Agosto fui a misa y al escuchar la lectura del libro de Deuteronomio
31,1-8 entendí mas en profundidad el
porque de la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI. A continuación les
comparto la lectura y la carta de dimisión de Benedicto XVI y para finalizar mi
conclusión
Deuteronomio 31,1-8.
"Ya tengo ciento veinte años. En adelante no podré ejercer ninguna actividad; además, el Señor me dijo: 'Tu no pasarás el
Jordán'. El Señor, tu Dios, es
el que cruzará delante de ti; él eliminará de tu presencia a todas esas
naciones, y tú las desposeerás de sus dominios.
Será Josué el que cruzará al frente de ti, como el
Señor lo ha ordenado. El Señor tratará a esas naciones como trató a Sijón y a Og - los reyes
amorreos - y a sus países, cuando los destruyó por completo.
El las pondrá en tus manos, y entonces ustedes deberán
comportarse con ellas conforme a la orden que les di. ¡Sean fuertes y valientes! No tengan miedo ni tiemblen ante
ellas. Porque el Señor, tu
Dios, te acompaña, y él no te abandonará ni te dejará desamparado".
Después Moisés llamó a Josué y le dijo en presencia de todo
Israel: "Sé fuerte y valiente. Tú irás con este pueblo hasta la tierra que
el Señor les dará porque así lo juró a sus padres, y tú los pondrás en posesión
de ella.
El Señor irá delante de ti, él estará contigo y no
te abandonará ni te dejará desamparado. No temas ni te acobardes".
"Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres
causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente
mi conciencia, he
llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio
petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual,
debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en
no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas
transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la
fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo
como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en
mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el
ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al
ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005,
de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la
sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien
tiene competencias, el cónclave para la elección
del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el
amor y el trabajo con
que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo
Pastor, Nuestro Señor Jesucristo,
y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los
Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia
de Dios con una
vida dedicada a la plegaria.
Al leer la lectura y la carta de Benedicto XVI
encontramos algunas coincidencias, en primer lugar se da el encuentro del guía, del pastor y de su
pueblo, su rebaño. Benedicto comienza
diciendo que ha convocado al consistorio
para anunciar una noticia de gran importancia para la Iglesia y aquí se refleja
el sentido de comunidad, el reunirse
como hijos de Dios que también se ve reflejado en la lectura al reunirse Moisés
con el pueblo de Israel.
Ambos remarcan que ya tienen una edad avanzada y que por este motivo no puede seguir guiando al
pueblo, como dice Benedicto: “Se necesita vigor tanto en el cuerpo como en el
espíritu”. El reconocerse sin fuerzas es un gran gesto de humildad que prevalece sobre el poder que se tiene al ser
el guía del pueblo, significa renunciar a los honores que se tendrían al llegar
a la tierra prometida y los honores que se tendrían al terminar su vida como
Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
Algo muy importante para destacar es que ambos
supieron aceptar la voluntad de Dios,
escucharon la voz de Dios, Moisés: “El
Señor me dijo” y Benedicto: “Después de
haber examinado ante Dios
reiteradamente mi conciencia”. Sin lugar a duda ambos realizaron un discernimiento
previo y escucharon la voz de Dios
antes de dar este anuncio.
Demuestran un gran gesto de humildad al renunciar y
dejar que otro hombre ocupe sus lugares que sea otro el que guié al pueblo, en
el caso del Antiguo Testamento Moisés da su lugar a Josúe y Benedicto XVI
solicita la convocatoria a un conclave para elegir al nuevo Sumo Pontífice.
Ambos dirigen un mensaje al pueblo, Moisés – “¡Sean fuertes y valientes! ” ;
Benedicto XVI agradece por el amor y el trabajo
realizado y pide perdón por sus defectos –gesto de humildad-
Por ultimo algo muy importante que quisiera destacar
es que en ambos casos queda claro que Dios
es quien guía a su pueblo a través de seres humanos que se entregan a sus
manos y son dóciles a su llamada. Moisés le dice a Josué: “El Señor irá delante
de ti” y Benedicto XVI dice: “la Iglesia al
cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo”
Sin lugar a duda estos hombres fueron obedientes a la
voz de Dios y mostraron un gran gesto de
humildad al renunciar y dejar de lado el poder y los honores como líderes y
guías del pueblo de Dios.
Diego Olivera - Argentina
En este gesto podemos pensar que se repiten
las
palabras de Moisés a Josué:
"Sé fuerte y valiente. Tú irás con este pueblo.
El Señor irá
delante de ti"